Hay días que duran años y que quedan en la memoria, y la 1 de octubre de 2017 es uno por muchas cosas. Los nervios de la noche anterior que vivieron las personas que se quedaron custodiando las escuelas, la llegada de las urnas a primera hora de la mañana, los golpes de porra de los policías españoles para intentar frenar la votación o la incertidumbre sobre cómo se aplicaría el resultado fueron algunos de los momentos que marcaron una jornada de consecuencias inabarcables que todavía perduran: desde la declaración de independencia en el Parlament a la suspensión de la autonomía a través del 155, la llegada de la prisión y el exilio, los indultos y la represión. Los efectos de la judicialización del Procés todavía duran ahora, pero seis años después el independentismo ve a su alcance la amnistía. Un punto de partida, tal como reclaman Esquerra Republicana y Juntos a Pedro Sánchez, por poder volver a votar y en un referéndum que permita sustituir aquel mandato que tanto ha dividido las formaciones independentistas y, en consecuencia, ha acabado desmovilizando parte de la calle y del electorado.

¿Qué queda del mandato del 1-O en el sexto cumpleaños? ¿Y de aquella efervescencia que se vivió en las calles de toda Cataluña en una jornada histórica? Expertos consultados por El Món coinciden que el 1-O marcó un antes y uno después y que pasará a la «posteridad» como una «demostración de bastante colectiva», «un acto de desobediencia de primer nivel» y el día que se constató que había una mayoría social a favor de la independencia. Pero también resaltan que las lecturas que hicieron los partidos independentistas del resultado ha perjudicado el movimiento, que, según los analistas, se ha «dormido», «desmovilizado» y también «incordiado» a lo largo de estos seis años.

El politólogo de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) Toni Rodon destaca que «buena parte del conflicto» que hay entre los partidos independentistas deriva de las «diferentes interpretaciones» que se han hecho del 1-O, puesto que unos le dan «una legitimidad diferente» que otros y, por otro lado, la ciudadanía, que se había movilizado por unos objetivos, «no ha visto cumplidas sus expectativas por carencia de cambios tangibles y reales» y esto ha generado «desconexión» y «insatisfacción». «Mucho electorado está cansado de las luchas entre los partidos», resalta.

El catedrático de Ciencia Política de la Universitat de Barcelona (UB) Jordi Matas deja claro que los partidos independentistas han hecho «una mala lectura del 1-O» que, segundos él, es, «incluso, censurable desde un punto de vista de los hitos sociales que se fueron consiguiendo por el 1-O». «Es una triste desgracia que hagan esta interpretación y que después del 1-O no hayan sabido gestionar» el que se consiguió.

Un chico enseña una urna que se encuentra dentro de un colegio electoral
Un chico enseña una urna que se encuentra dentro de un colegio electoral

También se muestra muy crítico el jurista y exvicepresidente primero del Parlament, Josep Costa, porque cree que «la mala lectura del mandato ha desmovilizado» el movimiento. «Hay gente que lo ha desmovilizado, lo ha incordiado, a otra gente que lo ha decepcionado, pero en general lo ha desmovilizado bastante». Aun así, señala que también ha servido para «endurecer» un sector del movimiento porque » sigue habiendo un núcleo de gente que reivindica que el 1-O es un mandato político vigente para hacerlo efectivo».

Costa subraya que «en el ámbito social queda todo un independentismo movilizado que reivindica el 1-O, pero en el ámbito político hay muy poca sustancia». En este sentido, Matas considera que los dirigentes soberanistas tendrían que haber espoleado la ciudadanía y no «plegar velas y provocar un estado de somnolencia colectivo, que es el que han querido hacer durante estos años muchos de los líderes de los partidos independentistas». «Es un error gravísimo», sentencia.

El profesor de Ciencias Políticas de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) Marc Guinjoan también afirma que las «discrepancias o la mala lectura del mandato ha perjudicado mucho el movimiento» porque, al final, el independentismo se ha encontrado en «un callejón sin salida» y «esto genera frustración». «Hay errores propios del independentismo, como por ejemplo prometer una cosa que no merecía la pena prometer porque en aquel momento hay ilusión, pero después genera frustración», insiste.

Un cumpleaños en medio de las negociaciones por la amnistía

El sexto cumpleaños del 1-O está marcado por las negociaciones que mantienen Esquerra Republicana y Juntos por Cataluña para facilitar la investidura de Pedro Sánchez. En este ámbito, Rodon cree que es difícil prever si el 1-O se diluirá si se pacta la amnistía y no se acuerda el reconocimiento del derecho a la autodeterminación. Sobre este punto, el experto de la UPF se decanta para subrayar que «el 1-O y todo el que ha pasado en estos 6 años ha provocado que las fuerces independentistas, con formas y retóricas diferentes, intenten ser más claros y más duros en las negociaciones» y «piden que se cumplan sus condiciones antes de dar sus votos».

Por otro lado, Matas advierte que «si se consigue la amnistía pero no se logra nada más» en las negociaciones quedará «poca cosa» del 1-O. Él espera que esto no pase porque, según apunta, el 1-O «ha marcado un antes y uno después en Cataluña y fuera de Cataluña» porque fue “un movimiento de cambio profundo”. En este sentido, defiende que el «cambio profundo» se tendría que ver «reflejado» en la negociación si es que «realmente» los partidos independentistas «quieren negociar el derecho a la autodeterminación y un referéndum para que el pueblo de Cataluña decida su futuro».

