Las ciencias no se tocan. Y no se tocarán. Esta es la gran proclama que ha resonado entre las paredes de la plaza de Sant Jaume por parte de la comunidad educativa y la comunidad científica este miércoles por la tarde, que se han concentrado a las puertas del Palau de la Generalitat para protestar contra la polémica fusión de materias científicas en el bachillerato. En una manifestación sin precedentes convocada por la plataforma Ciencias en Peligro, todos los sindicatos de docentes, las universidades del país e instituciones del mundo científico que reunió a cerca de doscientas personas, los manifestantes han hecho proclamas contra la fusión de materias y contra la consejera de Educación, Esther Niubó: «Estamos aquí, unidos por una causa común. Denunciamos que se ha llevado adelante un modelo que provoca una reducción horaria sin diálogo y consenso. Queremos un futuro con más rigor y más oportunidades para todo el alumnado«, han enfatizado los concentrados en la lectura del manifiesto que ha dado inicio a la protesta.
Durante la concentración, entre las batas blancas que llevaban algunos manifestantes en señal de protesta, las pancartas y los sonoros silbidos, los manifestantes han reclamado a la titular de la cartera que rectifique la decisión de fusionar las materias de ciencias, ya que esta decisión conlleva una «reducción horaria» para los estudiantes: «Reducir las horas de ciencias es reducir la posibilidad de alcanzar el conocimiento. En Cataluña presumimos del buen nivel de investigación, y al mismo tiempo reducimos las horas de formación de quienes tendrán que potenciarla y mantenerla», ha aseverado Xavier Duran, divulgador científico y uno de los representantes de la comunidad educativa que ha impulsado la protesta. Por su parte, en conversación con El Món, el coordinador de acción sindical de USTEC, Andreu Mumbrú, confía en que la fuerza demostrada sirva para presionar a la consejería y abrir una «vía de negociación [una de las principales reclamaciones]»: «Hay una tarea muy importante de todas las plataformas, especialmente de Ciencias en Peligro, pero también de las plataformas de catalán y castellano, de filosofía, que se han creado en las últimas semanas. Y hay mucha presión y mucha movilización», argumenta.
Durante la concentración también se han hecho gritos para reclamar que la administración catalana haga público el requerimiento que ha impulsado los cambios en bachillerato, ya que, de momento, según aseguran los manifestantes, el departamento se ha negado a hacerlo. En esta línea, el presidente de la sociedad de química del Institut d’Estudis Catalans, Gregori Ujaque, ha lamentado que no se enseñe el contenido del documento de la Moncloa que ha generado el revuelo: «Este requerimiento pedía cambios en la literatura, y al final no se harán, lo cual celebramos. Parece que se puede modular el requerimiento, pero no con las ciencias. No entendemos por qué no hacen lo mismo», ha exclamado. Unas palabras que han sido muy aplaudidas por los manifestantes, que han exigido «transparencia».

El requerimiento de Madrid que ha impulsado el conflicto
La polémica en el bachillerato se remonta al pasado 16 de diciembre, momento en que el Departamento de Educación comunicó a las direcciones de todos los centros educativos de esta etapa de la enseñanza que se introducirían cambios en el currículo de bachillerato. Esta comunicación era efecto directo de un requerimiento enviado por el ministerio que encabeza Pilar Alegría, el cual alertaba a su homóloga catalana que la ordenación de las asignaturas actual no cumplía con la ley estatal LOMLOE -aprobada en noviembre de 2020 gracias a los votos de PSOE y Sumar –las dos formaciones que la habían impulsado– y con el apoyo de ERC y la abstención de Junts. De entrada, en respuesta al requerimiento de la Moncloa, la consejería que lidera Esther Niubó planteó cambios en las materias de literatura, tanto catalana como castellana, de segundo de bachillerato, las cuales debían pasar a ser asignaturas optativas. Este planteamiento, sin embargo, duró poco, ya que debido a las fuertes y sonoras quejas de los docentes, la responsable de la cartera se vio obligada a dar marcha atrás y anunció que se mantendrían las literaturas como asignaturas obligatorias.
La respuesta de la consejería al requerimiento del gobierno español, sin embargo, no solo planteaba cambios en las literaturas, sino que también modificaba la estructuración de las asignaturas de la modalidad científica. En detalle, la propuesta inicial también fijaba que, en la rama de ciencias, se agruparían en una sola asignatura biología, geología y ciencias ambientales –que hasta ahora eran tres asignaturas separadas- y también se fusionarían física y química en primero de bachillerato. Este es, principalmente, el punto que ha impulsado el conflicto. Para intentar acercar posiciones con la comunidad educativa y científica -que hoy se ha reunido en masa en la plaza de Sant Jaume-, la titular de la cartera se reunió a lo largo de todo el jueves 9 de enero con representantes de las direcciones de centro, la Inspección educativa y las organizaciones de profesionales para consensuar una nueva propuesta de currículo. De esta reunión, sin embargo, no salió agua clara y el conflicto se mantuvo vivo: «Desde esta reunión de enero, la consejería no ha vuelto a convocar a las sociedades científicas para hablar sobre los cambios, y esto les ha llevado a movilizarse», denuncia Sandra Rodríguez, miembro de la plataforma Ciencias en Peligro, en conversación con este diario.
Meses más tarde, la batalla por las ciencias continúa agravándose, y tanto la comunidad educativa como la científica exigen a la titular de la cartera de enseñanza una «reflexión» urgente: «Las ciencias no se fusionan y la educación no se recorta», exclaman los manifestantes, que advierten que no se detendrán hasta conseguir negociar y consensuar el nuevo currículo de bachillerato. Y la unión sin precedentes de este miércoles por la tarde demuestra que, esta vez, la comunidad educativa y científica tiene más fuerza que nunca: «No pararemos. Niubó reflexiona, la ciencia no se fusiona», han concluido los manifestantes con un sonoro mensaje dirigido directamente a la consejera.