La situación del catalán en el sistema sanitario es crítica y una muestra clara de ello es el goteo de denuncias por discriminaciones lingüísticas del personal sanitario hacia los pacientes, como el caso de Dexeus. Pero esta situación es compleja y hay muchos factores que favorecen la escasa presencia del catalán en este ámbito. Uno de ellos es que un 37% de estudiantes del grado de Medicina provienen de fuera de Cataluña -el 35% del resto del Estado y el 2% del extranjero-, y suelen ser estudiantes de paso que después no se quedan a trabajar aquí. Una situación similar se produce con los residentes, que se especializan aquí para luego retornar a su lugar de origen, y también con la contratación de médicos extranjeros para hacer frente a la falta de profesionales que hay en el sector. La solución, según expertos consultados por El Món, no es sencilla porque hace muchos años que no se cumple la ley, pero se debe poner remedio más pronto que tarde para que la situación no se vuelva irreversible. Ponen ejemplos a seguir como Dinamarca o Países Bajos para revertirla. «Si no se hace nada, nadie hablará catalán en la salud dentro de poco tiempo», advierten. Y creen que parte de la solución también pasa por la «concienciación y por la «exigencia y la presión social».

El presidente de Plataforma per la Llengua, Òscar Escuder, que es médico de profesión, alerta que el problema no es el origen de los profesionales, sino la situación que encuentran cuando llegan. «Si encontraran que en las universidades y para trabajar hiciera falta el catalán, todo el mundo lo aprendería», expone. En este sentido, pone el ejemplo de la Universidad de Copenhague (Dinamarca) que realiza todos los grados en danés, «una lengua de un tamaño más pequeño en cuanto a hablantes que el catalán, pero en un orden de magnitud similar, y está por delante en el ranking de cualquier universidad catalana y española». «Hacer la docencia en una lengua mediana no resta calidad» como demuestra el caso de Dinamarca, remarca Escuder, y sentencia que en Cataluña «el problema está aquí».

El doctor Lluís Mont, presidente de la Associació de Metges-Salut pel Català, por su parte, pone el ejemplo de los Países Bajos porque cuando «te quieres colegiar en Holanda te exigen primero el holandés antes de poder ejercer en el país«, y remarca que es muy difícil solucionar el problema actual «si no haces leyes así y no haces cumplir la normativa vigente, como la del nivel C», ya que, según denuncia «nadie lo pide y no pasa nada». «Vives en un mundo paralelo donde se hacen unas leyes, pero luego no se cumplen», insiste, y critica que «las autoridades, de momento, evitan el conflicto y tiran por el derecho». «Lo que nos mata es que no haya voluntad de poner unas normas respecto a la lengua en la universidad y en el mundo profesional», concluye.

Dos sanitarios caminando por uno de los pasillos del Hospital Clínic de Barcelona. Fecha de publicación: sábado 17 de diciembre del 2022, 06:00 Localización: Barcelona Autor: Laura Fíguls
Dos sanitarios caminando por uno de los pasillos del Hospital Clínic de Barcelona

«Tenemos un problema enorme por no haber hecho cumplir la ley durante años»

Una opinión que comparte Escuder, que añade que «después de tantos años de no cumplir la ley tenemos un problema enorme que en otros lugares, como han hecho las cosas bien, no tienen». «Si los estudiantes de medicina, o la gente que tiene que trabajar en el sector que sea, llegan a un lugar donde el catalán es necesario, la gente aprende catalán», insiste, y compara la situación de Cataluña con la de otros lugares como Suecia donde te exigen el sueco.

Llegados al punto en que se encuentra el catalán, Mont cree que la clave para revertir la situación actual también pasa por «la exigencia y la presión social» que se pueda hacer, y denuncia que el nivel que se exige actualmente «es muy bajo» porque «ni en el ICS exigen un nivel C de verdad». «Que las universidades y los grados fueran en catalán, solucionaría la cuestión con los estudiantes que vienen de fuera, y luego habría que hacer cumplir la Ley de Política Lingüística en el ámbito sanitario, que se la han saltado gobiernos de todos los colores», resume Òscar Escuder.