Costa va más allá y critica que los partidos independentistas «han enterrado el 1-O y han pasado página» del referéndum porque «lo más evidente es que la amnistía es la superación del 1 de octubre» y «negociar algo para sustituir el 1-O quiere decir que no tenso en tu programa hacerlo efectivo». «Este discurso que se hace de volver a la política aquello que no tendría que haber salido nunca de la política se traduce en el abandono del 1-O porque es el ejercicio unilateral de la soberanía», expone, y concluye que «volver a la tabla de negociación y en la política son eufemismos para renunciar a tomar decisiones».

Una «momentum» recuperable

A pesar de este panorama, Matas considera que la extraordinaria movilización en la calle que se vivió hace seis años y en los días posteriores al Primero de Octubre es «recuperable» porque «este sustrato ha quedado» y está convencido que «puede rebrotar». Aun así, el experto de la UB señala que «se tendrían que dar algunas condiciones, como por ejemplo que los partidos independentistas reconsideren la mala gestión que han hecho del 1-O y que, por lo tanto, recuperen la esencia de aquel movimiento». Guinjoan también opina el mismo y añade que «los movimientos políticos pasan por altibajos y los movimientos sociales no pueden estar veinte años en una espiral de movilización constante» porque “la gente se cansa”.

Por otro lado, el experto de la UOC ve «muy difícil» ahora mismo una gran movilización en la calle porque se está negociando con unos partidos que están «dispuesto a hablar de amnistía y, como mínimo, de trenes, financiación y lengua» y cree que la movilización podría volver si hay un «factor que genera choque» como, por ejemplo, un gobierno de PP y Vox. «Si hay un gobierno de PP y Vox que te aplica un 155, que te restringe todavía más el catalán y te invade competencias en la escuela, la gente reacciona», subraya».

antidisturbios de la policía española intentando impedir la votación en el referéndum del 1-O en Barcelona / Jordi Borràs
antidisturbios de la policía española intentando impedir la votación en el referéndum del 1-O en Barcelona / Jordi Borràs

Costa, por su parte, expone que «es recuperable en la medida que el conflicto con el Estado se vuelva a producir» y, en este sentido, pose de relevo que no es posible solo con la acción del activismo de la calle y que requiere de cierta coordinación con las instituciones porque, segundos él, la movilización del Primero de Octubre «es la consecuencia de una confrontación política-democrática que no se recupera de un día por el otro» pero, en definitiva, considera «el único camino a la independencia».

El mandato del Primero de Octubre, excluido discurso político

Costa insiste que el resultado del referéndum del 1 de Octubre tenía que ser la declaración de independencia y, en este sentido, lamenta que haya desaparecido del discurso político porque «en la praxis política de los partidos con representación en el Parlamento el 1-O es un recuerdo que se usa pero no tiene ninguna traslación práctica».

Sin ir más lejos, Costa remarca que el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y los partidos políticos independentistas no han hecho «ninguna referencia» al mandato del 1-O ni en sus intervenciones ni tampoco en sus propuestas de resolución en el debate de política general en el Parlament. “Nadie defiende la vigencia de la declaración de independencia”, lamenta el exvicepresidente primero del Parlamento, que recuerda que Juntos llevaba en el programa se tenía que ratificar la vigencia de la declaración y preparar su activación y su despliegue.

Pere Aragonés en el debate de política general en el Parlamento de Cataluña 27.09.2023 / Mireia Comas
Pere Aragonés en el debate de política general en el Parlamento de Cataluña 27.09.2023 / Mireia Comas

Jordi Matas, por su parte, hace referencia en el acuerdo entre Juntos y ERC para hacer presidente Pere Aragonès y destaca que es «un documento inspirado en la esencia del 1-O» porque el primer punto incluía una estrategia “para hacer la República Catalana” y dar respuesta al 52% de los votos independentistas conseguidos en las elecciones del 14 de febrero de 2021, pero lamenta que «la evolución ha sido muy mala». «En el origen de la actual legislatura esto lo encontramos, pero después no se ha hecho nada y se ha roto la mayoría del 52% a favor de la independencia», reblaa .

Seis años de «miserias» del Estado español

Toni Rodon considera que «el 1-O fue la confirmación para mucho electorado independentista que con las instituciones españolas no se puede confiar», pero para Jordi Matas fue «el torcebraç que se hizo al eEstat español» y que ha hecho aflorar «todas las miserias del Estado, todas las cloacas, los poderes corruptos y pudridos». En este sentido considera que «ha salido tanta porquería que desde un punto de higiene democràtiva fue muy bien» porque «ha demostrado que no se puede confiar en las instituciones españolas y que tienen un déficit democrático de campeonato». El experto de la UPF considera que partidos políticos, medios de comunicación, poderes económicos, monarquía y el poder judicial forman parte de una trama de un enorme déficit democrático puesta al servicio de la unidad del Estado y de perseguir la disidencia política y no respetar el prluralisme político». Y, desde la UOC, Marc Guinjoan, concluye que «fue el día que supimos que España no iba de broma» y que estaba «dispuesta a hacer el que sea para defender su unidad».

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