La marca Perpinyà, la catalana fue el emblema de la capital del Rosellón (Cataluña Norte) durante muchos años. Tanto es así, que formaba parte del escudo. Pero la historia se interrumpió cuando Louis Aliot, de Reagrupament Nacional, llegó a la alcaldía y decidió prescindir de ella. El alcalde de extrema derecha, además, decidió sustituir la marca histórica –registrada desde principios del 2000 por el entonces alcalde, Jean-Paul Alduy– por La Radiant (La Rayonnante), alegando que el municipio ya estaba suficientemente «anclado a su identidad catalana» y no necesitaba subrayarlo explícitamente en el eslogan. Esto conllevó que cientos de personas se manifestaran por las calles de Perpiñán en abril del 2021 para «reivindicar la catalanidad» de la capital del Rosellón porque, según defendían, y defienden, Aliot quiere dejarla en el olvido. Tres años más tarde, esa lucha aún dura y está en vía judicial.
Los sucesores de Alduy a la alcaldía fueron renovando la marca cuando caducaba, hasta agosto de hace dos años, que ya no se hizo y la marca pasó a ser de dominio público. De hecho, el alcalde del partido de Marine Le Pen defendió públicamente el cambio de nombre de «la catalana» por «la radiante». «El blasón recuerda la historia de nuestra ciudad, su identidad catalana por sus colores, su cultura y sus tradiciones», afirmó Aliot, y dejó claro que Perpiñán es una ciudad «mediterránea anclada a su identidad catalana, arraigada dentro del Rosselló histórico y plenamente francesa».
Ante esta situación, quien lo aprovechó fue el exteniente de alcalde catalanista Jaume Roure, que creó el Asociación Perpiñán, la catalana y compró la marca y la registró a su nombre en el Instituto Nacional de Propiedad Industrial de Francia (INPI). Durante este proceso, Louis Aliot tenía el derecho de presentar alegaciones, pero no movió un dedo hasta seis meses después, cuando ya acabado el plazo, se creó la asociación y la hicieron pública. Entonces, Louis Aliot decidió llevar la compra de la marca por parte de Roure ante el tribunal judicial de Marsella, especializado en derecho de la propiedad intelectual, por registro fraudulento de marca y daños en la ciudad y exigiendo 15.000 euros con el objetivo, según denuncia la entidad, de quedársela porque nadie la pueda utilizar y dejarla en un cajón porque él tampoco tiene ninguna intención de hacerlo. «El alcalde no quiere que lo utilicen porque precisamente son los que lo han creado y le llevan la contraria con esta cuestión», resume en conversación con El Món el geógrafo y cronista de Radio Arrels, Joan Becat.

«Un conflicto político» en mediación
El exteniente de alcalde y regidor catalanista hasta el año 2020, Brice Lafontaine, ha explicado en El Món que este litigio legal viene «de un conflicto político porque la asociación la creamos Jaume Roure y yo mismo, que somos oponentes de Aliot». «Quiere ir a juicio y hacer todo el posible para que no podamos salir adelante ningún proyecto», subraya el secretario de la entidad, y añade que «solo quiere recuperar el nombre para impedir que nosotros no lo utilizamos y estar seguro de que así no habrá nunca más Perpiñán, la catalana». Becat remarca que el alcalde de Perpiñán ha sacado esta denominación «de todas partes para poner una banalidad, pero se considera propietario de esta denominación y quiere prohibir que cualquier otro la utilice», y añade que el alcalde de extrema derecha tampoco la ulitizará. «Quiere hacer todo el que pueda para disminuir el catalán y cualquier otra referencia a la catalanidad del municipio», sentencia.
El proceso judicial actualmente se encuentra en proceso de mediación entre las dos partes, pero Lafontaine ya mujer por hecho que la disputa acabará en juicio. El secretario de la asociación ha remarcado que ellos no tenían muchas esperanzas de encontrar una «resolución del conflicto» en este proceso de mediación porque «es un problema político, y no judicial». «Lo hemos intentado, pero ahora la mediación se dará por acabada porque las dos partes no se han puesto de acuerdo y se irá a juicio», remarca. Becat, por su parte, apunta que el consistorio de extrema derecha defiende que la titularidad de la denominación se los corresponde y deja claro que se trata de un pleito al tribunal administrativo y la sentencia que salga será de «obligado cumplimiento y puede imponer sanciones». «Hace más de veinte años que teníamos esta denominación y todo el mundo se había acostumbrado», lamenta, pero admite que la situación «para la mayor parte de la gente la situación se los es bastante indiferente». Así, subraya que el objetivo final de Reagrupamiento Nacional «no quiere que aparezca ninguna cosa catalana». «Aliot lo tendría que dejar estar», opina.

La entidad pide dinero para hacer frente al juicio
La entidad necesita 25.000 euros para hacer frente al juicio -10.000 de costes por el juicio y 15.000 pedidos en «compensación del daño»- y ha iniciado una campaña de micromecenazgo para conseguirlos. Brice Lafontaine detalla que ya han recaudado 3.500 euros para hacer frente a los costes del juicio y por «hacer la política catalana que el municipio no hace» llevando a cabo sus proyectos de desarrollo de la villa, de la cultura y de la identidad como, por ejemplo, con el retorno del lema de Perpiñán la catalana, el cambio del nombre del departamento y la promoción del uso del catalán.
«De momento, no damos miedo a Aliot. Piensa que podrá aniquilar totalmente la identidad catalana, y la asociación también, porque tiene la fuerza de las finanzas del Ayuntamiento para ir a juicio contra nosotros, que solo tenemos unos miles de euros al banco, y piensa que ganará fácilmente», razona el secretario de la asociación, que espera que «con el apoyo del Sur» puedan ganar el juicio y, además, «tener un peso político importando porque en las próximas municipales la gente se dé cuenta de que Aliot es nefasto y un problema para la ciudad».