Una cuota reservada para estudiantes catalanes o nuevas facultades no resolvería el problema

Mont muestra dudas sobre la posibilidad de limitar el acceso a estudiantes que vienen de fuera debido al distrito único que hay en el Estado español para acceder a la universidad. «No tienes la capacidad de limitar la gente que viene de fuera», apunta en referencia al punto de la moción que la CUP, enmendada por Junts, que el PSC, PPC y VOX tumbaron en el Parlament y que proponía “exigir la eliminación del distrito universitario único en el ámbito del estado español” o bien «una reserva del 70% de plazas para estudiantes de institutos catalanes, como pide el Consejo de Colegios de Médicos de Cataluña, para facilitar el acceso a la formación universitaria de los estudiantes catalanes». «Es complicado», concluye. Sobre la posibilidad de reservar un porcentaje de plazas a estudiantes catalanes, el presidente de Plataforma per la Llengua cree que «podría ser una solución parcial» porque si guardas, por ejemplo, un 70% o un 80% de plazas para estos estudiantes es obvio que «tendrás un grueso de médicos que sabe catalán», pero señala que «no es fundamental» para resolver el problema porque «de médicos seguirán faltando».

Estudiantes en el laboratorio de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la URV / ACN

Por otro lado, sobre la posibilidad de crear nuevas facultades, el presidente de la Associació de Metges-Salut pel Català opina que «está muy bien, y seguramente es necesario porque hay una falta de profesionales, pero más allá de eso el tema lingüístico es el tema lingüístico, y es necesario que la gente que estudie aquí lo haga en catalán e intentar que Cataluña tenga distrito único». Además, ambos coinciden en un diagnóstico: con la creación de nuevas facultades tardarías seis años en tener nuevos médicos y la necesidad de nuevos médicos que hay en la actualidad para hacer frente a la avalancha de jubilaciones. «El problema cada vez es más grande, y es más grande tanto en cuanto a la falta de médicos como en la repercusión que tiene en el aspecto lingüístico», apunta Escuder.

Conclusiones: grados plenamente en catalán, hacer cumplir la ley y concienciación y presión social

Con todo, las conclusiones de Escuder para revertir la situación de la lengua en el ámbito sanitario es que «los grados de medicina que se hacen en Cataluña sean en catalán y que el Gobierno ponga un calendario realista, sin prórrogas, para exigir un nivel de catalán» a los profesionales. «Primero se debe hacer cumplir la legislación, es como algo muy básico», resume Lluís Mont, que también remarca el programa voluntario de acogida lingüística y cultural que su entidad está llevando a cabo para los residentes del Hospital Clínic, y se han apuntado 65 de 110. «Como vienen con un contrato ganado en una oposición en Madrid, nadie les pide que aprendan catalán y se pasarán, teóricamente, incumpliendo la ley cinco años porque estarán atendiendo pacientes y no serán capaces de atenderlos en catalán». Y se queja que el gobierno actual y los anteriores «evitan hacer frente a estos agujeros».

En este sentido, Òscar Escuder plantea que es necesario hacer «concienciación en el ámbito de los profesionales» y que «los nuevos colegiados deban hacer una sesión obligatoria de asertividad lingüística para explicarles dónde están y qué condiciones lingüísticas deben cumplir mientras no tengan dominio de la lengua porque seguro que hay mucha gente que ha venido desde cualquier país del mundo y no son conscientes de que aquí hay otra lengua, y que no solo son derechos lingüísticos sino seguridad asistencial». Uno de los otros aspectos que pone sobre la mesa es «concienciar a la ciudadanía y hacerle ver que tiene todo el derecho de ser atendida en catalán y quejarse si ponen problemas porque ayudan a dar visibilidad y que no se vuelvan a repetir más adelante». «Necesitamos mucha concienciación de los catalanes porque aquí cambiamos de lengua constantemente, y el mensaje que envías al profesional es que no le hace falta el catalán», añade en este sentido Mont, que cree que se debe actuar ya y hacer un Pacto Nacional por la Lengua. «Hay que actuar ya, pero hay que hacerlo con un gran apoyo social», concluye.

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