Locatarios de toda la vida, desahuciados por los nuevos propietarios, que quieren reconvertir el negocio para dirigirse al sector del lujo. Este conflicto es cada día más frecuente en un mercado inmobiliario duro. Pero ahora llega también al sector de los campings, con un caso inédito que ha sublevado unas setenta familias. No los echan de su vivienda, pero sí del que hace décadas, que es su segunda residencia, modesta pero muy valiosa para ellos, porque los nuevos amos de las instalaciones, HolaCamp, trabajan con clientes de alto poder adquisitivo.

Con la llegada de Semana Santa, los campings –que este año se enfrentan a las restricciones por la sequía– han dado el pistoletazo de salida a la temporada de primavera y verano. Como cada año, los más de 350 establecimientos turísticos de alojamiento y acampada, según datos del 2022 del Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat), han abierto las puertas. Excepto el camping San Salvador, de Coma-ruga (Baix Penedès), a la Costa Dorada. Los afectados denuncian que la nueva propiedad los ha desahuciado «sin ningún motivo aparente» y los ha dado un plazo de un mes para sacar todas sus pertenencias. «Algunas familias hace más de 45 años que hemos convertido este camping en nuestra segunda residencia, y ahora, de repente, un mes antes del inicio de la nueva temporada, hemos recibido una carta que ya no podemos volver», denuncia la portavoz de la plataforma de familias afectadas, Sandra López, en conversación con El Món.

Solo un mes para llevarse media vida

En la carta, a la cual también ha tenido acceso este diario, HolaCamp comunicaba a las familias que su contrato de temporada «se había agotado el 1 de octubre», como es habitual, con la diferencia que después siempre se renovaba en la primavera. Con la notificación de esta misiva, recibida el 12 de febrero, tenían «un mes para dejar su parcela vacía y retirar todos los objetos personales». Si no lo decían, desde la administración del camping se reservaban el derecho a «retirar o destruir cualquier pertenencia» que quedara en el interior del recinto, puesto que se consideraría «abandonada». Ahora bien, desde la plataforma de afectados denuncian que este plazo establecido por la propiedad no es del todo cierto: «Dicen que nos dan todo un mes para retirar todas nuestras pertenencias, pero solo nos dejan acceder al recinto para hacerlo durante los fines de semana», lamenta López.

La portavoz asegura que no todas las familias afectadas tienen la disponibilidad suficiente para llevarlo a cabo dentro del plazo estipulado. De hecho, ante las quejas de las familias, HolaCamp ha ampliado el plazo para desalojar el camping hasta el domingo 14 de abril, pero también los ha dejado claro que en caso de que en los próximos quince días no se hayan retirado todos los módulos, se encargará de reubicarlos y cobrará los gastos del traslado y posterior pupilaje a los propietarios.

Unas setenta personas se manifiestan a las puertas del camping San Salvador de Coma-ruga contra su desalojo / ACN

Sin posibilidad de realojarse a otro establecimiento

Además de las dificultades para retirar todas sus pertenencias, la portavoz de la plataforma también denuncia que no han encontrado jefe otro camping donde instalarse: «Nosotros no tenemos que mover una caravana, tenemos que mover una mobile hombre [una unidad móvil con forma de casa de grandes dimensiones], y ningún otro camping de la Costa Dorada nos quiere acoger», asevera López. El problema, pero, va más allá. Las familias afectadas denuncian que el coste de transportar una mobile hombre de un lugar a otro es muy elevado: «Para desplazar una casa de estas características hay que contratar unos vehículos especializados que cuestan cerca de 9.000 euros, y muchas familias no se pueden hacer cargo de este gasto», argumenta la portavoz de la plataforma, que asegura que algunos de los afectados se acababan de comprar la casa hacía menos de un año. Es decir, que habían invertido miles de euros últimamente y ahora tienen que volver a invertir más para retirar la suya mobile hombre: «Es inaudito, por mucho que queramos sacarlas, no tenemos donde dejarlas», espeta López.

Para demostrar su rechazo a la situación, unas setenta familias afectadas se concentraron a las puertas del camping San Salvador el pasado sábado 30 de marzo para reclamar soluciones y exigir que la propiedad del establecimiento se siente a negociar para desencallar el conflicto. De momento, pero, no ha habido respondida: «Queremos encontrar una alternativa justa y razonable, que nos permitan vaciar las parcelas y que nos indemnicen económicamente como es debido para cubrir los costes de retirar nuestras pertenencias», argumenta López, que avisa que si los propietarios del camping no responden a las demandas de los afectados organizarán una nueva concentración el domingo 14 de abril.

Los manifestantes han mostrado pancartas contra los nuevos propietarios del camping San Salvador / ACN

Sin justificación oficial para el desalojo

Desde la plataforma también denuncian que no han recibido ninguna justificación para el desalojo en ninguna de las dos cartas que han recibido. Ahora bien, teniendo en cuenta que la nueva empresa propietaria, HolaCamp, comercializa principalmente campings de lujo, una tendencia que ya se ha bautizado con la voz inglesa glampin –camping con glamur– la portavoz de la entidad sospecha que no los han querido mantener el contrato porque no vuelan campistas que hagan estancias largas. Desde este diario nos hemos puesto en contacto con la empresa en cuestión, pero no hemos obtenido ninguna respuesta. Así pues, con las conversaciones entre campistas y administración encalladas, los afectados siguen en pie de guerra.

Qué es HolaCamp y qué es lo ‘glampin’

HolaCamp es una operadora y gestora catalana de campings que, nacida el pasado mes de febrero de 2023, ha irrumpido con fuerza dentro del sector. Al frente de HolaCamp hay Alfonso Leprevost, CEO de la empresa, socio y consejero delegado del camping el Algarrobo de Sitges desde el año 2018; Alejo Olano, cofundador de HolaCamp, socio y CEO del grupo Campings Tres Estrellas desde el año 2013, y Héctor Fina, director ejecutivo de la empresa y cofundador del actual Festents, la empresa líder en la distribución de alojamientos glampin para grandes acontecimientos. Actualmente, la nueva operadora catalana de campings cuenta con establecimientos a Gandia (Safor, País Valenciano), Sitges (Garraf), Barcelona (Barcelonès), Palamós (Baix Empordà), Chilches (Plana Baixa, País Valenciano) y Mequinensa (Bajo Cinca, Aragón), y prevén cerrar el 2024 con una facturación de más de 27 millones de euros, puesto que tienen la intención de «continuar expandiendo su negocio», según apuntaron en declaraciones a ‘Hosteltur’.

Todos los campings de la gestora catalana se caracterizan por el glampin, es decir, alojamientos como jaimas y tiendas de lujo que permiten a los clientes disfrutar de la natura, pero sin renunciar a la comodidad. De hecho, en la misma página web de la empresa, definen su servicio como «la transformación de la experiencia de acampar en una cosa fácil, cómodo, y bella». Ahora bien, como es lógico, estos servicios tienen un precio más elevado que una parcela en otro camping de estas características, cosa que limita el número de clientes que pueden acceder.

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