El último brote de viruela del mono, un virus rebautizado oficialmente como
A pesar de que los datos científicos dejan claro que la incidencia del virus en el Estado español es ínfima, la avalancha de informaciones al respeto añadidas al vívido recuerdo de la pandemia de la Covid que paralizó el mundo en 2020 -y de la cual todavía se arrastran algunas secuelas- han vuelto a poner en la población en estado de alerta. «Se trata de una reacción lógica. Siempre decimos que en las pandemias hay dos fases: el ciclo del pánico, y después el ciclo del olvido», argumenta en conversación con El Mundo el doctor Antoni Trilla, epidemiólogo, director de calidad y seguridad clínica del Hospital Clínico de Barcelona y antiguo asesor del gobierno español durante el coronavirus. El experto considera que esta especie de psicosis pospandémica –puesto que se origina, en cierto modo, a causa del recuerdo histórico de la Covid– es «comprensible», pero no se corresponde con la realidad. En este sentido, el doctor Israel Molina, responsable de la unidad de medicina tropical y salud internacional del Valle de Hebrón, coincide que a los países occidentales los efectos son más de «miedo social» que de transmisión, puesto que el volumen de casos y los mecanismos de detección no son comparables con los de África.
El doctor Trilla recuerda que no es la primera vez que la «memoria histórica» pone la población en estado de alerta, pero no del mismo modo que lo ha hecho después de la pandemia de la Covid. Por ejemplo, el experto apunta que, después de la gran gripe del 1918, a causa de la dura vivencia de la época -que coincidía con el fin de la Primera Guerra Mundial- la población tendió a no hablar mucho. A intentar olvidarse. Décadas después, pero, con nuevas epidemias como los brotes de Ébola de 2016 que causaron grandes estragos al continente africano, el recuerdo de la gran gripe volvió a aflorar, a pesar de que mucho más diluido porque «muy poca gente la llegó a vivir». Aun así, la Covid hizo revivir la memoria histórica, cosa que ha llevado la población a volver al «ciclo de pánico» de las pandemias -a pesar de que el estado actual del

Dos escenarios epidemiológicos diferentes
Los expertos coinciden, tal como también ha hecho la Moncloa y el Departamento de Salud, ya en manos de la nueva consejera Olga Pané, en varias ocasiones, a enviar un mensaje de tranquilidad en la población, puesto que los «escenarios epidemiológicos» que se plantean en Cataluña -y el conjunto del Estado español- y la República del Congo son completamente diferentes: «Es fundamental que la ciudadanía entienda que son dos escenarios epidemiológicos completamente diferentes. No tenemos tanto tráfico de contagio como en África y tenemos buenos mecanismos de vigilancia», asevera el doctor Molina, que deja claro que «hay un riesgo controlado». Es decir, que, a priori, no se tendría que reproducir la situación que se vivió con la pandemia de la Covid. En esta línea, y parafraseando una de las máximas de la epidemiología, el doctor Trilla insiste que «hay que ocuparse» del problema, es decir, enviar recursos a los países que más lo necesitan, pero «no preocuparse«. «Una infección en cualquier lugar del mundo es potencialmente una infección en todas partes del mundo», argumenta.
Los expertos también apuntan que los «escenarios epidemiológicos» son diferentes en cuanto a la composición genotípica del virus. Mientras que la variante vírica que se extendió por Europa en 2022 -y que no ha acabado de desaparecer en ningún momento- se transmitía a través de las relaciones sexuales, principalmente entre el colectivo homosexual que mantenía relaciones con varias personas simultáneamente sin protección, la variante vírica que se ha detectado en África actualmente -la que no ha tenido mucha incidencia a Europa, con algún caso aislado en Suecia- también se transmite con un simple contacto directo, motivo por el cual muchos casos se han detectado en niños y niñas. Según los datos del último informe del ministerio, pero, no consta que ninguno de los casos detectados en el Estado español este 2024 se corresponda a la nueva variante que ha brotado en el centro del continente africano. Es decir, que el escenario epidemiológico al cual hay que hacer frente presenta unas reglas del juego diferentes.

La viruela, la enfermedad erradicada
La viruela del mono se remonta en el año 1958, momento en que un equipo de investigadores descubrió por primera vez el brote de un virus hasta aquel momento desconocido en una colonia de monos en cautiverio destinados a investigación en Dinamarca. En aquel momento, a causa del ser vivo donde detectaron el virus, los investigadores le pusieron de nombre
Desde entonces hasta el año 2024, según datos de la consejería de Salud, este virus se ha extendido además de ciento países de los cinco continentes. Históricamente, se han registrado varios brotes de esta enfermedad, como por ejemplo el que se extendió por los Estados Unidos a causa de la importación de ratas de Gambia -una rata nocturna originaria del África, que proviene principalmente de la República del Congo- como mascotas. Las autoridades sanitarias, pero, han conseguido controlar este virus para evitar que cause estragos entre la población.
Todo y estos casos aislados, en 2022 se produjo un brote más extendido en todo el mundo -se infectaron más de 100.000 personas en 116 países-, motivo por el cual la OMS también decretó la emergencia de salud pública de interés internacional. En aquel momento, la Red de Vigilancia Epidemiológica de Cataluña (XVEC) pidió en los centros sanitarios que notificaran de forma urgente posibles casos de la enfermedad. Los mecanismos de transmisión en humanos que se detectaron durante el gran brote de hace dos años son a través de contacto directo o indirecto con mamíferos infectados vivos o muertos, principalmente roedores o primates de zonas endémicas o por consumo de alimentos contaminados, pero también por contacto directo con las lesiones de la piel, los fluidos corporales como el semen, la saliva o el pus de una persona infectada, o con objetos contaminados, como por ejemplo roba, ropa de cama o toallas. Ahora, con el último brote, los investigadores han detectado nuevas formas de transmisión en la variante centroafricana, pero insisten todavía los «falta información» para determinar si esta variante vírica ha atravesado fronteras y ha llegado a territorio europeo.

Un llamamiento a la calma y la solidaridad internacional
Teniendo en cuenta las informaciones con que cuentan los investigadores del brote de 2022 y la vacunación que se desarrolló en aquel momento para hacerle frente -la cual el gobierno español ha dejado claro que todavía tiene en stock-, los expertos insisten que hay que «mantener la calma», puesto que la viruela del mono puede suponer una «amenaza» para parte de la población, pero que no supone un «peligro» generalizado: «Puede haber casos, pero tenemos las herramientas para combatirla. De hecho, tenemos muchas más vacunas que casos registrados», insiste el doctor Molina. No solo el gobierno español cuenta con buenas reservas de esta vacuna, sino que a principios de agosto, la Unión Europea hizo un pedido de más de 175.000 unidades para preparar los países miembros contra los posibles casos que puedan llegar, una cifra que superará las 200.000 con una donación de más de 40.000 dosis por parte de la farmacéutica que las fabrica. De todas maneras, los expertos consideran que, sin dejar de pensar en el bienestar de la población catalana, española y europea, los gobiernos del mundo tienen que ponerse en marcha para «enviar ayuda» a los países «que más lo necesitan» porque tienen una mayor exposición al virus, como es el caso de las regiones africanas, y menos recursos para combatirla: «No podemos hacer como la Covid e intentar ganar la batalla cada cual por su parte».