Ha vivido varias largas temporadas al aire libre. Aquí y en California. Desde hace tres años anda a la intemperie por Barcelona. En Arrels, la entidad que trata de acompañarlo, a esto lo llaman “situación de calle”. Salvador Rodríguez, “en situación de calle”, es delgado, muy delgado, y muestra algunas costras en la piel en los codos, los brazos. Da un poco de pena. Tiene unos ojos muy claros y pocas dientes. Cuando ríe muestra una dentadura deshecha. Comenta que él mismo cuando le han hecho verdadero daño se ha arrancado algunas. Donde él no llegaba ha llegado, si no, a golpes, algún compañero. Se mueve con penas y trabajos porque sufre un pinzamiento en la columna. No puede parar sentado porque es cuando se sienta que más le duele. Se piensa las respuestas y, si quiere profundizar, hace voz trascendente. Habla un catalán salpicado de anglicismos. Ante alguna pregunta que requiere cierta reflexión se pasa al castellano y entonces su acento pierde definición y se hace ultramarino, como mexicano quizás. Quedamos al lado de una cafetería donde dice que lo cuidan y lo agasajan, que le dan los bocadillos sobrantes cuando acaba el día. Salvador Rodríguez es un sintecho que filosofa, un punto travieso y un punto profundo. Lleva ropa limpia, móvil y unas Ray-Ban con patillas finas. Guarda la ropa en un trastero. Es, bien visto, un caballero de la calle. Está a punto de cumplir sesenta años. Con esperanza, aún.

¿Cómo ha llegado hasta aquí?

Lo explico así, rápido, haciendo corta una historia larga. Yo soy de Barcelona, hijo de madre gallega, que vino aquí cuando era pequeña. Antes de las Olimpiadas, me fui a la emigración. Concretamente, a Alemania. He estado casi toda mi vida fuera de Barcelona. Después, emigré a California, donde viví veinte años. Hace siete años volví a Barcelona. Tengo todavía a mi madre en Tortosa. Tengo, además, dos hermanas. Básicamente, soy una persona que he estado siempre fuera. Cuando he vuelto, me siento desarraigado.

En cuanto a mi vida laboral, fuera siempre he tenido trabajo, un lugar donde vivir, pero también a veces no he tenido acceso a la vivienda. Para mí, es normal vivir en la calle. En California es muy normal. Allí vive mucha gente en la calle. In and out. En Barcelona soy el último de la fila. ¿Me entiendes? Ya soy mayor y he vuelto. No quiero vivir en la calle en ningún sitio. Quiero estar aquí, en Barcelona, en Cataluña. Aquí tengo a mi familia. Barcelona es un lugar muy complicado. Es muy difícil competir en el mercado laboral, encontrar una habitación… Preferiría una vida más tranquila, en un lugar más pequeño y más asequible, pero ahora estoy aquí.

¿Cuál es su oficio?

Soy pintor decorador. Es lo que hacía en California. Me gustan muchas cosas: la carpintería, el metal, la decoración, la jardinería…

¿Qué edad tiene?

Voy a cumplir ahora sesenta años el mes que viene.

¿Le resulta complicado encontrar trabajo en Barcelona?

Muy complicado.

¿Por qué? Hace falta gente que sepa de un oficio…

Básicamente porque, aunque yo tenga bastante experiencia, a mi currículum le falta formación. Yo necesito más. Y además, obviamente hay gente más joven, más preparada que yo, más fuerte. Con más ganas de trabajar, supongo. Competir en este mercado para mí es bastante difícil.

¿Lo ha intentado?

Sí. Lo intento. He ido a muchas entrevistas. De relleno. Ya me he dado cuenta.

¿Qué quiere decir “de relleno”?

Tienen que hacer un número determinado de entrevistas, pero algunas son solo para llenar el expediente. Yo voy, pero… Aunque la entrevista vaya bien, yo ya sé que no me cogerán, que no me llamarán…

Salvador Rodríguez Crespo, sense sostre. Barcelona 06.08.2025 | Mireia Comas
«No puedo llegar veinte años después y decirle a mi hermana: Hello!» | Mireia Comas

Dice que tiene dos hermanas y una madre. ¿No puede vivir con alguien de su familia?

