De nada ha servido una auditoría, ni unas nuevas elecciones, ni un candidato que parecía tener las cosas claras y con ganas de organizar una casa construida a medida de Toni Comín. La crisis ha regresado, y con toda la virulencia, al órgano que debía garantizar el resultado del Primero de Octubre, la internacionalización de la causa catalana y la presidencia en el exilio de Carles Puigdemont. Veintidós personas que son representantes locales en la asamblea territorial, adheridos al Consell, han firmado una durísima carta de dimisión en la que, además, se anuncia la disolución de seis consejos locales (les Corts, Gràcia, Avinyonet del Penedès, Sant Climent de Llobregat, Bages y Segrià).

La misiva, a la que ha tenido acceso El Món, acusa a la presidencia de Jordi Domingo de llevar «a la destrucción» la institución en el exilio. «El de ahora no es el consejo de todos: su esencia ha sido secuestrada y la democracia de la institución gravemente herida», sentencian. Los firmantes, entre los que se encuentran los 22 dimisionarios y diez miembros más del Consell que se adhieren, aseguran que no actúan «ni por resentimiento ni por un mal perder». En la lista de firmantes se cuentan el exjefe de gabinete del Consell de la República, Carlota Canut, la activista Blanca Serra, el actor Toni Albà, Montserrat Corrons, el veterano «referente del consejo en el Bages» Carles Casals o Francesc Mata, uno de los nombres claves de la institución en Ponent. «No queremos ser cómplices ni participar en esta desfiguración y declive del Consell de la República», argumentan. De hecho, todos se significaron en la defensa de Comín durante el escándalo de las irregularidades.

Comunicat dels dimissionaris del Consell de la República/QS
Comunicado de los dimisionarios del Consell de la República/QS

«Democracia arrugada»

En el comunicado, los firmantes cargan fuerte contra la actual dirección del Consell. «Desafortunadamente, desde la dimisión del presidente Puigdemont y el consiguiente cese del gobierno [del Consell] anterior, hemos detectado una preocupante deriva de la institución, que se agrava día tras día», contextualizan. «Nos hemos cansado de denunciar todo tipo de irregularidades y malas prácticas», añaden. Así mismo, reprochan «denuncias que, cuando han sido contestadas ―siempre sin ir firmadas―, han sido con prepotencia, autoritarismo, opacidad y con formas inapropiadas».

«Nos hemos cansado de esperar propuestas efectivas y definición del plan de gobierno», enfatizan. «Nos hemos cansado de ver la democracia arrugada», aseguran. Según su criterio, «esta manera de hacer lleva al Consell a la destrucción». De hecho, señalan que Jordi Domingo, después de cinco meses desde su proclamación como presidente, aún no ha presentado un plan de gobierno del órgano. «Las contradicciones entre lo que dice querer hacer y lo que realmente hace son continuas», acusan.

Domingo y su equipo

Para los dimisionarios, Domingo «proclama transparencia, pero se niega a encargar una auditoría informática y económica» y «continúa con los movimientos encaminados a romper con la transversalidad e independencia de la institución». También reprochan que cuando hace comparecencias nunca lo hace bajo el símbolo del Consell y que no permite la coordinación del ente con los consejos locales. La crítica también llega a su equipo. «Sus colaboradores han maniobrado fraudulentamente para intentar ganar votaciones en la Asamblea Territorial modificando la lista de Consejos Locales existentes y los delegados que tenían derecho a acceder», denuncian.

En el mismo sentido, aseveran que en las «Asambleas Ciudadanas se han presentado personas atribuyéndose cargos o funciones que no se habían comunicado ni publicado previamente». «Se ha servido de decretos posteriores para solucionar incumplimientos de los códigos», aducen. En definitiva, para los dimisionarios, a Domingo que «por encima de todo, pretende ocultar su talante autoritario y poco democrático bajo un supuesto clamor de unidad». Vuelve la guerra al Consell.

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