De hecho, ya se despidió del Parlamento de Cataluña en su última comparecencia para explicar la memoria del Tribunal de Superior de Justicia de Cataluña (TSJC). Lo tenía asumido durante la ceremonia de apertura del año judicial, pero ahora el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha puesto manos a la obra y relevará al veterano Jesús Maria Barrientos como presidente de la poderosa sala civil y penal del TSJC. Una tribuna desde donde se ha mostrado como un agresivo ariete contra el independentismo, el Procés y en su momento contra los Mossos d’Esquadra, de quienes retiró su protección personal e institucional a raíz de los hechos del Primero de Octubre.
Barrientos, que tenía el mandato caducado y ya había renovado el cargo, permanecerá como magistrado de sala, una vez sea sustituido por el próximo magistrado elegido. De hecho, hoy mismo el Consejo ha incorporado su nombre en las 51 plazas judiciales vacantes, en todo el Estado, en las que se incluyen 16 del Tribunal Supremo. Todo ello gracias al acuerdo de renovación del Consejo que acordaron en Bruselas, el PSOE y el PP después de años de crisis y de mandatos caducados.
El cambio de Barrientos no será el único en Cataluña. En la lista también se incluye la renovación de la presidencia de la Audiencia de Girona tras la renuncia del magistrado Fernando Lacaba. La Audiencia Provincial de Barcelona también tendrá nuevo presidente por vencimiento del mandato de Antonio Ramón Recio. Así mismo, la presidencia del Tribunal Militar Territorial Tercero de Barcelona.

Barrientos, el hombre contra el Procés
Con Barrientos en el TSJC, la justicia en Cataluña se ha identificado con el sector duro contra el Procés y contra la inmersión en la escuela. De hecho, el descenso del uso del catalán en los Tribunales en Cataluña se ha significado en su mandato. En este sentido, Barrientos proponía buscar “jueces oriundos” para que haya más catalán en los tribunales. Barrientos tampoco ha dudado en criticar abiertamente la ley de amnistía para los independentistas. De hecho, en los casos que debía juzgar como la vista por el 1-O contra Josep Maria Jové, Lluís Salvadó y Natàlia Garriga ha demorado la aplicación de la ley del olvido penal.
El aún presidente del TSJC condenó al presidente Quim Torra por desobediencia, al igual que a los miembros independentistas de la Mesa que presidía Carme Forcadell. Una condena que le salió cara porque la sala penal anuló el juicio por falta de imparcialidad del mismo Barrientos. La vista se tuvo que volver a celebrar. Tampoco tuvo suerte Barrientos en su intento de vestir la toga en el Tribunal Supremo, por lo cual no recibió ningún voto.