El vandalismo de los grafitis contra los trenes y las estaciones de Renfe costa más de 10 millones de euros anuales al operador ferroviario. Según la compañía, el año pasado gastó 10,4 millones de euros –unos 28.000 euros diarios– en equipos de limpieza y dispositivos de seguridad, partida en la que se incluye el personal, los sistemas de videovigilancia y el nuevo sistema de drones que se implementará en el futuro.
La compañía ha lamentado que la oleada de grafitis en trenes y estaciones también tiene consecuencias en el servicio, puesto que se producen retrasos por la acción de los grafiteros y se tienen que suspender trenes por falta de visibilidad para los maquinistas. Los grafitis también tienen una afectación en elementos de seguridad y causan molestias a los viajeros por culpa del olor a pintura. En 2022 los vándalos pintaron casi 33.000 metros cuadrados de superficie de trenes.

Más de 1.500 intrusiones de grafiteros en un año
Renfe ha denunciado casi 1.500 intrusiones de grafiteros a sus instalaciones, una media de cuatro actos vandálicos al día, que supusieron unas 4.000 horas de trabajo para los operarios encargados de la limpieza. En todo el estado español, el operador gastó 25,2 millones de euros el año pasado, unos 69.000 euros diarios. Los grafiteros malograron 80.000 metros cuadrados de superficie de trenes y se denunciaron más de 3.550 intrusiones a las instalaciones del operador, una media de 10 actos vandálicos en el día.
Agentes de seguridad de la compañía abortaron 729 intentos de intrusión de grafiteros y detuvieron a 33, mientras que las fuerzas de seguridad han puesto 150 personas a disposición judicial por vandalismo. Así mismo, la compañía explica que retirar los grafitis también supone un derroche de energía, puesto que los trenes se tienen que desplazar hasta los centros de limpieza. El consumo eléctrico de los desplazamientos equivale a 400.000 kWh o, lo que es lo mismo, el consumo de 44.000 hogares durante un día o de 36 millones de bombillas encendidas durante una hora.