Una riada inesperada. Un apagón que se prolonga más de lo previsto. Un incendio forestal que obliga a confinarse. Las situaciones de emergencia, cada vez más habituales en un contexto de cambio climático y de fuerte dependencia tecnológica, pueden tomarnos desprevenidos. Pero, según la nueva campaña de Protección Civil de la Generalitat, no tiene que ser así. La clave es tan sencilla como tener un kit de emergencias preparado en casa para afrontar cualquier imprevisto y autoabastecerse durante un máximo de 72 horas, es decir, tres días.
Los kits de emergencia son una herramienta básica e imprescindible para hacer frente a situaciones extremas, reducir la sensación de estrés y fomentar la cultura de la autoprotección. «Estamos ante una sociedad que cada vez tiene más riesgos», reconoce la consejera de Interior y Seguridad Pública, Núria Parlon.
Con el lema ‘Prepárate. Protégete. ¡Tu kit siempre listo!’, la campaña consiste en un vídeo didáctico que explica qué se debe tener en casa y para qué casos es útil. El material audiovisual se difundirá por redes sociales. Además, también habrá anuncios en prensa escrita y digital, carteles en la calle y acciones de influencia para colectivos específicos.
¿Qué debe incluir el kit?
El kit básico debería incluir una mochila con una radio de pilas, una linterna con pilas de repuesto, un pequeño botiquín y la medicación crónica necesaria, así como una tarjeta de crédito y dinero en efectivo protegidos en una bolsa hermética. También es recomendable disponer de agua, aproximadamente 1,5 litros por persona y día, y alimentos que no se echen a perder. Además, el kit debe contener la documentación esencial en una bolsa hermética, el teléfono móvil y un cargador.
Según Protección Civil de la Generalitat, el mejor lugar para tenerlo es cerca de la puerta de entrada, por ejemplo en un armario del recibidor, de manera que sea fácil de coger en caso de evacuación.
En el hogar donde viven niños, personas mayores o personas con necesidades especiales, el kit también debe incorporar sus productos específicos: pañales, medicación concreta, bastón o andador, o alimentos determinados. Lo mismo se aplica si hay animales domésticos, que requerirán su comida, documentación, medicación y elemento de transporte.
En caso de tener que ser evacuados, además, se debe disponer de ropa de repuesto y un kit de higiene personal.
¿Estamos preparados?
Cataluña ya lleva años experimentando episodios que ponen a prueba su capacidad de respuesta. Las lluvias torrenciales son más frecuentes y destructivas, y las inundaciones del otoño de 2025 en las Tierras del Ebro son un ejemplo reciente. Muchas familias tuvieron que permanecer encerradas en casa durante horas, pendientes de las actualizaciones de Protección Civil.
El riesgo de incendios forestales, agravado por una sequía persistente, tampoco da tregua. En situaciones de fuego activo, los equipos de emergencia pueden pedir el confinamiento preventivo hasta que las llamas queden bajo control. Y aquí es donde un kit de emergencia se vuelve especialmente útil.

A todo esto se suma una dependencia tecnológica creciente. El “gran apagón” del 28 de abril de 2025 evidenció hasta qué punto la vida cotidiana puede quedar alterada en cuestión de minutos: sistemas de pago caídos, oficinas paradas, familias sin luz ni información actualizada. Mucha gente no tenía dinero en efectivo, ni linternas, velas, ni radios de pilas. Tampoco provisiones básicas para pasar unas horas sin servicios.
Estrategia europea
Esto ha llevado tanto a la Unión Europea como a los gobiernos estatal y catalán a insistir en la necesidad de adaptación y concienciación, para que los ciudadanos puedan ser autosuficientes durante un máximo de 72 horas. Incluso, organismos como el Banco Central Europeo han llegado a sugerir que cada hogar tenga entre 70 y 100 euros en efectivo para hacer frente a posibles interrupciones de servicios digitales.
Protección Civil de la Generalitat recuerda que las pautas de autoprotección son esenciales y que deben socializarse en el ámbito familiar, laboral y comunitario para minimizar el impacto de los episodios adversos y fortalecer la resiliencia colectiva.
