Condenas de hasta siete años de prisión es lo que se solicita para cuatro policías municipales de Sabadell denunciados por delitos contra la integridad moral, torturas, lesiones y daños. Todo esto a raíz de una actuación de los agentes la tarde del cinco de mayo de 2021, cuando una mujer boliviana fue detenida por supuesta resistencia y desobediencia a la autoridad debido a problemas con la perra que se había escapado mientras la paseaba.
En un detalladísimo escrito, la acusación particular, ejercida por la organización Irídia, no solo relata el comportamiento de los agentes, sino que aporta testimonios de su actuación e impugna los informes forenses aportados en la instrucción. El caso llega a juicio cuatro años después de los hechos. Un sumario que incluye una detención que finalmente quedó sin efecto, y que la denunciante califica de “discriminación, humillación y menosprecio hacia su dignidad moral”.
“Una sensación de deshumanización que se vio agravada por las expresiones de carácter racista y xenófobo” que denuncia haber recibido. Desde Irídia, la abogada del caso aprovecha para reclamar medidas preventivas contra los maltratos policiales. Así claman contra “la falta de mecanismos de control efectivos sobre las policías locales”. “Se necesita justicia, reparación y garantías de no repetición”, señalan.
Todo por una perra que se escapó
Según el escrito de acusación particular, al que ha tenido acceso El Món, los hechos se registraron a las siete y media de la tarde del cinco de mayo de 2021. La víctima y denunciante paseaba el perro de su pareja en un solar frente a su casa. La perra se escapó y como no conseguía atraparla, volvió a casa a buscar queso y la pelota con la que siempre jugaba para intentar atarla. Justo en ese momento, llegó una patrulla de la Unidad Canina de la policía local de Sabadell. Los agentes preguntaron sobre la propiedad de la perra, y la denunciante respondió que era de su pareja, a quien el animal “sí le hacía caso”. De hecho, pudieron ver cómo estaba llamándolo por teléfono para saber si llegaba o no.
Los policías intentaron atrapar a la perra y le gritaron a la víctima, “¡que atrape a la perra!”. Finalmente, y siguiendo la narración del escrito, logró ponerle la correa, pero la perra, asustada, la jaló obligándola a dar unos pasos hacia la acera de su domicilio. Dos agentes, los TIP 1388 y el 1446, “de manera conjunta y concertada, con ánimo de humillar, le propinaron un tirón por la espalda y, a continuación, una serie de empujones fuertes contra la pared del edificio”. La mujer pidió “por favor” que no la golpearan más. Los agentes le arrebataron violentamente la perra de las manos con gritos como “este perro está muerto de hambre y me lo quedo yo” y “irás a dormir al calabozo por chulita”. Un comportamiento de los agentes que bloqueó a la ahora denunciante provocándole un “fuerte sentimiento de humillación y miedo”.
En todo este tránsito, llegó un segundo binomio policial, conformado por los TIP 1316 y 1505, y cuando la víctima intentó explicar el trato recibido por los otros dos agentes, el 1316 le gritó “Dáme el puto móvil” a “escasos centímetros de la cara” y la “tiró al suelo”. “Con ánimo de lesionarla y humillarla por razón de su origen se pusieron con todo su peso sobre ella y le pusieron las esposas, empujándole la cara con fuerza contra el suelo con el cuello torcido, mientras ella decía “por favor no me pegue” y “me ahogo, me ahogo.”

Una visita médica, también denunciada
Los agentes la introdujeron en el coche policial y la llevaron al CAP. La denunciante pidió que le aflojaran las esposas porque le hacían daño y se le hinchaban las manos. Los policías se rieron y le contestaron que “no eran cadenitas” y le reprocharon su origen boliviano. Finalmente, se las aflojaron porque las manos se le hinchaban mucho. Una vez en el CAP, la visita médica se realizó con la presencia de los policías, alegando que era el protocolo. Además, uno de los policías le bajó los pantalones para mostrar a la médica el hematoma que tenía en la pierna la detenida. La otra policía se quedó en la puerta de la consulta.
Posteriormente, y siguiendo el relato de la acusación, “fue introducida en la comisaría de la Policía Municipal de Sabadell y, una vez allí, en lugar de entrarla a la comisaría inmediatamente, la dejaron encerrada en el coche durante un buen rato, hasta que otro agente, salió de la comisaría, le abrió la puerta y la tranquilizó un poco”. Ahora, la defensa de la víctima reclama dos años de prisión para los agentes 1388 y 1446 dos años de prisión por un delito contra la integridad moral; a los agentes 1316 y 1505 cuatro años de prisión por un delito de tortura y 12 de inhabilitación, o alternativamente 4 años de prisión por un delito contra la integridad moral, tres años por un delito de lesiones y 1.800 euros de multa por un delito de daños.