El independentismo hace tiempo que ha perdido el rumbo, una situación que ha comportado la pérdida de la mayoría independentista en el Parlamento de Cataluña, y afronta esta Diada con la unidad estratégica hecha añicos después de que Esquerra Republicana haya pactado con el PSC la investidura de Salvador Illa. Un acuerdo muy criticado por el presidente de la Asamblea Nacional Catalana, Lluís Llach, que, por otro lado, remarca en esta entrevista la capacidad que han tenido las entidades de rehacer la unidad y organizar conjuntamente la Diada de este año, que será la primera en 12 años que se celebra sin un presidente soberanista en la Generalitat. ¿Cómo tiene que actuar a partir de ahora el independentismo? ¿Cuál tiene que ser el papel de las entidades? ¿Y el de los partidos? Todas estas cuestiones, y otras muchas, se abordan en esta entrevista con el presidente de la entidad, que advierte que el independentismo tiene que reaccionar ya, porque si no lo hace «quizás ya no tendremos solución».

Desde que accedió a la presidencia de la ANC defendió con vehemencia que había que hacer todo el posible para que Salvador Illa no fuera presidente de la Generalitat. Ya hace un mes que lo es.

Es el primer fracaso, pero esto sirve para aprender ¿no? Para la ANC, como independentistas con el único objetivo de la independencia, la presencia del señor Isla no nos es de ninguna ayuda, al revés. Dificulta mucho más nuestra voluntad de ser independientes pronto. La conformación del poder político independentista ha hecho que, a base de disparates, el presidente de Cataluña en este momento sea un señor como el señor Illa. Y, por lo tanto, nosotros haremos todo lo posible para luchar contra las causas de lo que imaginamos su mal gobierno respecto a las libertades nacionales de Cataluña.

Este miércoles será la primera Diada en 12 años con un presidente de la Generalitat que no es independentista. ¿El Procés ha acabado?

No, no. Tendríamos que hacer un análisis más cuidadoso y sereno de lo que está pasando. A mí me parece que una cosa es el independentismo institucional, y la otra es el independentismo social. Creo que el independentismo social no ha cambiado mucho. Quizás ha cambiado electoralmente, pero no sé de nadie que me haya dicho que ha dejado de ser independentista. De nadie. Y en este aspecto, pienso que el independentismo ya se contó. Somos dos millones, más o menos, quizás ahora somos menos, o quizás somos más, ve a saber. La presencia del señor Illa en la Generalitat es un motivo muy fuerte para manifestarse y decir, a nosotros mismos los primeros, porque vamos así un poco desorientados desde hace unos años, al Estado español y a la gente que venga de fuera, que viene siempre, que el movimiento independentista social está indemne. La demostración de esto es que, por primera vez, el 11 de septiembre lo organiza la ANC con coordinación perfecta y voluntaria con todas las entidades grandes y representativas de este país. Y las tres o cuatro más importantes representan socialmente una masa crítica mucho más importante que la de todos los partidos independentistas juntos.

Lluís Llach, presidente del ANC, Barcelona 06-09-2024 / Mireia Comas
Lluís Llach, presidente del ANC, Barcelona 06-09-2024 / Mireia Comas

¿Y el independentismo político?

El independentismo político es un follón. Y lo reconocemos, nos lamentamos todos, lloramos por la noche, nos preguntamos cómo es que ha pasado esto, hacemos críticas, a veces destructivas, quizás demasiado, etcétera. Pero, en cambio, hay que tener en cuenta, porque cualquier día nos podemos encontrar con una sorpresa, que el movimiento social independentista está enfadado, decepcionado, muy decepcionado, desorientado. Esto quiere decir que cualquier día puede pasar algo. Porque el día que esta gente se movilice otra vez, el poder político se tendrá que poner en marcha inmediatamente. Y me parece que esto es lo que mueve el Secretariado Nacional de la ANC. O sea, decir a la gente que todo esto depende de la voluntad social.

Se han podido rehacer los puentes entre las otras entidades independentistas, una situación que coincide con la rotura total de la unidad de los partidos independentistas. ¿Cómo se ha llegado a esta situación?

