El proyecto de reforma de los estatutos de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) ha ampliado la brecha que separa al sector oficialista de los críticos con la dirección de Lluís Llach. La cúpula de la entidad independentista ha propuesto cambios en la normativa que rige la Asamblea para, según su punto de vista, hacerla más operativa y eficiente, pero los críticos ven en ello una amenaza a la acción asamblearia y plural del movimiento. Este domingo, el día que comienza la votación telemática entre todos los socios –dura hasta mañana–, una carta personalizada enviada por el propio Llach a los miembros de la entidad ha sido la gota que ha colmado el vaso. Las expresidentas Elisenda Paluzie y Dolors Feliu y el secretario nacional del sector crítico Josep Costa han criticado en diferentes tuits que el presidente de la entidad rompa la neutralidad.

La expresidenta de la ANC Elisenda Paluzie, crítica con la campaña de la dirección actual a favor de los Estatutos / Mireia Comas

«En cuatro años hicimos tres reformas de estatutos y nunca hicimos ninguna campaña a favor [del sí a los cambios]. Los enviábamos, con las enmiendas y punto, y la gente votaba. Hace un mes que hacen campaña descarada a favor y hoy lo rematan con un email personal del presidente a todos los socios. ¡Basta!», ha tuiteado Paluzie. La que fue su sucesora en el cargo, Dolors Feliu, se ha expresado esta mañana en contra de la reforma, partiendo de un tuit anterior de Paluzie.

Josep Costa también ha criticado la campaña de la dirección y ha recordado que «más de doscientos socios» ya criticaron esta manera de proceder. El secretario nacional hace mención de un manifiesto del sector crítico en el que llamaban a «salvar la esencia» de la ANC recordando que “la transversalidad de la entidad es inherente a su carácter unitario y aglutinador”.

Cambio de los estatutos

Los cambios que propone la dirección, defendidos en un artículo en El Món por Toni Strubell y Pep Cruanyes, afectan a diferentes órganos estructurales y la forma de actuar de la Asamblea. El nuevo redactado propone sustituir la mayoría de dos tercios necesaria para elegir cargos orgánicos, que a veces ha generado bloqueo en la elección del secretariado, por una mayoría absoluta. También abre la puerta a extender los mandatos más allá de los ocho años e incorpora la antigüedad como requisito -se necesitaría un año mínimo para entrar en el secretariado y 90 días para poder votar- y estar al corriente de las cuotas de pago. Los críticos ven en estos últimos puntos una forma de reforzar la dirección y creen que podrían cerrar la puerta de la dirección a las voces críticas.

Josep Costa, en la presentación de la demanda/David Zorrakino/EP
Josep Costa, uno de los críticos con la dirección de Lluís Llach | David Zorrakino/EP

En el manifiesto publicado a mediados de junio, los críticos admitían que la entidad podría ser “más ágil y ejecutiva”, pero advertían al mismo tiempo que esta agilidad “iría en detrimento de su espíritu transversal”. Figuras como Josep Costa o Uriel Bertran creen que la reforma que se ha planteado “ha generado una confrontación interna inoportuna y arriesgada” porque la propuesta que se presentó «no generó el consenso del Secretariado Nacional, ya que la aprobó por un estrecho margen y ha sido rechazada por un número importante de Asambleas de Base». El comunicado de los críticos termina pidiendo una Asamblea «democrática, participativa, dinámica, fuertemente unida y transversal».

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