La Generalitat y el Ministerio de Transportes han firmado el protocolo que tiene que permitir la construcción del tramo de la B-40 que va de Sabadell a Terrassa. Después de meses de reproches y negociaciones falladas, los dos gobiernos han llegado a un entendimiento que, a pesar de los quebraderos de cabeza que ha costado, es solo un protocolo de buenas intenciones políticas y no obliga a nadie a hacer nada. Ahora se abre una nueva fase en la cual el Departamento de Territorio tendrá que redactar el estudio informativo y el proyecto y tendrá que recibir la aprobación del Ministerio de Transportes. Mientras tanto, el Gobierno no ha perdido ni un segundo y ya ha reclamado la transferencia de los 914 millones para infraestructuras pendientes que se han negociado en paralelo y que formaban parte de las contrapartidas que ERC exigió a Pedro Sánchez para aprobarle los presupuestos.
La consejera de Territorio, Ester Capell, ha confiado que la Moncloa cumplirá su parte del trato y abonará los 914 millones prometidos aunque esté en funciones. Las elecciones del 23-J pueden llevar un nuevo gobierno a la Moncloa y la Generalitat no se fía de las intenciones de los nuevos inquilinos. “Los acuerdos se cumplen y los pactos se honoran”, ha dicho Capilla a la salida de la reunión del ejecutivo catalán para evaluar los dos primeros años de legislatura. La consejera considera que los proyectos que se financiarán con estos fondos permitirán “equilibrar y reequilibrar” el territorio. Capilla ha reconocido que, a pesar de la firma del protocolo, no hay calendario para la ejecución de la B-40.

La letra pequeña del protocolo de la B-40
Finalmente, el protocolo no menciona si el nuevo tramo de la B-40 tiene que ser una vía de alta capacidad ni si se prevé un alargamiento hasta Granollers, tal como quería el PSC. Pero fuentes del ministerio han recordado que tampoco se descarta, por lo cual todo queda abierto para las siguientes fases del proyecto. El convenio definitivo se tiene que firmar en cuatro meses como máximo y se calcula que costará unos 200 millones de euros. El gobierno español ha admitido que un cambio a la Moncloa podría dejar todo el trabajo en papel mojado, pero matiza que las partidas están incluidas en los presupuestos y, por lo tanto, el nuevo ejecutivo incurriría en un incumplimiento.
Fuentes de la Generalitat ha asegurado que el Gobierno ha firmado los dos acuerdos de manera telemática. Capilla ha explicado que la “pelota está en el tejado” de la Moncloa y que Territorio ejecutará todas las obras previstas, algunas de las cuales ya están en marcha. “El gobierno del Estado sabe cómo tiene que hacer las transferencias, no se lo tengo que decir yo”, ha espetado. Entre las infraestructuras pendientes están la pacificación de la N-II, los accesos que enlazan la carretera con la C-32 en el Maresme, la mejora de los accesos de la AP-7 y la AP-2 y el impulso del Eje Pirenaico (N-260), que tiene muchas actuaciones pendientes.
La ministra de Transportes, Raquel Sánchez, ha criticado el retraso en la firma del acuerdo y ha acusado el Gobierno de vivir instalado en el “ruido y el postureo” y ha reclamado “no ningunear” el trabajo hecho. La exalcaldesa de Gavà ha reivindicado el esfuerzo del gobierno español para compensar el déficit de inversiones en Cataluña y ha recordado el “compromiso” del ejecutivo con Cataluña con 3.000 millones de los fondos Next Generation, la inversión en Cercanías o los proyectos históricos desencallados como el soterramiento de las vías en la Hospitalet o la misma B-40.