El teniente coronel retirado de la Guardia Civil Antonio Tejero, de 93 años y cara visible del golpe de estado fallido del 23-F de 1981, está ingresado en estado grave en un hospital de Valencia. Algunos medios han publicado que había muerto este jueves al mediodía, pero posteriormente han rectificado a petición de la familia. Según la agencia Europa Press, continúa ingresado, y varios diarios han cambiado su primera versión en el mismo sentido. La información alrededor de Tejero, nacido el 30 de abril de 1932 en Alhaurín el Grande (Málaga), ha sido confusa, en parte porque está retirado de la vida pública desde hace años. En el momento del golpe de estado, Tejero era teniente coronel de la Guardia Civil y fue condenado a 30 años de prisión, aunque finalmente solo cumplió la mitad de la condena y fue puesto en libertad en 1996.
Desde su puesta en libertad, sus apariciones públicas han sido escasas, pero notorias. En 2006 publicó una carta al director del diario Melilla Hoy para advertir que el Estatuto de Cataluña “mataría” España; en 2012 denunció al entonces presidente de la Generalitat, Artur Mas, por “conspiración y proposición para la sedición”; y en 2023 denunció al presidente español, Pedro Sánchez, por “traición a España” por negociar su investidura con los partidos independentistas catalanes y vascos, recoge Europa Press. Tejero fue visto por última vez en público el 24 de octubre de 2019, cuando fue al cementerio de El Pardo-Mingorrubio de Madrid para la reinhumación del cuerpo del dictador Francisco Franco.

Un intento de golpe fallido
Tejero es conocido por su frase “¡Quieto todo el mundo!” con la que interrumpió la investidura como presidente del gobierno español Leopoldo Calvo-Sotelo, que debía suceder a Aldolfo Suárez. Los 350 diputados estuvieron secuestrados en el Congreso durante más de 17 horas. Entró al hemiciclo acompañado de más de 250 agentes de la Guardia Civil y ordenó a los diputados que se tiraran al suelo. “¡Al suelo!”, gritó Tejero desde la tribuna del Congreso, desde donde disparó varias veces al techo. Los únicos tres diputados que no se agacharon fueron Adolfo Suárez; su vicepresidente, Manuel Gutiérrez Mellado; y el líder del Partido Comunista (PCE), Santiago Carrillo.
El intento de golpe de estado contaba con el apoyo de varias unidades militares que rechazaban el estado de las autonomías, la legalización del PCE y las reformas del ejército que preparaba el gobierno. La insurrección perdió fuerza después de que el rey Juan Carlos I, vestido con su uniforme militar, pronunciara un mensaje televisado de madrugada para mostrar el apoyo de la Corona a la Constitución y a la democracia. Sin aliados militares ni políticos, Tejero se rindió y al mediodía del 24 de febrero liberó a los diputados y abandonó el Congreso.