Por el fracaso de absoluto de los políticos independentistas. El fracaso de absoluto de una CUP que no sabe rentabilizar su buen trabajo en las comarcas y en los ayuntamientos. Ahora se están repensando, y esperamos que esto sea realmente una nueva posición y que haga que su fuerza de base tenga incidencia en su fuerza política en el Parlamento. Es una queja que tengo de la CUP desde hace muchos años, que su actitud parlamentaria no es constructiva de cara al independentismo. Es muy ética, muy pura, pero no es constructiva. De Esquerra, yo ya no me atrevo a decir nada, sinceramente. No me atrevo a decir nada porque no entiendo nada. Junts ha pasado por instantes de mucha confusión, y parece que todavía lo está. La personalidad del presidente en el exilio parece que les ayuda a unificarse, y a tener esperanzas en la hegemonía, pero a mí esto no me interesa mucho. Pienso que la lucha por la hegemonía ya la decidirá el electorado, y la lucha por la hegemonía es continuar con una mala praxis desde un punto de vista independentista. Esta lucha ha traído muchos problemas.

Se ha visto a las urnas que esta lucha no ha funcionado.

No ha funcionado, pero cuidado porque hay causas profundas como la represión del Estado español. Nosotros todavía no hemos medido bien lo que es la represión. Aquellos juicios espectaculares, con unas condenas inadmisibles desde cualquier punto de vista procesal, que en Europa han creado inquietud fuerte, con reacciones de la ONU y del TJUE. Y otra cosa que la gente no considera mucho, que creo que es muy importante, es que hay un antes y un después de la Covid en todas las organizaciones. La Covid acabó de desanimar la gente.

¿Pero en que ha fracasado el independentismo institucional?

Es evidente que el independentismo institucional ha fracasado absolutamente con dos o tres cosas. Primero, con el egoísmo propio. Es espectacular como han mantenido algunos, de una manera espantosa, un fracaso estratégico de unas dimensiones extraordinarias. Y, además, con tozudez. O sea, Esquerra Republicana ha tenido tres derrotas electorales, cuando ya antes de la primera, algunos que les queremos, ya advertimos que era una estrategia muy decepcionante para el independentismo porque ellos eran los representantes de la pureza independentista. Que ellos sean los que, de alguna manera, en 2019 cambian 180 grados su estrategia, que se equivoquen en una dimensión tan grande, estando avisados por mucha gente, y, además, persistan… Y todavía tenemos otro problema del independentismo. Y es que todos se están rehaciendo, y hasta el mes de octubre-noviembre estaremos pendientes de ver qué pasa. En estas circunstancias, el independentismo de base quiere dejar claro que está más activo que nunca, más junto que nunca y más dispuesto a condicionarlos que nunca.

Durante este tiempo ha sido muy crítico con Esquerra. No sé si por esta proximidad que manifiesta, o, si en parte, se ha sentido decepcionado por el discurso que hizo Marta Rovira en su retorno del exilio y las decisiones que el partido ha tomado a posteriori.

A ver, yo fui a ver el vicepresidente Oriol Junqueras a Lledoners y me explicó su panorama. Lo escuché y un mes después volví para decirle que se equivocaba. Y cuando hubo la primera contienda electoral y vi que nadie reaccionaba, ya empecé a clamar al cielo, pero nadie me hizo caso. Pero es verdad que ya desde el año 2017 había algunos matices de divergencia dentro de Esquerra. El discurso de Marta Rovira en la absurda frontera española-francesa, donde decía que venía a acabar el trabajo, fue un discurso muy bonito y apasionado, pensé que esto se volvía a encarrilar. No es que esté decepcionado, que ya no es la palabra, es más que decepcionado, porque no en el fondo no entiendo nada. O sea, no creo que el argumento solo sea lo de colocar 400 o 2.000 personas. Y no entiendo nada porque ni esto es un motivo para hacer lo que se ha hecho. No sé si hay presiones, si hay documentos secretos… A la gente que no lo entendemos nos invita a pensar en todas las paranoias posibles.

Lluís Llach, presidente del ANC, Barcelona 06-09-2024 / Mireia Comas
Lluís Llach, presidente del ANC, Barcelona 06-09-2024 / Mireia Comas

¿Y usted ha podido hablar de todo esto con Marta Rovira?

Esto hace años que se lo digo a todo el mundo que me quiere escuchar, y a Marta Rovira, también.

¿Y recientemente?