No. Tengo una hermana con una discapacidad. O dos. No sé cuántas tiene. [Sonríe]. La otra, la pequeña, tiene una familia muy grande. Tiene cinco hijos y tres nietos. Ha logrado tener este núcleo de la familia. Ya tiene su vida hecha. No puedo llegar yo, después de veinte años, y decir: “Hello! ¡Aquí me tenéis!”. Yo hago mi vida y ella me apoya. Cree en mí. Sabe que lo puedo hacer. He llegado a Barcelona como cualquier que llega con veinte años. Para mí es igual. Tengo los mismos objetivos. Encontrar un día un lugar donde dejar mis cosas, mis herramientas, donde desarrollarme.

¿Cuánto tiempo hace que vive en la calle en Barcelona?

En noviembre hará tres años. Desde la última vez, en esta última etapa. Yo alquilaba una habitación en la Sagrera a una señora de 77 años. Esto fue después de la pandemia, que hice esta transición. Pasé la pandemia en una residencia, en el Hort de la Vila, en Sarrià. Antes de eso llevaba dos años en la calle. Calle, residencia, habitación, calle… Pero luego la señora de la habitación me dijo que la necesitaba, que venía su hija del Perú… Pero se veía venir. Porque yo ya estaba fuera del mercado, no tenía trabajo… Ya no podía, ya no puedes. Si quieres alquilar una habitación, ellos quieren ver una nómina, que tienes trabajo. Si tienes una ayuda del gobierno, no es lo que la gente quiere. No quiero decir que sea imposible, pero la gente quiere que tengas una nómina. Además, hay mucha gente que quiere una, de habitación. No soy yo solo. Hay muchos con el perfil que ellos buscan: una joven, estudiante, que no fume…

¿Cómo vive en la calle? Antes me comentaba que tiene una zona controlada, que ha hecho suya… ¿Cuál es su día a día?

[Deja pasar un rato mientras lo piensa]… Es que es muy diferente. Cada persona lo vive diferente…

¿Cómo lo vive usted?

Tengo lugares que he hecho míos… Unos locales, aquella cafetería, un gimnasio, un trastero, el parque que me gusta… Pago un trastero y tengo mi carrito y algunas cosas. De esta manera me ahorro tener que sufrir llevándolo conmigo y vigilando que no me lo quiten. Hay lugares donde voy a comprar y donde ya me conocen. Cada uno pasa el tiempo como puede. Tenemos cada uno nuestras rutinas.

¿De dónde saca el dinero? ¿Cómo puede comprarse la comida?

La gente de la calle tiene sus sistemas para ganar dinero. Algunos buscan chatarra, otros buscan cosas para vender, otros piden… Yo no. Yo solo tengo los ingresos que me dan…

¿Quién se los da?

Cobro la renta garantizada, que debo renovar cada tres meses. Has de renovar también la búsqueda de empleo. Yo busco empleo. Vivo con eso: 700 euros al mes.

Con eso al menos puede comer…

Depende de cada uno. A mí no me llega. Vivo muy bien durante dos semanas y luego paso dos muy mal.

Me decía antes que en aquella cafetería lo conocen, lo tratan bien y cuando termina el día le dan los bocadillos que les han sobrado.

Sí, sí, sí. Si no fuera por ellos, ¡madre mía! Al menos te quitan el hambre.

¿Y dormir?

También cada uno tiene su spot. Cada uno tiene su lugar. Los hay mejores y los hay peores. Ninguno es perfecto. Yo tengo uno de verano, que me gusta bastante, que es nuevo, pero que, si llueve, me mojo. Y luego tengo el de invierno, que no es tan confortable, pero que está resguardado, no me mojo y puedo dormir.

¿Qué pasa si llega un día y se encuentra a otra persona que ocupa su lugar?

Pues… que me tengo que buscar otro. [Ríe].

¿Tiene miedo de dormir en la calle, de vivir en la calle?

Hombre, claro que sí. Siempre tienes miedo de que no te pase algo. A veces no te pasa a ti, pero le pasa a otro, a alguno de tus compañeros. Siempre pasan cositas. Podrían estar todos muy bien, pero… Eres muy vulnerable. Es muy diferente ser joven y sentirse fuerte. Si eres mayor… [chasca la lengua contra el paladar]…

¿Le ha pasado alguna cosa de la cual guarde un mal recuerdo?

