El presidente en el exilio y eurodiputado de Junts Carles Puigdemont ha denunciado a través de las redes sociales el ataque de unos «fascistas españoles» a la oficina parlamentaria europea de Junts per Catalunya en Barcelona. En un mensaje en Twitter, Puigdemont explica que han pintado símbolos nazis en la cristalera del local y varias frases, reivindicando «poder blanco». Ha confirmado que han denunciado los hechos a la policía, pero ha añadido que no tienen «ninguna esperanza que la ‘justicia’ española castigue los responsables», ya que ha asegurado que esta impunidad pasa siempre que los agresores «son nacionalistas españoles». En el tuit, el eurodiputado ha adjuntado una imagen capturada por la cámara de videovigilancia que hay en el interior de la oficina, donde se pueden ver dos individuos realizando las pintadas.

Símbolos nazis y reivindicación del «poder blanco»

Puigdemont también ha compartido una fotografía del mensaje que los «fascistas españoles» han dejado en los vidrios la oficina, ubicada al número 90 del Paseo de Gracia. Según calculan desde Junts, este ataque se habría producido durante la madrugada de sábado a domingo. Además de varios símbolos nazis, los agresores han escrito ‘Viva España’ y ‘White Power’ (poder blanco). También han dejado esta frase: ‘Tengo una litera, abajo duermo yo, y arriba España’.

Polémica por la crema de tres muñecos independentistas

La semana pasada, la crema de tres muñecos independentistas, correspondientes a los tres exiliados (Carles Puigdemont, Toni Comín y Clara Ponsatí), en el pueblo de Alfaro, en La Rioja, levantó polvareda. Se trata de la celebración de la ‘Crema de Judas’, una tradición del Domingo de Resurrección para acabar con los traidores y empezar una nueva etapa. Sobre el hecho que los eligieran como unos de los protagonistas, Puigdemont aseguró que «el problema» no es que quemen muñecos que representan personajes a quienes detestan, sino que «si en Cataluña la Generalitat tuviera la ocurrencia de declarar Fiesta de Interés Turístico una tradición de una villa gobernada por el independentismo en la cual se queman personajes españoles calificados de Judas (es decir, traidores), las autoflagelaciones no pararían«. Los organizadores de la fiesta lamentaron que no se hubiera entendido el significado y el contexto de la tradición.

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