El Gobierno de la Generalitat de Cataluña anunció el lunes, tras la reunión del Comité Interdepartamental de Sequía, que declaraba la situación de normalidad en todo el país excepto en el embalse de Riudecanyes. El anuncio de la consejera de Territorio, Vivienda y Transición Ecológica y portavoz del Gobierno, Sílvia Paneque, de decretar la situación de normalidad en los embalses catalanes supone que Cataluña deja atrás la sequía que durante tres años ha azotado con intensidad Cataluña. Uno de los municipios donde la situación de emergencia por sequía se alargó más fue Sant Feliu de Codines, un pueblo que hasta ahora había tenido dos títulos relacionados con la falta de agua: «El pueblo que pidió entrar en emergencia por sequía» y «el único municipio en emergencia por sequía de Cataluña». La falta de lluvia hizo que los camiones cisterna tuvieran que decorar el paisaje del municipio y que incluso alguna de las dotaciones del pueblo se secaran por completo.
La declaración del Gobierno de decretar la situación de normalidad en los embalses catalanes ha convertido a Sant Feliu de Codines en el pueblo que escenifica la normalidad tras la grave sequía que sufrió Cataluña. En una conversación con El Món el alcalde de la localidad codinenca, Pol Cubatí, explica que el anuncio del Gobierno «es más una desescalada que no un regreso a la normalidad».
Uno de los aspectos que ha cambiado en la localidad ha sido la aparición de los camiones cisterna que transportaban agua hasta la localidad para paliar la falta de recursos hídricos propios. Cabutí explica que gracias a las lluvias de este 2025 en Sant Feliu de Codines ya «se está prescindiendo de la llegada de los camiones cisterna y se está recuperando el agua proveniente de la mina de Llobateres» y señala que la mina aporta «el 55% de la dotación municipal». «La perspectiva es que seguirá saliendo agua de esta captación y que era el momento de salir de emergencia», añade el alcalde de Sant Feliu de Codines.
Un cambio de repente
El cambio en Sant Feliu de Codines será el más grande que se vivirá en toda Cataluña. Hasta ahora la localidad codinenca era el único municipio en el cual seguía vigente la emergencia por sequía y las restricciones correspondientes. Ahora, sin embargo, el cambio supondrá que las restricciones desaparecerán de repente y que tanto los habitantes como el sector industrial y comercial del pueblo podrán volver a la normalidad tras años agónicos. El alcalde de Sant Feliu de Codines, explica que «desde el ayuntamiento hubiéramos preferido hacer una desescalada más progresiva». Este deseo del consistorio codinenca, sin embargo, choca frontalmente con la legalidad de órganos como la Agencia Catalana del Agua (ACA). De hecho, Cabutí explica que «los estados de emergencia los decreta la ACA, la respuesta que recibimos jurídicamente no estaba previsto decretar un estado que no fuera de emergencia».

Un llamado a la responsabilidad ciudadana y con la vista puesta en el futuro
Tras tantos años de sequía la población catalana puede haber normalizado las restricciones. A la vez, sin embargo, se puede producir un efecto ‘rebote’ y que haya más consumo de lo habitual. Este es uno de los aspectos de los que se ha preocupado Pol Cabutí y hace un «llamado a la responsabilidad. Debemos gestionar una realidad del territorio, históricamente tenemos poca agua y debemos hacer un buen uso del recurso, abandonar y limitar usos no principales». «Estaremos atentos este verano, seguiremos haciendo pedagogía, en la última mesa del agua municipal empezamos a discutir nueva ordenanza municipal de uso de agua para determinar medidas de ahorro de agua» como podrían ser los contadores diferenciados para el uso doméstico, el riego, la piscina, añade el alcalde de la localidad.
Esta gestión del agua y de los recursos hídricos es uno de los aspectos desde los que el consistorio codinenca está trabajando. El alcalde de la localidad explica que Sant Feliu de Codines se encuentra en la fase final de la construcción de un nuevo pozo como es el de Flaquer 3. Cabutí explica que han tenido contratiempos y el final de las obras se ha retrasado de mayo a junio. La construcción de este nuevo pozo supondrá que Sant Feliu de Codines tendrá «6 captaciones de agua, lo que supondrá una explotación diversificada y más sostenible y nos hará más resilientes a la siguiente sequía». A pesar de estos avances, Cabutí reclama poder conectar el municipio al Ens d’Abastament d’Aigua Ter-Llobregat (ATL), ya que «los embalses tienen la ventaja de garantizar el agua pluviométrica para abastecer el agua. Sobre la mesa de la ACA está (la reclamación para conectar el municipio al ATL), lo que se trata es de conseguir que la prioricen y encarguen el proyecto. Esto no es inmediato y es la solución, pero no definitiva porque el ATL también se puede quedar sin agua, pero es necesario».