Sí. Me han pasado cosas. Y tanto. Pero ya hace tiempo. Hace dos años que no me pasa nada. No quiero vivir con miedo, pero sí que has de estar siempre en alerta y un poco has de tomar precauciones.

Salvador Rodríguez Crespo, sense sostre. Barcelona 06.08.2025 | Mireia Comas
«Mi móvil… tienes que mirar que cuando duermes no venga alguien y te lo quite» | Mireia Comas

¿Qué quiere decir tomar precauciones? ¿Qué medidas le pueden dar seguridad?

[Ríe]. No te lo sabría explicar. Pero sí, por ejemplo, mi móvil. Tienes que mirar que cuando duermes no venga alguien y te lo quite. Hay mecanismos. Si alguien te quiere quitar algo, hace ruido: ¡plic! Yo me despierto. Tengo un sueño ligero y me despierto.

Pero eso quiere decir descansar mal.

¡Oh, claro! Esto no es un hotel.

Entre ustedes, la gente que duerme en la calle se conocen, se ayudan?

Sí. Nos queremos mucho.

¿Cuántos amigos tiene usted en la calle?

Yo tengo unos amigos increíbles en la calle. Muchos. Me quieren muchísimo, me respetan, me ayudan, nos lo pasamos bien. Y nos ayudamos siempre en todo.

¿Y enemigos?

Alguno, alguno, sí. Hay bullys, también. Y borrachos. Con los borrachos, tienes que ir con mucho cuidado. No porque sean mala gente ni nada de eso, pero cuando beben están muy pesados y cualquier cosa que digas se la pueden tomar muy mal. Tienes que ir con cuidado. Mis amigos y yo no diré que somos abstemios, pero casi. No bebemos. Nosotros fumamos cannabis…

La policía, la guardia urbana, ¿les molestan de alguna manera?

Noooo. Nos conocen y nos ayudan si pueden. A veces se te acercan y te preguntan si todo está bien. Eso está bien.

Usted tiene otros amigos, la gente de la Fundación Arrels…

Eeeeeh… Más conocidos. Algún amigo, también, parece que tengo…

¿Le ayudan?

Más que Arrels, sus servicios. Los voluntarios que siempre vienen a mirar que estemos bien. Se interesan. Los voluntarios y los monitores de Arrels están muy bien. Son muy profesionales. ¡Dios mío, qué paciencia tienen! Tienen una tranquilidad, un cool… Muy bien. Te hacen sentir muy cerca. Porque, claro, hay unos caracteres…

¿Cómo se controla la salud?

Yo tengo tarjeta sanitaria, doctora… Voy a urgencias al Sagrat Cor, que también lo hacen muy bien.

Tiene la boca mal…

La boca, sí… pero ahora mismo lo tengo bastante estabilizado. Hubo un tiempo en que estaba bien fastidiado. No podía comer, no podía dormir, estaba siempre dolorido, con dolores de cabeza. Lo he pasado muy mal y me he tenido que sacar yo mismo alguna pieza. Las otras… algunos amigos me han hecho el favor de sacármelas ellos. En fin, ahora está estable. Pero me tendría que sacar todas las piezas que me quedan. No puedo salvar ninguna. Y tratar de conseguir una prótesis. Pero, vaya, eso ahora mismo no me lo puedo plantear. A lo sumo podría llegar a alguna limpieza y a algún empaste.

¿Cómo entra el concepto aburrimiento en su vida?

Es una buena pregunta, eso del aburrimiento… No es un aburrimiento convencional. A veces siento un aburrimiento muy profundo. En realidad, no me aburro nunca, pero a veces tengo una sensación de aburrimiento profundo. No sabría cómo describirlo… Nada me satisface. Ni siquiera las casas bonitas, las cosas hermosas… Nada me llena. Como si el corazón ya no… A veces sí que siento eso…

¿Y sentir la necesidad de acabar con todo, con la vida?

Sí, sí, sí. Tirarte al tren o incluso asesinar a algún político o hacer un acto así suicida… Es horrible.

Salvador Rodríguez Crespo, sense sostre. Barcelona 06.08.2025 | Mireia Comas
«La política solo me interesa a nivel filosófico» | Mireia Comas

Ya que habla de ello, ¿qué piensa de los políticos?