Recientemente, me escribí con Marta cuando todavía tenía que volver, deseándole mucha suerte. Me dijo que en aquellos momentos no podía hablar porque estaba muy ocupada, y seguramente es verdad. Me parece que yo todavía no era presidente de la ANC. Y después de decir que no se ve con fuerzas de restablecer puentes, yo le diría que se tendría que animar, pero que antes se tendrían que restablecer las columnas de los puentes. Porque esta decisión ha arrasado con todo. Y, además, pero esto ya es una cosa personal, para mí, independentista es quien practica el independentismo.

¿Y Esquerra practica el independentismo?

Ahora no. A mí me parece, eh. No hay ninguna hemeroteca, ningún documento, ningún instinto que, fuera del maquiavelismo más propio de Junqueras que de Marta, haya pensado que hacer presidenta Salvador Illa es una manera de promocionar el independentismo. Pero esto es trabajo más nuestro que suya.

¿Pero sigue considerando a Esquerra un partido independentista?

Yo conozco a muchos militantes de ERC que son independentistas. Ahora, si resulta que de este congreso salen opciones que para nada ayudan al independentismo como los últimos actos, pues tendremos que hablar. Los partidos, por viejos que sean, son herramientas, y no son finalidades. Y, por lo tanto, Esquerra Republicana, como partido independentista, mientras sea una herramienta útil, se lo tiene que considerar independentista. Si no, pues tenemos que buscar otra opción que llene este espacio socialdemócrata independentista, con una cuarta, con una quinta, o ellos mismos reformándose.

Estas críticas a Esquerra…

Pero, ¿esto son críticas? Yo no intento criticar, intento analizar la situación que me enseña la realidad. ¿Decir que se han equivocado es una crítica? Es que se han equivocado. Es la fotografía. Pero sí, de acuerdo.

Hay gente que puede interpretar…

Es que yo no estoy en contra de Esquerra, no lo he estado nunca. He entrado en política gracias a Esquerra.

Pero se han hecho interpretaciones que su posicionamiento con Esquerra sitúa la ANC como un satélite de Junts.

Ah, ¿sí? Pues esto ya es el colmo. Será gracias a los medios de información, entonces, porque resulta que yo no he votado nunca a Junts. Se me conocía desde antes, cuando era cantante, para ser anticonvergente. Es la primera conversación que tengo con el presidente Puigdemont. Nunca, nunca, nunca he votado a Junts. Y además, cuando no he podido votar a Esquerra, he votado a la CUP. Y además, por circunstancias raras, que miraré de evitar de decir quién voto a partir de ahora, además lo he confesado y confieso mi aprecio por la gente de la CUP. Por lo tanto, que algún medio de información tengan interés a presentarme… Pues, muy bien! Ahora, no hay ni un gesto que lo avale. Solo que para mí es importantísima la figura de un presidente en el exilio. Es que sería negar los vínculos históricos de la presidencia de la Generalitat, pero a mí me importa un pepino que el presidente sea de Junts.

Lluís Llach, presidente del ANC, Barcelona 06-09-2024 / Mireia Comas
Lluís Llach, presidente del ANC, Barcelona 06-09-2024 / Mireia Comas

Entonces, ¿qué relación tiene que tener la ANC con los partidos políticos?

La Asamblea tiene que ser un acondicionador de los partidos políticos. Un acondicionador crítico, positivo y propositivo. Nosotros no estamos en contra de los partidos por ir en contra de los partidos. En el fondo, sabemos que los necesitamos, porque necesitamos que el independentismo institucional funcione. Ahora, somos críticos porque la situación es la que es, somos propositivos, porque por eso queremos hacer una hoja de ruta para mirar si es posible andar, y acondicionadores. Como poseedores de cierta influencia pública y con una cantidad de socios considerable en este país, miraremos de presionar para hacer el camino más corto hacia la independencia.

¿Y este camino como puede avanzar en un escenario donde el independentismo ha perdido la mayoría en el Parlamento?

