El PP quiere aprovechar que el Tribunal Supremo ha decretado prisión provisional para el exsecretario de Organización del PSOE, Santos Cerdán, por el caso Koldo para dar el golpe final a Pedro Sánchez. Los populares hace tiempo que envían cantos de sirena a los socios de investidura, especialmente al PNB y a Junts, para que dejen caer al gobierno español y ahora desde Génova han decidido redoblar la presión. Solo hace falta que un partido deje de apoyar a Sánchez, aunque no es una tarea sencilla. El presidente español se ha encargado de tener bien atados todos los apoyos gracias al discurso del miedo a la ultraderecha y a una política de pactos y promesas que paga a plazos. La transferencia de Rodalies y de las competencias de inmigración, la nueva financiación singular o la oficialidad del catalán en la Unión Europea son buena prueba de ello.
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha encargado al portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Miguel Tellado, que abra una ronda de contactos con todos los socios parlamentarios del PSOE para saber si aún le dan apoyo. La idea de Feijóo es obligar a todos los partidos a posicionarse con claridad después de que Cerdán, “número dos” de Sánchez, haya dormido en prisión. Si le mantienen el apoyo, los populares los señalarán directamente como cómplices de mantener en el poder a un hombre que tiene a sus dos últimos hombres de confianza imputados en una trama de corrupción. Y si alguno se descuelga, algo poco probable, podrán sondear presentar una moción de censura o al menos dejar tocada de muerte la mayoría de investidura.
Su número dos ha dormido en prisión pero Sánchez pretende seguir. Es insostenible.
— Alberto Núñez Feijóo (@NunezFeijoo) July 1, 2025
He pedido a @Mtelladof que llame a los grupos para que digan si su apoyo al PSOE sigue intacto. Ahora mismo son el único obstáculo para que los españoles hablen y podamos reparar tanta…
El encarcelamiento sin fianza de Cerdán ha reventado la estrategia de Sánchez para salvar la legislatura. El presidente español ha intentado poner un cortafuegos entre el PSOE y la Moncloa para evitar que el escándalo por el cobro de comisiones ilegales del caso Koldo salpique al gobierno, pero la situación cada vez se hace más difícil de sostener. El día 5 de julio el PSOE celebra un comité federal en el cual Sánchez pretendía presentar diversas medidas de regeneración interna y de lucha contra la corrupción. El día 9 comparecerá en el Congreso para dar explicaciones y también tenía la intención de poner sobre la mesa algunas iniciativas que le han reclamado los socios para aumentar la presión contra la corrupción. Pero la interlocutoria del magistrado Leopoldo Puente ha sacudido el tablero y la situación se ha vuelto imprevisible.
El viento a favor de las encuestas, determinante para el PP
En Génova cada vez ven más cerca el fin de Sánchez, sea ahora por el caso Cerdán o en unos meses. Fuentes judiciales aseguran que habrá más novedades en las próximas semanas y no se descarta que más colaboradores estrechos del presidente español acaben ante la justicia. El mismo Cerdán apuntaba que el próximo objetivo de la cacería de brujas contra Sánchez será el ministro de Presidencia y Justicia y hombre de confianza del presidente en el gobierno, Félix Bolaños. Con este panorama, Feijóo ya no puede retrasar mucho más la decisión sobre si presenta una moción de censura o no. Las últimas encuestas cada vez apuntan más al cansancio de los españoles con una legislatura que agoniza desde el primer día y crece el llamado a celebrar nuevas elecciones.
En este contexto, y a pesar del bajo grado de acierto de los últimos años, el último sondeo de Sigma Dos para el diario El Mundo apunta a una victoria por goleada del PP, que sacaría ocho puntos a un PSOE en horas bajas y acosado por los escándalos de corrupción. Los populares obtendrían el 34,7% de los votos y hasta 152 escaños en el Congreso, 41 más que los socialistas, que se quedarían en el 26,8% en intención de voto y 111 escaños. Esto significa que el PP tendría tantos votos como la actual mayoría de investidura y solo necesitaría la abstención de Vox y el voto favorable de UPN o Coalición Canaria.