La política solo me interesa a un nivel filosófico, si quieres. Los sistemas políticos, los económicos… Ya lo miro, eso. Pero no me interesa ningún político concreto. Creo que tenemos los políticos que merecemos. No es que piense que los otros países tienen mejores políticos que los nuestros. Tampoco lo pienso, eso. Necesitamos cambios, pero el problema es que ahora ya no hay liderazgos, ya no hay ideologías. Como he vivido en Estados Unidos, para mí en Europa todo es como muy arcaico. Todo este sistema de los reyes, de las monarquías, me parece como muy vetusto, pero, como explicas eso, la cultura, a la gente. Escucha, a cada uno le gusta su rey, su país… No, yo no me meto en la política.

Quizás Europa es decadente, sí, pero aquí al menos tenemos garantizada la asistencia social y los servicios públicos…

En Estados Unidos no hay asistencia social, es verdad… No, no es eso. Hay un poco, para las familias, para cierta gente… Pero, claro, aquello es diferente. Allí hay un sistema económico diferente. La economía es diferente…

Es más dura.

Es más dura, sí, pero si tú estás fuerte y puedes competir… ¿Por qué me quedé allí? Me fui de vacaciones, pero yo tenía trabajo toda la semana. Ganaba cien dólares cada día y me pagaban el viernes. Y me pagaban también el almuerzo. Tenía trabajo y cada semana, ¡pum!

¿Por qué se volvió, entonces?

Hombre, me volví veinte años después. Cuando eres fuerte, eres joven y puedes competir…. Tú puedes buscarte la vida aunque no tengas ni papeles. Es diferente. Y en la calle es verdad que el gobierno no tiene asistencia, pero las iglesias, las comunidades, la gente… Sí que hay una red, una net, que hace que allí puedas encontrar comida ese día… Allí, en ese otro lugar, vienen los farmacéuticos. Allí encontrarás duchas…

Hay una red, pero no es el Estado, no es el gobierno, no es el ayuntamiento… El ayuntamiento hace cosas, también, pero tú puedes encontrar la net, porque allí hay una comunidad increíble de gente viviendo en la calle. ¡Son miles de personas! Y tienes que encajar de alguna manera. O no. Tienes que encontrar tu lugar, conectarte. Estudiar o trabajar, hacer lo que tú quieras. Yo hice mi empresa, me casé, trabajé para compañías, hice proyectos maravillosos, trabajé en lugares increíbles. ¡Mansiones pintadas a cuatro colores, decoración guapa!

¿Y qué pasó? ¿Cómo es que no pudo ahorrar ni que fuera un poco?

Cuando vine a Barcelona tenía unos ahorros. Pero, mira, la primera cosa, cuando fui a abrir una cuenta en La Caixa me dijeron: “No le podemos abrir una”. –“¿Y por qué?”. –“Porque, si no tienes una nómina, no te podemos abrir una”. Y me dijeron también: “¿Y tú dónde vives?”. –“Yo es que acabo de llegar y no tengo una dirección. Estoy en una pensión, aquí en Gràcia”. –“No, no, no, no te podemos abrir una cuenta”. –“Pero es que yo tengo 2.000 dólares que no quiero llevar encima”. –“Muy bien, pero si no nos dices de dónde han salido esos 2.000 dólares, no te podemos abrir una cuenta”…

Ha vivido veinte años en California. ¿Qué piensa ahora de Donald Trump?

[Lo piensa]. Hombre, casi diría que es el personaje perfecto para el drama que se nos avecina. Y lo veremos, este drama. Será algo brutal. Pero confío en que en Estados Unidos habrá una revolución y superarán esto de ahora. Allí hay gente muy inteligente, muy capacitada. Ellos aman mucho su libertad. Mucho. Han sido engañados, les han robado. Pero les han engañado muchos años. No es solo Donald Trump. No es solo este, aquel o aquel otro. Es todo. Todo esto se hunde y viene algo nuevo. Y aquí también.

Ahora, aquí, en Europa, tenemos que ir con mucho cuidado. Aquí nos gusta repetir el pasado. Hay gente que dice que en los setenta se compraba un piso. “Sí, hombre, ¿tú en los setenta te comprabas un piso?”. El otro día me vino uno y me dijo que Franco hizo mucha vivienda social. Tenemos que ir con cuidado con los discursos. ¿Me entiendes?