Pues desde la base, la confrontación y la renacionalización del mientras tanto. A ver, yo no soy de los que creen que la independencia será de aquí a cuatro días. Esto es lo que se pretendía hacer por sistemas cívicos y democráticos durante el 2015 a 2017, y el Estado español perdió la oportunidad de democratizarse profundamente y Europa perdió la oportunidad de arreglar sus problemas de nacionalidades oprimidas. Ahora tenemos una fuerza social creo que muy considerable. Lo primero que tenemos que hacer es recuperar lo que hemos perdido en estos últimos seis o siete años de renuncias. Porque es verdad que, aunque no se quisieran hacer, el 155 y la aceptación implícita, a pesar de que no explicita, de considerar la Generalitat un eslabón del Estado ha comportado la pérdida de los parámetros nacionales de convivencia. Nosotros decimos que somos una nación porque tenemos unos parámetros nacionales de convivencia, que van desde la lengua a una manera de entender el asociacionismo, que hace que este país es una cosa muy extraña dentro Europa, la educación, la sanidad o la actividad intelectual. Todo esto se ha ido desmenuzando gracias a la voluntad de un estado para rebajar estos parámetros nacionales. Y, además, porque le interesa mucho rebajarlos porque así no somos tan caros y nos pueden robar 22.000 millones al año. Lo primero que tenemos que hacer es reforzar los parámetros nacionales y, por lo tanto, me gustaría que la gente de la Asamblea empiece a actuar como parte de este futuro estado.

¿Cómo?

Pues con lucha cotidiana. O sea, si tú no me contestas en catalán, inmediatamente denuncias. Si el profesor no hace el 75%, inmediatamente denuncias. ¿Qué tenemos que hacer desde nosotros? Pues, por un lado, animar a hacerlo y por el otro montar, desde la coordinación jurídica, un ejército de abogados que pueda hacer que estas reclamaciones no se paren en la primera ventanilla de la administración. Después tenemos la desobediencia civil. Todos sabemos qué es. Rosa Parks. Tenemos que practicar la desobediencia, que está reconocida en todos los sistemas democráticos avanzados. ¿Qué tenemos que hacer con los trenes? No sé qué tenemos que hacer, pero algo tendremos que hacer, porque no puede ser esto. Y este robo fiscal mantenido desde el 1714, porque va de esto, nos identifica como una comunidad colonizada. El independentismo no es una razón de banderas, que quizás lo es para algún sentimental. El independentismo lo que quiere es todo aquello que tiene que guarecer una bandera justa, que es el bienestar de la gente. El independentismo es una necesidad de futuro, como colectivo que se tiene que desarrollar económicamente, social y culturalmente. Con la llegada del PSC más españolista de la historia estamos en un punto de inflexión que el resultado final puede ser muy difícil de superar. Y si no reaccionamos ahora, quizás ya no tendremos solución.

Si el independentismo no reacciona, ¿el Gobierno de Illa va para largo?

A mí que se alargue… el problema son las consecuencias. Si la llegada del PSC quiere decir que nuestra situación nacional es peor, que a nuestra lengua y a nuestra cultura todavía se las desprotege más de lo que han estado hasta ahora, que, claro, nombran un señor de Esquerra Republicana, a quien le deseo mucha suerte, para la lengua… Sí, sí, pero si las escuelas, si las otras consejerías no funcionan, pobre hombre, ¿no? Etcétera, etcétera. Por lo tanto, los movimientos independentistas sociales tenemos que luchar descaradamente sin complejos contra esto. Y decirlo muy claro. O sea, estamos en un momento culminante. Y, seguramente, la primera demostración es que para este 11 de septiembre nos hemos juntado todos. La segunda sería que viniera mucha gente, y así lo deseo. Es un momento muy delicado.

Ha comentado algunas de las reivindicaciones que marcarán la Diada, ¿pero el primer paso para que el independentismo recupere el pulso no es recuperar la calle?

En l’Ara mateix de Miquel Martí Pol hay una frase que a mí me emociona: «Acumulando en cada cual la fuerza de todos juntos». Tenemos que hacer esto. Que es lo que pasó el 1 de octubre. La gente tenía una conciencia que éramos muchos, que había una necesidad de levantarnos y que cada cual de nosotros sentía para sus adentros la fuerza de todos juntos. Ahora, las entidades tenemos que decir a nuestros militantes que se miren a los ojos entre ellos, que sepan que somos muchos, que luchamos contra la desinformación que se ha instaurado en esta sociedad, sobre todo desde que los medios de comunicación están en manos de las grandes oligarquías, haciendo las diferencias que haga falta, y que entendamos que nuestro derecho, y si se quiere la obligación, es intentar rehacer esta fuerza de todos juntos. Y esto es lo que puede obligar, en mucho menos tiempo de lo que la gente prevé, al poder institucional. Porque somos muchos. Tenemos esta fuerza y no hace falta que nos contemos. Estamos en época de rehacernos y renacer.

