El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, auguró durante la campaña de las pasadas elecciones en el Parlamento un «tres en raya» con gobiernos socialistas en el Estado, Barcelona y, ahora, en Cataluña. «Tres en raya para tener mejor transporte público, para tener mejor cultura, mejor sanidad, más seguridad y vivienda protegida… porque a la otra banda de la plaza San Jaime de Barcelona tendré mi amigo Salvador», aseguró el alcalde socialista de la capital catalana, que estuvo presente sábado en la toma de posesión de Salvador Isla como 133.º presidente de la Generalitat. En un año, y tres elecciones, municipales, generales y catalanas, el tres en raya socialista ya es una realidad: Generalitat, gobierno español y Ayuntamiento de Barcelona.
Un «tres en raya» que el socialismo aspiraba a recuperar después de una larga travesía por el desierto en Cataluña, donde hacía casi 15 años que no acumulaban tanto poder como el que tienen ahora. En la Generalitat: entre el 2003 y el 2010, con Pasqual Maragall y José Montilla a la Presidencia de la Generalitat, y ahora, con Salvador Illa. Al otro lado de la Plaza Sant Jaume, al Ayuntamiento de Barcelona, con Joan Clos y Jordi Hereu hasta el año 2010, y ahora con Jaume Collboni desde junio de 2023. Y al gobierno español, con José Luis Rodríguez Zapatero entre el 2004 y el 2011, y desde el año 2018 con Pedro Sánchez.
Como ya pasó en los dos tripartitos de Maragall y Montilla, los socialistas disponen de la Diputación de Barcelona, presidida por la alcaldesa de Sant Boi, Lluïsa Moret, que también es secretaria de organización y acción electoral del PSC y ha liderado las negociaciones con ERC. En cambio, su poder municipal ha menguado en las poblaciones catalanas con más habitantes después de Barcelona. Ahora, todo y la recuperación de algunos feudos históricos como Sabadell, Lleida, Tarragona, los socialistas tienen 13 alcaldías en los municipios más grandes de Cataluña, cuando en el periodo 2003-2010 llegaron a tener entre 17 y 18. Aun así, en estas dos décadas han perdido otros municipios importantes como Badalona, Terrassa, Girona o Manresa.

El poder de los socialistas depende de diferentes formaciones
La diferencia entre el poder de ahora y el de hace veinte años se encuentra a las mayorías que dispone en las diferentes instituciones. Es cierto que hace dos décadas, la Generalitat dependía del tripartito con Esquerra Republicana e iniciativa -ahora Comunes-, donde las polémicas mancharon sobre todo la primera etapa, bautizada como el ‘Dragon Kan’, mientras que al ejecutivo español y el Ayuntamiento de Barcelona disponían de mayorías más sólidas y estables. Queda para ver cómo son las relaciones de Isla con sus socios prioritarios para mantener así la mayoría absoluta que ha permitido su investidura, pero, actualmente, tanto a la Moncloa como la capital catalana, donde gobiernan sin haber ganado las elecciones y a las cuales llegaron con giros de guion inesperados como el apoyo del PP al consistorio, los socialistas tienen que aplicar continuamente la política de pactos y hacer equilibrios con las formaciones que se los pueden apoyar.
Se prevé que en el Congreso de los Diputados sea la plaza donde los socialistas lo tengan más complicado a partir de ahora. Los socialistas españoles necesitan los votos de los siete diputados de Junts, y entre las dos formaciones no hay ninguna sintonía ni contrapeso que pueda facilitar el entendimiento, como si pasa en la Generalitat o al Ayuntamiento, donde mucho es muy probable que los republicanos acaben formando parte del gobierno municipal de Collboni. De hecho, el secretario general de Junts, Jordi Turull, ya ha advertido que las relaciones a Madrid pueden cambiar si el ejecutivo español no impulsa acciones para garantizar la aplicación de la amnistía. De hecho, esta no aplicación de la ley aprobada por el Congreso se tratará en la próxima reunión que celebren Junts y PSOE en el marco de la mediación internacional, porque los juntaires creen que «ha cambiado mucho el marco mental» de todo el acordado hasta ahora. «Si cambian las condiciones, tenemos que hablar. En Madrid iremos pieza a pieza», ha dicho Turull.

El fin del Proceso con un gobierno «españolista y autonomista»
El socialismo, además, considera que la llegada de Salvador Isla en la Generalitat supone el fin del Proceso «tal como lo hemos conocido hasta ahora«. Así lo dice el expresidente José Montilla, que subraya que también «lo dicen los mismos independentistas», un espacio que ha perdido la mayoría absoluta que ha ostentado durante más de una época y que ha quedado hecho añicos por los continuos rifirrafes entre Junts per Catalunya y Esquerra. El socialismo considera que su vuelta en palacio abre «una nueva etapa en Cataluña de grandes acuerdos y de gran futuro».
Desde Junts no han dado el Proceso por acabado, porque como dijo Carles Puigdemont en su reaparición en Cataluña «seguimos aquí» y la formación celebrará un congreso para relanzar el independentismo, pero han acusado Esquerra Republicana, en la batalla fratricida que mantienen las dos formaciones, de entregar la Generalitat a un ejecutivo «españolista y de clara vocación autonomista» y han reclamado explicaciones a los republicanos por el pacto con los socialistas. En este contexto, desde las filas de Junts han situado su partido como la única «alternativa». La portavoz de la formación en el Parlament, Mònica Sales, también ha reclamado «una rápida» comparecencia del presidente de la Generalitat, Salvador Isla, en el Parlamento para «dar explicaciones» sobre la composición de su gobierno porque la nueva consejera de Educación, Esther Niubó, defendió el 25% del castellano en las escuelas y por la «gran voluntad españolista» del nuevo titular de Exteriores, Jaume Duch.