Los restos de José Antonio Primo de Rivera han abandonado el Valle de los Caídos –rebautizado como Valle de Cuelgamuros– en una comitiva fúnebre que los llevará al cementerio católico de San Isidro, en Madrid. La exhumación del fundador de la Falange se ha hecho sin cámaras. La familia del dictador español contactó hace unos meses con el abad del Valle y con la Consejería de Salud de la Comunidad de Madrid para pedir la exhumación de los restos de Primo de Rivera en aplicación de la ley de memoria democrática, que entró en vigor el pasado mes de noviembre.
El gobierno español ha estado en contacto permanente con los descendentes del dictador para coordinar el traslado. Además de la exhumación, que se ha hecho coincidiendo con el 120º cumpleaños del nacimiento de Primo de Rivera, también se ha hecho una misa a la cual han asistido unos 80 familiares. A diferencia de la exhumación de Franco, este lunes a las puertas del Valle de Cuegamuros solo se han acercado periodistas y algún nostálgico. El eurodiputado de Vox Jorge Buixadé ha acusado a la Moncloa de “profanar la tumba” de Primo de Ribera y la historia de España. «Si no respetan a los muertos, ¿alguien cree que respetarán a los vivos?”, ha dicho en un tuit.

La exhumación de los restos de Primo de Rivera ha empezado poco antes de las 8.00, cuando dos coches fúnebres y una furgoneta de apoyo han atravesado la puerta del Valle de Cuelgamuros. Algunos trabajadores de Patrimonio Nacional también han accedido al recinto, que este lunes ha sido cerrado a las visitas. Los restos del fundador de la Falange se depositarán cerca de las de su familia, ubicadas en el cementerio madrileño de San Isidro, donde no se le podrán hacer homenajes públicos.