Lluís Llach, presidente del ANC, Barcelona 06-09-2024 / Mireia Comas
Lluís Llach, presidente del ANC, Barcelona 06-09-2024 / Mireia Comas

Pero ahora mismo es un movimiento que está un poco desorientado.

Sí, porque en 2012 y 2017 hubo una cosa que pasa muy pocas veces en la comunidad, sobre todo radical. Y es que quien dominaba las instituciones y quienes dominaba la sociedad, en aquellos momentos, iban de acuerdo hacia la independencia. Y, por tanto, la gente puso la confianza en las instituciones. Una confianza, diría incluso excesiva. Quizás cuando el presidente Puigdemont se equivoca el día 10, no teníamos que haber obedecido y teníamos que haber ido a la Generalitat o al Parlamento. O cuando el día 3 estábamos en la plaza San Jaime, no teníamos que haber obedecido, del mismo modo que no obedecimos cuando la policía venía a coger las urnas. Y el 27, cuando servidor y 71 diputados más votamos que sí, a pesar de Coscubiela y sus amenazas, nos equivocamos. Nos equivocamos todos, y se equivocó la gente. La gente también falló porque no había que obedecer. Y esto son aprendizajes para el futuro.

¿Estos aprendizajes tienen que servir para hacer una nueva hoja de ruta?

Está claro que sí.

¿Y esta nueva hoja de ruta tiene que ser unitaria o no hace falta?

No sé exactamente que quiere decir unitario. Tenemos la voluntad de hacer una hoja de ruta porque creemos que es necesario. Ahora, el grado de aceptación por parte de la masa social independentista no lo sabemos. Nosotros diremos la que pensamos y si algún día otra cosa es más acertada, ya corregiremos. El que pasa es que nosotros tenemos una responsabilidad, junto con los CDR, porque tenemos como objetivo la independencia. Al ser una entidad que su única responsabilidad es intentar el logro de la independencia, intentaremos hacer una hoja de ruta.

¿Y esta hoja de ruta está generando algún tipo de tensión interna?

La tensión interna dentro de la Asamblea es una tensión asumida porque somos demócratas y asamblearios. La candidatura de renovación, cuando llega, se encuentra con una resistencia pública, y publicitada, por parte de más de un tercio de una candidatura continuista. Los renovadores intentábamos que esta resistencia se apaciguara al ponernos a trabajar, pero bien es verdad que no es así. Y, además, no sé por qué causas, y no quiero ponerme ahora a hacer la Hercule Poirot, pero tenemos filtraciones cada dos por tres. Vuestro diario es una de las vías preferidas para el filtrador para que dé noticias. Nosotros lo tenemos que aceptar como problema interno, y mirar bien que pasa. A pesar de esto, hay unos estatutos que permiten actuar, y si la minoría no acepta algún tipo de debate, nosotros utilizaremos la mayoría, si la tenemos. Y si no tenemos la mayoría, pues tendremos que presentar la dimisión o plantear otra cosa. Lo que pasa es que en este momento en el interior de la Asamblea no hay serenidad, sino que hay una confrontación entre un grupo y otro, fuera de algunas cuestiones puntuales que me permite decir, ostras, parece que ja basta, pero cuatro días después ya volvemos a estar igual.

¿La intención de la ANC es cerrar una hoja de ruta antes de acabar el año?

En el último Secretariado Nacional planteamos dos puntos de debate, pero lo debíamos de hacer muy mal porque presentamos esto después de una PDR que llevó mucho de debate y, al final, se tiene que votar. Pero cuando se lleva a debate y es una PDR al final se tiene que votar. Entonces resulta que vota el mayoritario. Entonces los continuistas se cabrearon y cuando era la hora de debatir como podía ser la hoja de ruta se negaron todos. Pues escucha, muy bien. Ya miraremos de intentar si podemos rehacer la unidad, si podemos rehacer el debate, pero también tenemos que ver como hacer una hoja de ruta pero de acuerdo con el reglamento. Nuestra pretensión es hacer antes de finales de año una asamblea general extraordinaria, pero si no se nos permite hacerlo ágilmente porque no hay de acuerdo, pues muy bien, tenemos que mirar qué tiempo tenemos para que las propuestas lleguen a las asambleas territoriales y se discutan seriamente.

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