Antes de la creación de las primeras policías contemporáneas, como por ejemplo los Mossos d’Esquadra, hace más de 300 años, el orden público estaba en manos del ejército. En el Estado español, durante la época franquista, y siguiendo la tesis del profesor de historia y exmilitar Gabriel Cardona, ya muerto, las fuerzas armadas eran el único poder omnipotente que dominaba la policía, la Guardia Civil, la judicatura, los aeropuertos, los puertos y la seguridad del Estado. Con la llegada de la democracia, este poder retrocedió, pero parece que en los últimos tiempos ha vuelto a coger bastante el protagonismo de las fuerzas armadas españolas en la seguridad pública.

Dos ejemplos relativamente recientes muestran esta tendencia. En primer término, el ejercicio de amaestramiento del Regimiento Infantería Asturias número 31, que el pasado mes de marzo hizo una formación con los especialistas de la Unidad de Intervención Policial del Cuerpo Nacional de Policía, la unidad antidisturbios del cuerpo policial estatal. De hecho, este regimiento del ejército español es una unidad antidisturbios, como sería la Brigada Móvil, la Brimo, de los Mossos d’Esquadra. El otro ejemplo es del pasado mes de junio, cuando la policía militar se preparó como policía de intervención y control de masas en el ejercicio Ángel Guardián 23.

La excusa oficial de estos entrenamientos son las misiones al exterior por si, por ejemplo, en Afganistán tienen que reprimir alguna manifestación. Justo es decir, pero, que justo antes del referéndum del Primero de Octubre las fuerzas armadas prepararon unidades de infantería de Marina –cuerpo expedicionario y de intervención en operaciones de riesgo– para hacer tareas de control de masas. Así mismo, el ejército dispuso toda su logística en Cataluña para acoger los 10.000 policías y guardias civiles enviados por el gobierno de Mariano Rajoy a reprimir el referéndum. De hecho, a finales del año pasado, el exjefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), el general del ejército Fernando Alexandre, admitió la existencia de un plan bautizado como Recuperar Soberanía, para que las fuerzas armadas pudieran ayudar a tomar el control de Cataluña el octubre del 2017. La participación de las fuerzas armadas en la contención de la pandemia también fue una normalización de su papel en la seguridad pública.

Miembros del BPM I se entrenan con armamento de balas de goma, salvas y puedes de humo/JEME
Miembros del BPM I se entrenan con armamento de balas de goma, salvas y puedes de humo/JEME

Asturias 31 y el Batallón de Policía Militar, las ‘brimo’ del ejército

El pasado mes de marzo, los componentes del Regimiento de Infantería Asturias número 31 fueron preparados y entrenados por parte de la UIP con el eslogan «Juntos somos más fuertes«. Según fuentes oficiales del Jefe de Estado Mayor del Ejército (JEME), policías y militares practicaron «técnicas, tácticas y procedimientos» en cuestiones de tiro, armamento, así como la práctica de «detenciones» e «identificar y registrar personal», y el control de masas con armas o maniobras de dispersión, como balas de goma, puedes de humo o salvas. En definitiva, este Regimiento 31 de Asturias del Ejército de Tierra es una unidad especializada en orden público bajo las técnicas y la formación de la policía española, que también se integra en el que ha acontecido la gran unidad de orden público militar.

A principios de verano, el mes de junio, el ejército –a través de la orden del Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra– participó en el ejercicio Ángel Guardián 23. Unas maniobras «multinacionales» donde el protagonismo lo tiene otra unidad militar especializada en orden público, el Primer Batallón de la Policía Militar (BPM I). De hecho, fuentes oficiales del JEME la califican «de unidad de referencia del Ejército de Tierra» que, incluso, enseña sus técnicas a otras unidades similares de ejércitos integrados en la OTAN. En principio, en este BPM I se integran unidades de policía militar del ejército -como el Regimiento Asturias 31- la Armada, Ejército del Aire, la UME, la Guardia Real y los GRS de la Guardia Civil, que actuaron en Cataluña durante el referéndum.

Según indican desde Defensa, esta unidad tiene entre sus funciones la «seguridad, detención, apoyo a la movilidad y policía de estabilización, en uno en torno a apoyo a la fuerza durante una operación de respuesta de crisis». Por eso, en el ejercicio Ángel Guardián 23 los militares perfeccionaron sus operativos en incidencias como el «control de masas, la seguridad de itinerarios, los desalojos, detenciones o los cacheos». El mismo informa que este batallón ya ha actuado en Afganistán, el Líbano, Irak, Mali, la República Centroafricana y Mauritania. En este contexto, remarcan que sobre todo estas unidades están pensadas por actuaciones en el marco de los compromisos en misiones internacionales.

Un instructor del CNP adiestra un soldado del Regimiento Asturias 31 del Ejército/JEME
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