Cataluña es un territorio que fusiona la urbanización de grandes ciudades como Barcelona con la riqueza paisajística de los pueblos del interior y el litoral. Cada uno de estos pequeños rincones tiene su magia y, si eres un amante de la riqueza arquitectónica del país es imprescindible visitar estos diez pueblos, que según la revista Timeout son los que se consideran los más bonitos de Cataluña.
Cadaqués
En primer lugar, liderando el ranking, Cadaqués es el pueblo considerado el más bonito de Cataluña. De la antigua villa fortificada quedan un Baluarte, que acoge el Ayuntamiento, y un portal de arco rebajado que daba en la playa, pero hoy en día todavía es un auténtico paraíso para disfrutar de la historia artística de Cataluña.

Caldes de Montbui
En segundo lugar, siguiendo el ranking, tenemos Caldes de Montbui, al Vallès Oriental. Un pueblo característico por sus aguas termales es el lugar ideal para pasear por las calles medievales y ver la riqueza histórica del pueblo.

San Martín de Ampurias
En la tercera posición del ranking, la revista sitúa San Martín de Ampurias (Alt Empordà). Entre las playas de la Costa Brava y los caminos costeros se levanta el pueblo que, a pesar de tener pocos metros cuadrados, cuenta con una enorme riqueza cultural. Desde una emblemática iglesia, las ruinas del castillo y muestras del modernismo catalán.

Meranges
Situado a 1.590 m de altitud a la parte gerundense de la Cerdaña, y haciendo frontera con Francia y Andorra, es un lugar ideal para aquellos que quieran huir de los lugares más turísticos y comerciales de la comarca. Es, también, uno de los lugares preferidos para los excursionistas, puesto que sirve a la perfección para convertirse en un campo baso que te permita explorar la riqueza paisajística del norte catalán.
Bagergue
Alejado de los esquiadores y los hoteles que se llenan a tope cuando empieza la temporada de esquí, Bagergue todavía conserva el encanto montañoso del Valle de Arán. El frío en invierno y el rocío en la primavera acompañan la Iglesia de Sant Feliu del siglo XIII y el santuario de Santa Margarida, que se convierten en dos visitas obligadas en una escapada en familia por la montaña.
