Este miércoles, la sección décima de la Audiencia de Barcelona celebrará un juicio que conecta las antiguas formas de delinquir con los nuevos tipos delictivos. Un caso, además, donde la poca pericia de los sospechosos los ha llevado al banco de los acusados con peticiones de pena de casi seis años de prisión y multas de hasta 600 euros, así como 3.510 euros en concepto de indemnización por responsabilidad civil y perjuicios morales a la víctima.

El caso fue investigado por el Juzgado de Instrucción número 4 de Gavà. Todo a raíz de una actuación policial registrada el 30 de abril de 2024 en Castelldefels. Una investigación que contenía una serie de indicios, pruebas y hechos que sorprendieron tanto a los mismos policías actuantes como a los encargados de llevar la investigación. Todo por una especie de secuestro, que se convirtió en una extorsión violentísima, para obtener las claves de una importante bolsa de criptomonedas y que al final fue abortado por los vecinos y una patrulla policial.

Criptomonedas / Europa Press

Piso alquilado para cometer el crimen

El día de los hechos, los dos acusados llevaron a la víctima a un piso alquilado en la plataforma Airbnb en Castelldefels. Era la primera parte de un plan premeditado. Sabían que la víctima tenía muchos recursos invertidos en criptomonedas y su objetivo era enriquecerse a costa de obtener las contraseñas de acceso a los monederos digitales y, por otro lado, eran conscientes de que tendrían que atentar contra su integridad física. Sea como sea, una vez llegados al apartamento, y siguiendo siempre el relato del fiscal, los dos procesados le propinaron un «golpe de taza» que hizo caer redonda a la víctima.

Una vez en el suelo, le dieron un buen puñado de patadas y cuando lo tenían bien aturdido lo ataron de manos y pies y le taparon la boca con cinta americana. Lo sentaron en un sofá y le pusieron un cuchillo en el cuello, amenazándolo con matarlo si no ordenaba una transferencia de un millón de euros en criptomonedas. La escasa colaboración de la víctima obligó a los acusados a ponerle el teléfono móvil delante de su rostro para desbloquearlo con el Fade ID y poder acceder a las carteras virtuales. Pero el rostro ensangrentado por la paliza recibida hizo que costara que el dispositivo reconociera la cara y el móvil no se desbloqueaba. Finalmente, lo lograron y pudieron acceder a las carteras virtuales.

Sin embargo, el ruido de los golpes, los gritos y las amenazas alertaron a los vecinos, que llamaron a la policía. Seis agentes de los Mossos d’Esquadra de Castelldefels se personaron en el domicilio y pudieron detener la extorsión, una vez que accedieron al domicilio y pudieron intervenir en plena acción. La policía pudo confiscar todo el material y a medida que la víctima se recuperaba pudieron reconstruir los hechos que permitían aclarar la situación que se encontraron. Los dos sospechosos se encuentran en prisión provisional desde el tres de mayo del año pasado.

Tres delitos

Ahora la fiscalía les reclama once meses de prisión por un delito de extorsión en grado de tentativa de los artículos 243, 16 y 62 del Código Penal. Por un delito de robo con violencia e intimidación y uso de un instrumento peligroso, el cuchillo, cinco años más de prisión, de acuerdo con el artículo 237 del Código Penal, y por un delito leve de lesiones, dos meses de multa a una cuota diaria de diez euros. También pide la prohibición de comunicarse con la víctima o aproximarse a 500 metros durante casi ocho años. A uno de los procesados, el ministerio público reclama que se cambie el cumplimiento de la pena por su expulsión del territorio español.

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