La Fundació Puigvert ha elaborado un Plan de Gestión Lingüística, una iniciativa que pone el foco en el fomento y normalización del uso del catalán en todos los ámbitos del centro, dejando claro su compromiso con los derechos lingüísticos de la ciudadanía y la calidad asistencial en lengua catalana, al tiempo que se garantiza el derecho a ser atendido en cualquiera de las dos lenguas oficiales. «El retroceso del catalán en el ámbito sanitario es perceptible en el sector porque viene gente de fuera y es perceptible porque hay quejas de gente que quiere expresarse en catalán y no puede porque la persona que le atiende no lo sabe», expone la presidenta del Patronato de la Fundació Puigvert y presidenta del Consejo por la Lengua de la institución sanitaria, Helena Ris, en conversación con El Món, donde destaca que el retroceso de la lengua, además de la problemática anteriormente expuesta, también se produce «porque la gente que lo habla no lo usa y vamos retrocediendo». Para remediar la situación, el Consejo por la Lengua de la Fundació Puigvert ha elaborado un plan de gestión lingüística, con el lema En la Fundación, hacemos salud en catalán, que incluye 14 ejes de acción, con el objetivo de garantizar los derechos de sus usuarios de ser atendidos en catalán. Entre las medidas adoptadas, hay que fijan criterios para la contratación de personal.
Es decir, que fijan el catalán como requisito y, como mérito, tener un nivel de conocimiento de la lengua superior al mínimo exigido para ocupar una vacante. Así, el plan establece que el departamento de Recursos Humanos revisará e indicará al Consejo por la Lengua, que se constituyó en octubre de 2023, qué perfiles no disponen aún en su descripción de puesto de trabajo de ningún requisito de conocimiento de lengua catalana, y «velará porque todos los perfiles profesionales tengan en su descripción de puesto de trabajo el requisito de nivel de conocimiento de catalán que determinará este consejo para cada uno de ellos». Además, velará porque «todas las nuevas contrataciones» cumplan con los requisitos lingüísticos estipulados. Sin embargo, en aquellos casos que se requiera contratar a una persona que no acredite el nivel requerido para ocupar la plaza, la Fundació Puigvert incluirá «una cláusula en el contrato de este nuevo profesional por la cual dispondrá de un plazo no superior a dos años desde el inicio de su actividad laboral en la Fundación para acreditar el nivel requerido que se le solicitaba en su incorporación». «Es para hacer entender que el catalán es útil», subraya Ris.

Además del apartado referente a la contratación, la institución contempla un plan de acogida para que los nuevos profesionales tengan a su alcance un plan formativo y de acompañamiento en la lengua y el departamento de Recursos Humanos planificará la inscripción a los cursos oficiales del Consorci per a la Normalització Lingüística (CPNL) o los del Departamento de Salud. «Como institución y como país tenemos un reto porque viene mucha gente que no sabe hablar catalán, pero se deben ofrecer todas las facilidades para que lo puedan aprender», expone Ris, quien subraya que en la mayoría de ocasiones «no encuentras actitudes hostiles para hacerlo». «Muchas veces menospreciamos a los recién llegados porque pensamos que no querrán aprender catalán, pero medianamente todos ven que aprender el catalán cuando vienes de fuera es una manera de integrarse al país», insiste.
Una plantilla con un «amplio conocimiento de catalán»
El plan, además de lo establecido en la contratación, recoge una batería de acciones concretas que se dirigen a los más de 750 profesionales que conforman la plantilla de la Fundación, de orígenes muy diversos, así como a los profesionales en formación que pasan cada año por el centro. Ris detalla que una encuesta interna ha concluido que entre los profesionales «hay un amplio conocimiento de catalán» con la plantilla estable, pero reconoce que «hay una cierta dificultad» con la parte de formación porque, según apunta, llega mucha gente de Sudamérica que viene a realizar actividades de formación que solo vienen «a pasar un tiempo aquí en Cataluña». Aquí, Ris hace autocrítica porque en muchas sesiones o reuniones la lengua vehicular debería ser el catalán, pero se cambia porque alguien no lo entiende. «Esto no debe ser así, porque entonces estamos pensando que tenemos un idioma que está subordinado y que somos políglotas y que no cuesta ningún esfuerzo hablar en castellano», defiende. De hecho, el plan establece que las acciones formativas que se realicen en la institución deben ser «por defecto» en catalán, que también debe ser la lengua principal de las aplicaciones informáticas.
El plan contempla que la Fundación realice una encuesta a todo el personal para conocer con detalle el uso del catalán en la institución. «Este documento será realizado por la Comisión por la Lengua y los resultados serán una guía para poder desarrollar el resto de las acciones formuladas en este documento», detalla el plan, que también señala que la encuesta «facilitará los indicadores para evaluar los resultados de las acciones de este plan». En el documento, también se detalla que los profesionales tendrán en la intranet de la institución herramientas para reforzar el uso del catalán y enriquecer el vocabulario. Así, dispondrán de un apartado de ‘Hacemos salud en catalán’ con una serie de «píldoras lingüísticas» con normas ortográficas y sintácticas como, por ejemplo, «en catalán no tenemos que, tenemos que» o la normativa para usar por o para, porque o por qué, entre otros. También se hará difusión periódica entre los profesionales, pacientes y usuarios del centro de un decálogo de derechos lingüísticos referidos al uso del catalán, decálogo que elaborará este consejo, que será también incluido en el Plan de acogida de los nuevos profesionales de la Fundación.
El referente lingüístico: una figura «clave» para impulsar el uso de la lengua
Además de todo esto, el plan contempla la creación de la figura del referente lingüístico, que será la persona que, entre otros asuntos, será la encargada de atender reclamaciones lingüísticas, sean internas o procedentes de la ciudadanía respecto a los servicios del centro, y elevarlas al Consejo por la Lengua de la Fundación para su gestión; y velar porque la documentación se realice siguiendo las normas del manual, entre otros. Helena Ris apunta que ya disponen de esta figura «polivalente» y, entre sus funciones, está «revisar los protocolos que tenemos y los usos que se hacen de las lenguas en la atención al ciudadano». Por ejemplo, ahora que la institución está cambiando toda la rotulación de la casa, el referente es una «pieza clave» para velar que todo esté con «buen catalán y sea inteligible». También es el encargado de que todo el personal que haga y distribuya comunicados y escritos utilice las herramientas puestas a su alcance para corregir y traducir los escritos.