La agenda del gobierno español en funciones no se para y es dispersa. La prueba es la reunión que el primer día de septiembre se celebró al más alto nivel de la seguridad del Estado: la ministra de Defensa, Margarita Robles, con la dirección política y operativa del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), los servicios secretos del Estado. Un encuentro realizado solo tres días antes de la reunión entre la vicepresidenta del gobierno Yolanda Díaz con el presidente de la Generalitat al exilio, Carles Puigdemont, que también se mantenía con total discreción mientras se planificaba, a pesar de la foto difundida después. Ni una ni otra reunión son habituales en la esfera política española.
Según las fuentes oficiales del ministerio de Defensa, la cumbre de la ministra con la directora y el secretario general del CNI, Esperanza Casteleiro y Arturo Relanzón, así como con otros directivos y cargos operativos del servicio de inteligencia español, se alargó durante toda la mañana. Al orden del día, «el esfuerzo continuado y discreto que hace el CNI en las principales regiones que preocupan el gobierno de España y la Unión Europea». Casualmente, una de estas preocupaciones son las actividades de los servicios secretos rusos en España y en Europa. Una de las acusaciones más recurrentes del Estado, a través de los servicios de información de la Guardia Civil y del Cuerpo Nacional de Policía y también del CNI, es la trama supuesta rusa del Proceso independentista. De hecho, es una de las tesis de la Operación Volhov seguida al juzgado de instrucción número 1 de Barcelona y al juzgado central de instrucción número 6 de la Audiencia Nacional.

Rusia, Sahel, Níger y Gabón
El ministerio contextualiza el encuentro como una consecuencia de la «reunión informal de ministro de Defensa y Exteriores» de la Unión Europea celebrada a Toledo, entre el 30 y el 31 de agosto. Una cumbre que sirvió para centrar los esfuerzos de la seguridad en dos regiones consideradas «prioritarias»: Ucrania y su área de influencia y el continente africano, en especial, los golpes de estado en el Níger y Gabón. Pero, la misma nota oficial de Defensa admite que ya «desde antes de estallar el conflicto en Ucrania, el CNI ha hecho un seguimiento especial, complementario a que siempre ha desarrollado sobre las políticas de Rusia en el territorio europeo».
En esta línea, Defensa -el ministerio del cual depende el CNI- insiste que continuará trabajando en la «línea mantenida los últimos años» en Sahel. Así aseguran que continúan llevando «un importante esfuerzo humano y técnico de obtención de información para elaborar Inteligencia sobre la región del Sahel, donde hace un trabajo de referencia para otros países europeos». En todo caso, por ahora, Robles asevera que la prioridad es la repercusión en inteligencia que puede tener para España y los Estados europeos la evolución de la guerra de Ucrania con las actividades de espionaje ruso.

Y Yolanda Díaz?
Precisamente, que esta reunión al CNI se celebrara a tres días del encuentro en Bruselas entre Yolanda Díaz y el presidente Carles Puigdemont, ha despertado todas las suspicacias. Curiosamente, ha sido Robles la ministra que con más dureza quien ha calificado el encuentro y lo ha desvinculado de la acción del gobierno español. En una entrevista en Onda Cero, Robles se distanciaba, desacomplejadamente, de Díaz. «Hay mucha distancia entre la señora Díaz y yo», espetaba este lunes al atardecer.
En este contexto, Robles, aseguraba que «el gobierno español no tiene nada que ver con esta visita» a pesar de que admite que se destinaron recursos públicos por el cargo de Díaz. «Todas las personas que tienen una responsabilidad pública tienen que asumir y dar cuenta ellos de sus actos», afirmó la ministra. La tesis de Robles es que la reunión con Puigdemont y Toni Comín fue «un acto de partido de Sumar y que «ella sabrá qué hace”. Robles se identifica con el sector duro del PSOE y fue una de las defensoras del uso de Pegasus por parte del CNI contra el independentismo.
