Si hay una cosa que puedes hacer a los 92 años y que te aplaudan es la autoparodia. Y Jordi Pujol ha demostrado que domina la técnica este miércoles, en la presentación del libro

Esta confesión, con toda la pillería, la ha hecho hacia el final de su intervención, después de haberse pasado una hora haciendo lo que le ha dado la gana, cosa que ha hecho disfrutar al público y sufrir a la presentadora del acto. La presidenta del Institut d’Estudis Catalans, Maria Teresa Cabré –que estaba a la mesa como lingüista porque dirigió la tesis doctoral que Ko Tazawa hizo en Cataluña–, ha intentado ayudarla en el intento inútil para que Pujol siguiera el guion. Misión imposible y probablemente innecesaria.
A trancas y barrancas, entre la conductora, la periodista Mònica Socias, y Cabré han conseguido hacerlo hablar de cuando conoció a los Tazawa. La viuda, Yoshiko, que ha leído el texto que llevaba preparado muy emocionada, sin poder evitar las lágrimas, ya había avanzado que les invitó a tomar café en Queralbs, donde pasaban parte de las vacaciones. «Fuimos vestidos muy correctamente, a pesar de que cuando llegamos todo el mundo iba con pantalones cortos porque era verano», ha rememorado.
«No me acuerdo. Supongo que debía de pasear con mi mujer por Queralbs y comparecieron dos japoneses, esto en el país del Manelic! Y pensé, ‘esto [la proyección de Cataluña en el mundo] va
«Usted dígame qué tengo que decir y lo diré»: el Pujol más pillo
La lucha para hacerlo volver al guion ha sido constante. «Usted, muy discretamente, me está diciendo que deje de agobiarlos hablando de la reindustrialización de Japón y que hable de lo que quieren que hable», le ha espetado a Cabré en uno de los mejores momentos del su
Lengua: «El catalán necesita una gran movilización popular»
De una manera u otra, entre Socias y Cabré han conseguido hacerlo hablar de lengua y del honor, dos de los temas del libro, que publica la editorial Lapislàtzuli. Y en estos dos puntos ha dejado la parodia de lado. «En el Japón, con la lengua no se juegan el tipo, en Cataluña, sí. La lengua para Cataluña es decisiva y ahora vuelve a estar en un peligro grave», ha advertido. Todavía se ha permitido otra digresión, pero de hecho estaba directamente relacionada con la cuestión: ha explicado una reunión que tuvo «con gente del PP» cuando todavía era presidente, en que le advirtieron que se tenía que hacer a la idea que «el catalán no tiene remedio». «
De cómo se pierde el honor o «procuran que lo pierdas»
El ademán reflexivo y nada humorístico se ha mantenido para hablar del honor. Uno de los temas que lo obsesiona, especialmente desde que confesó la «deixa» y se le hundió el mundo como figura institucional. Se ha referido a un texto de 130 páginas que tiene escrito sobre «todos los tipos de honor», ha hablado del haraquiri japonés y de casos en que llevar el honor a la extremo «lleva al desastre» –ha puesto como ejemplo el coronel británico de la película
La reanudación de una agenda pública
De hecho, el acto de hoy forma parte del ciclo de autorreparación que tiene abierto Pujol casi diez años después de su confesión, en julio de 2014. A pesar de haber sufrido un ictus en septiembre, continúa con una agenda pública que en los últimos meses ha pasado por la asistencia al 90.º aniversario del Parlamento catalán –una celebración impulsada por Laura Borràs antes de ser suspendida como presidenta y en que solo ella salió a recibirlo y después los dos sentaron en la tribuna de invitados– y, el 8 de febrero, por la presentación de otro libro, la reedición de Des dels turons a l’altra banda del riu. Entre l’acció i l’esperança, con artículos suyos escritos en la prisión, entre 1961 y 1962. Él mismo ha recordado hoy este acto de hace tres semanas. Y ha prometido que el de hoy, dedicado al amigo japonés fallecido en septiembre, sería «menos político». Pero ha añadido: «Al final tendremos que hablar de política, es inevitable». Y así ha sido.
Entre los asistentes, además de Oriol Pujol, el hijo siempre presente, los ex consejeros Meritxell Borràs i Jaume Giró, uno de los actuales dirigentes de Junts más dispuestos a reivindicar su legado y la manera de hacer política de CDC, como demostró en el acto del año Trias Fargas –al cual asistió el expresidente– que organizó la consellería de Economía en julio.