¡Y tanto!

Y no solo aquí. En toda Europa. Europa… tratando tan rápido de crecer hacia el Este sin integrarlos. Esto no va a funcionar. Hay unas líneas rojas que no se deben cruzar. Y si piensas que con armas y cañones controlarás la situación, esto es un desastre. Tenemos que tener mucho cuidado…

¿Cómo se lo hace ahora?

¿Con qué?

Con el dinero. ¿Dónde lo tiene, si tiene?

Yo no llevo nunca un euro encima.

¿Y dónde le ingresan los 700 euros?

Lo hago todo digital. Lo muevo todo desde el móvil.

Por lo tanto, sí que tiene una cuenta corriente.

¡Claro! Ahora sí. Pero cuando llegué, con los ahorros de California, que tampoco era tanto… Hombre, si hubiera venido con millones, entiendo que me preguntaran si procedían del narcotráfico. “¿Qué has hecho tú?”. Pero, yo llevaba una cifra que tampoco era tanto. Cinco mil, seis mil… Ahora estoy en el ING. Prefiero los bancos digitales. Aunque ING tiene una oficina aquí, todo digital.

¿Qué piensa de la gente que vive mejor que usted, de los que viven bien, cuando los ve pasar?

Bien. Muy bien. Sin problema.

No siente un cierto malestar, una cierta ira, por esta diferencia social?

No. Al contrario. Me encanta. Una de las cosas que más me gustan de la vida es cuando pido mi café, me fumo mi cigarro… Me encanta ver de buena mañana la gente que va al trabajo. ¡Me encanta ese momento! La gente que se va al trabajo o que lleva a los niños a la escuela… Lo disfruto mucho. Tengo mucho respeto por la sociedad, no les puedo reprochar nada.

¿Y qué falla en esta sociedad para que haya gente que tenga que vivir como usted, en la calle?

[Lo piensa un rato]. No te lo sabría decir.

¿Cómo podríamos hacer para que eso no pasara?

Creo que deberíamos diferenciar… Es una cosa… Como yo lo entiendo… A mí me gusta mucho toda la filosofía oriental, el taoísmo y el budismo. Esto no me lo esperaba, pero cuando fui a California encontré Asia. Es maravilloso. Esta gente es muy inteligente. Mira, una cosa es sacar a la gente de la pobreza y otra que la gente genere riqueza. Una cosa no excluye la otra. Tenemos que hacer que nadie se quede atrás. Y después quien quiera despuntar, ¡venga!, también te ayudamos, también te apoyamos. ¿Qué quieres hacer, una compañía? ¿Quieres invertir? ¡Venga! Cuidamos al mismo tiempo a la gente mayor, la gente pequeña, nuestros animales, los jóvenes, la educación, la sanidad… Y también el new work. Si hacemos esto, podemos competir en el mundo y ser líderes. Tenemos un potencial increíble.

¿Un potencial dónde, en Cataluña?

En Cataluña, en España, en Europa… Pero sí. Aquí en Cataluña tenemos gente joven muy cualificada. Aquí no se puede emprender nada, porque todo se va en el alquiler. Aquí no somos competitivos porque solo tenemos turismo. Y el turismo y el alquiler son la misma cosa. La construcción y los restaurantes, todo es lo mismo: turismo. No salimos de aquí. Por eso no tenemos tecnología y no estamos innovando. No producimos nada. Todo se va en el alquiler y todo es turismo. ¡Estamos atrapados! Hay un mercado para el sector inmobiliario, que ganan dinero, me parece muy bien, pero tenemos que asegurar que la gente trabajadora tenga acceso a la vivienda y que su sueldo pueda aprovecharse más. Gano lo mismo, pero no se va todo en el alquiler. Puedo ahorrar, puedo invertir, puedo emprender, puedo pagar estudios a mis hijos… Pero aquí estamos todos atrapados. No podemos competir con la gente que viene de fuera con mucho dinero o con las empresas y los grandes fondos de inversión exteriores…

Salvador Rodríguez Crespo, sense sostre. Barcelona 06.08.2025 | Mireia Comas
«Una ideología en el papel es perfecta, pero llevarla a la práctica es muy difícil» | Mireia Comas

Lo veo de líder político…

No. No soy administrador, no sé administrar nada. Ahora, filosóficamente, sí que me gusta mirar las cosas desde una cierta perspectiva, sin una ideología predeterminada. No digo que las ideologías sean malas, pero, claro, una ideología en el papel es perfecta, pero llevarla a la práctica es muy difícil. Cada uno va a lo suyo, mira lo suyo.

