El Departamento de Salud, encabezado por la consejera Olga Pané, continúa avanzando para redefinir la atención primaria del sistema sanitario catalán y afrontar los grandes retos del sector, como el envejecimiento sostenido de la población o el aumento de enfermedades crónicas, entre otros. En los acuerdos de Gobierno firmados este martes, la administración catalana consolida cerca de una treintena de Centros de Salud Integral de Referencia (CSIR), un nuevo concepto introducido desde abril en Cataluña con el que se quiere mejorar la atención desde los CAP y consultorios para que sea «más preventiva e integral». Para redefinir la atención primaria, desde la consejería sostienen que «potenciar la autonomía de los profesionales» de los centros, desde enfermeras hasta administrativos, es fundamental para agilizar el paso de los pacientes por los CAP y «mejorar la atención» que reciben los ciudadanos. Una idea, pues, que traslada la responsabilidad de la saturación de la primaria a los centros de salud.
En una reunión con periodistas esta misma mañana, el presidente del Comité para la Evaluación, Innovación y Reforma Operativa del Sistema de Salud (CAIROS) -el grupo de expertos de la consejería-, Manel del Castillo, ha remarcado que el nuevo planteamiento de la consejería para la atención primaria no propone incorporar «más profesionales» o «más maquinaria», sino establecer un nuevo modelo de organización interna: «La confianza en los profesionales es esencial. No tenemos un gran problema de recursos, tenemos un problema de organización», exclama. Una afirmación que se contrapone con las reclamaciones históricas de los sindicatos del sector, que piden más inversión por parte del Gobierno al sistema sanitario catalán. Desde la consejería, sin embargo, insisten en que mejorando la organización interna de la atención primaria ya se puede contribuir a combatir la saturación sanitaria. De hecho, la subdirectora del Servicio Catalán de la Salud (CatSalut), Pilar Otermin, destaca que los cambios que plantean para los CSIR se basan “en dos pilares”: más autonomía organizativa de los centros y más autonomía de los profesionales, con el objetivo de mejorar los resultados, el valor de la atención primaria y la satisfacción de los pacientes.

El nuevo planteamiento de la consejería
En detalle, los planes del gobierno de Salvador Illa contemplan «estructurar los equipos de atención primaria» de cada CSIR «bajo unidades básicas asistenciales integradas que sirvan para una prestación efectiva y eficiente de la atención primaria y comunitaria a la población de referencia asignada»: «Hacemos un planteamiento de gradualismo, no podremos cambiarlo todo de golpe», argumenta el presidente del comité de expertos. Es decir, de entrada se pondrán en marcha estos nuevos mecanismos en 27 centros de salud del país, pero el objetivo es incorporar los modelos que funcionen al resto del sistema. «Los aspectos que no funcionen los corregiremos», añaden desde la consejería de Salud. Uno de los impulsores de la prueba piloto, Manel del Castillo, espera que los pacientes noten en los próximos meses una mejora en la accesibilidad y en las consultas a los hospitales. Las medidas se evaluarán dentro de un año, momento en el que se decidirá si se amplían a más centros.
El gobierno de Salvador Illa apuesta por potenciar «la autonomía» de los centros para que puedan decidir cómo gestionarse en función de las necesidades de su población de referencia. Por ejemplo, en meses de más calor, potenciar la atención domiciliaria para evitar los desplazamientos de las personas mayores. O, en caso de los meses de invierno, marcados por el cóctel de virus respiratorios, reforzar más las urgencias. Un cambio en el funcionamiento que, según las previsiones de la consejería, permitirá mejorar el día a día de los centros de salud: «Tenemos una ratio de médico/enfermera por habitante de 1.400. No tenemos tanta falta de recursos, tenemos una organización muy mejorable», remarcan desde la consejería. Es por este motivo que consideran que si los profesionales pueden «distribuir» la carga de trabajo en función de sus necesidades, el sistema sanitario se verá beneficiado.
Esta apuesta de la consejería, sin embargo, aunque con buenas intenciones, coloca la responsabilidad del sistema sobre los profesionales, ya que no viene acompañada de un incremento de recursos presupuestarios de base. De hecho, de entrada, los presupuestos de estos CSIR se adjudicarán de la misma manera que el resto de CAP, es decir, en función de la población por cápita. Ahora bien, desde la consejería sí señalan que existe un margen extra de presupuesto para responder a demandas concretas. Las organizaciones sindicales, sin embargo, insisten desde hace años que, sin un incremento de recursos, cualquier medida que se impulse desde el Gobierno, cojeará.

Los profesionales ven con buenos ojos los planes de Salud
Estos 27 centros de salud rebautizados como CSIR ya hace un par de meses que trabajan con este nuevo funcionamiento, pero hasta este martes no estaban amparados por el acuerdo político del ejecutivo catalán. En el encuentro con prensa, el responsable de atención CSIR Compte Borrell, Miquel Prats, ha celebrado las medidas impulsadas por la administración catalana: «Es una idea que nos ilusiona mucho. Queremos hacer algo trascendente», remarca Prats, que no desea que estos cambios planteados por la consejería queden solo demostrados sobre el papel, sino que tengan un impacto real en el sistema. «Ilusiona mucho a los profesionales, y esperamos transmitir esta ilusión también a los usuarios», añade.
En cuanto a la mejora organizativa de los centros, una de las novedades es que las Unidades Básicas Asistenciales (UBA), integradas por un médico y una enfermera, puedan incorporar un administrativo para descargar algunas tareas burocráticas. Según las previsiones, debería permitir programar visitas por motivos, lo que contribuye, sobre el papel, a destensar el sistema. En este sentido, los representantes de los CSIR que han participado en el encuentro con periodistas, y que ejercen de representantes de los 27 centros de salud que adoptan esta nueva nomenclatura, lo ven con muy buenos ojos: «Tener administrativos al frente de las demandas asincrónicas [es decir, las que no requieren inmediatez] puede ser muy importante para mejorar la accesibilidad de la ciudadanía [a la atención primaria]», remarca Prats. Además, la médico de familia del CSIR Encants Maria Antònia Llauger también apunta que desde su centro presentarán a Salud, haciendo uso de la autonomía que les dota la administración catalana, un proyecto para avanzar en los diagnósticos de patologías respiratorias, por ejemplo, sin la necesidad de tener que derivar el caso a un especialista. Un planteamiento, pues, que podría contribuir positivamente a combatir la saturación sanitaria.