El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, cerró el año político con una comparecencia en el Palacio de la Moncloa, posterior a la celebración del Consejo de Ministros, asegurando que «la legislatura durará hasta el año 2027», pero el escenario actual no invita al optimismo sobre todo por los últimos movimientos de Junts per Catalunya. Sánchez evitó abordar directamente la falta de acuerdo con los socios parlamentarios para sacar adelante los presupuestos para 2025, y también la legislatura, amenazados por la advertencia de Junts per Catalunya, que considera que el ejecutivo socialista está en «números rojos» de credibilidad tras no cumplir los acuerdos de investidura pactados entre socialistas y junteros hace más de un año. Esta situación lleva a los junteros a concluir que ellos no están en condiciones de negociar las cuentas españolas e invitan a Sánchez a dar explicaciones ante el Congreso, o a atenerse a las consecuencias que pueda adoptar la formación independentista.
Junts registró una proposición no de ley para pedir a Sánchez que se someta a una cuestión de confianza con la advertencia clara a los socialistas de que habrá consecuencias “irreversibles” si la Mesa no admite a trámite y veta la cuestión de confianza. El presidente en el exilio, Carles Puigdemont, cree que los socialistas intentan ganar tiempo posponiendo la decisión hasta el 7 de enero, pero los invita a posicionarse con la advertencia de que la legislatura «puede ir al colapso». Dirigentes de Junts y el mismo Puigdemont llevan días enviando toques de atención al PSOE por los acuerdos contraídos, y no cumplidos, como la oficialidad del catalán en Europa, la ejecución presupuestaria o la delegación integral de competencias de inmigración a la Generalitat, que se había acordado cerrar antes de finalizar el año. El ejecutivo español se comprometió a hacerlo en enero de 2024, como contrapartida por el «sí» de Junts a dos decretos; uno, el de medidas anticrisis. Sin embargo, un año después, el traspaso no se ha efectuado. Además, reclaman más contundencia a la hora de defender la aplicación de la ley de amnistía e instan a Sánchez, y también a Salvador Illa, a aplicar la «amnistía política» a Puigdemont y reunirse con él.
Desde Junts evitan fijar fechas límite para celebrar el debate sobre la cuestión de confianza, pero sí han trasladado a los socialistas que este es un debate crucial para poder avanzar en la legislatura y afrontar la negociación de «cuestiones especiales». «Si además de no cumplir los acuerdos, nos dicen que lo que presentamos en el Congreso no se puede ni hablar, evidentemente tendrá unas consecuencias por parte de Junts que no agradarán ni a Sánchez ni al PSOE», advirtió Turull, y Puigdemont, por su parte, subrayó que con la situación actual “no podemos ni negociar los presupuestos” con el PSOE. «Si no cumplieron los presupuestos anteriores ni tampoco los de antes, ¿qué sentido tiene negociar con alguien que no tiene garantías de cumplimiento?«, se pregunta la formación, que reclama a Sánchez que vuelva a ganarse su confianza.

Esquerra Republicana también levanta la voz
Al aviso de Junts per Catalunya, se suma la dificultad añadida que ha encontrado el ejecutivo de Sánchez a lo largo de la legislatura, y que se puede reproducir en la negociación de presupuestos. El ejecutivo ha tenido que lidiar arduamente para conjugar los intereses que defienden, Junts per Catalunya y PNB, por un lado, y ERC, EH Bildu y BNG, y sobre todo Podemos, por otro. La debilidad del gobierno español se ha hecho evidente en las votaciones en el Congreso. De hecho, la última sesión plenaria del año sufrió una veintena de derrotas, lo que supone su récord en un solo día porque hasta ahora el máximo estaba fijado en ocho. Con esto ha cerrado el primer año de Gobierno con 75 derrotas que no solo se limitan a iniciativas de control sin efectos jurídicos, sino también a leyes.
Pero los problemas en el ejecutivo español no solo llegan por el flanco de Junts, en el lado de las izquierdas, concretamente desde ERC, también se ha elevado el tono. Oriol Junqueras, nuevamente entronizado como líder de la formación, se ha cansado de advertir estos últimos días que su formación no entrará a negociar los presupuestos del Estado español si el PSOE no cumple con las cuestiones que se han pactado hasta ahora. Junqueras ha recordado que en el pasado su formación apostó por pactar con los socialistas a pesar de no cumplir sus compromisos, y ha advertido que esto «no volverá a pasar» porque, a su juicio, ha provocado una crisis de confianza en ERC.
El líder de ERC ha puesto énfasis en las últimas semanas en la condonación de 15.000 millones de euros del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA) y el traspaso de Rodalies, unos compromisos que aún no se han hecho realidad. Con este escenario, los republicanos ya dejan claro que no habrá presupuestos hasta que los socialistas cumplan con su palabra y cumplan los acuerdos. «Tan pronto como el PSOE haya cumplido sus compromisos existe la posibilidad de hablar de nuevos compromisos, pero hasta que no los haya cumplido es imposible», expuso el líder de ERC.
Sánchez está dispuesto a reunirse con Puigdemont y Junqueras, pero evita poner fecha
Consciente de que necesita el apoyo de los siete diputados de Junts y de los siete de ERC para sacar adelante los presupuestos, y también la legislatura, Sánchez ha cerrado el año asegurando que se quiere reunir con Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, pero sin concretar fechas. «No tengo ningún problema, no sé exactamente cuándo me reuniré, pero evidentemente que me reuniré con los líderes tanto de ERC como de Junts per Catalunya», afirmó el presidente español. El líder de Junts lleva meses reclamando la reunión con Sánchez, y también con Salvador Illa, pero desde el otro lado no ha llegado ninguna respuesta concreta.

Justo después de que Junts registrara la petición para la cuestión de confianza, Sánchez dijo que una reunión con Puigdemont sería “coherente” con su estrategia de normalización en Cataluña. Pero además de la reunión, Junts ya ve innegociable que la Mesa del Congreso tramite su propuesta para debatir si Sánchez debe someterse o no a una cuestión de confianza, y las últimas semanas ha demostrado que no tiene reparos en votar conjuntamente con PP y Vox, como se ha visto con la reforma fiscal y otros asuntos económicos y sectoriales, si ellos consideran que las medidas son beneficiosas para Cataluña.