¿Tuvo pareja en Estados Unidos. Aquí no querría tener?

¿Yo tenía una pareja allí? Sí, bueno, mira… Eso de la pareja no es ninguna prioridad ahora. [Ríe]. Yo tengo un nivel que no… Estoy fuera del mercado.

¿Qué más espera de la vida?

Ahora, de verdad, estoy bastante motivado. Quieras o no, como que pronto haré 60 años, ahora es el momento que tengo que pedir de mi cuerpo y de mí mismo si quiero luchar. Tengo que comer mucho. Necesito nutriment. Alimentación, descanso y trabajo. Trabajar las piernas, reforzarlas, combatir la sarcopenia. Todo esto me tiene motivado. No quiero rendirme. Intentaré luchar.

¿Y proyectos?

Sí. Tengo cosas, pero no quiero hablar de ello. Son proyectos que, si salen, bien, pero que mejor no hablar de ellos antes. No sea que no se hagan. Confío en que ahora en septiembre, octubre, noviembre, terminaré el año fuerte. Comenzaré el año fuerte, con expectativas, expectations… Y veremos qué pasa.

¿Tiene fe en la condición humana, en las personas?

[Lo piensa mucho]. Ssssssí…. El ser humano… Es muy complejo, porque no sabemos ni quiénes somos. Los seres humanos estamos todavía en un proceso de descubrimiento. En un proceso de constante descubrimiento. Y no se acaba nunca. Es un viaje infinito. Los budistas creen en la reencarnación. Yo creo que sí, que nos reencarnamos, pero hay algo arquetípico, que se repite siempre. Pero bueno, la humanidad… Tengo esperanzas, sí. Ojalá que sí. Ahora creo que vienen cambios geopolíticos. Veremos cosas increíbles. Habrá conflictos. Y quizás aquí en Europa no estamos preparados. Estamos muy acomodados. Damos por consolidadas muchas cosas. Muchas libertades. Muchos derechos. Pensamos que siempre ha sido así. Y la paz es muy frágil. Es muy valiosa, pero es mírame y no me toques.

Si se ha de reencarnar, si hay más vidas, ¿en qué le gustaría hacerlo?

[Ríe]. Yo siempre lo que digo es que ya no me quiero reencarnar más. Ya he tenido bastante. Seriamente, no estoy seguro de que eso lo puedas elegir. No sé mucho yo de estos temas. Antes sabía más, estudiaba más, practicaba más. Ahora es más residual. Ya lo tengo incorporado, pero no le doy muchas vueltas a estas cosas… Me gusta mucho hacer el crucigrama de La Vanguardia. Me encanta. Me gusta mucho tocar la guitarra. El ajedrez, pero no contra los seres humanos. Contra la máquina. Más impersonal, menos estrés. Me gusta todo lo que es tai chi, yoga. Trato de estar presente en el momento y no comerme mucho el coco con mi circunstancia. Es más, yo acepto mi circunstancia como la mejor circunstancia. Para mí todo está abierto, todo es posible aún. No renuncio a nada. No soy una persona ambiciosa a nivel de confort o de lujos. Para nada. Todo eso no me interesa. Soy un tipo que me considero casi un asceta. Muy estoico. Yo con muy poco tengo suficiente. Mi idea es más orientada hacia la calidad que no a la cantidad. Valoro mucho el contacto humano personal.

Antes me preguntabas por los seres humanos. Mira, la gente es la gente. Yo la acepto como es. Nunca serán como yo querré, pero… ¿Me entiendes? Tengo que aceptar que la gente es la gente y que el mundo es el mundo. Y los acepto como son. Si el mundo fuera como yo quiero, sería maravilloso, pero lo acepto como es. Con las cosas buenas y las cosas malas. Con todo.

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