El gobierno español ha decidido congelar la oficialidad del catalán en la Unión Europea por falta de consenso entre los estados miembros. Así lo ha señalado este martes el secretario de estado para la UE, Fernando Sampedro, quien ha detallado que el gobierno español no volverá a elevar la cuestión al Consejo de Asuntos Generales de la UE hasta que haya unanimidad entre los 27. “Este es un tema que no tiene por qué estar siempre en la agenda”, ha manifestado en una atención a los medios desde Luxemburgo en la que también ha apuntado que, a pesar de todo, la oficialidad del catalán se puede incluir en la agenda de cualquier reunión ministerial. Sampedro ha garantizado que el ejecutivo de Pedro Sánchez “no cesará” en la defensa de la oficialidad, aunque de momento la pospone sin fecha y a partir de ahora solo tendrá relevancia en los pasillos.

La oficialidad del catalán en la Unión Europea es uno de los primeros acuerdos que el PSOE y Junts cerraron al inicio de la legislatura, concretamente a cambio de votar a Francina Armengol como presidenta del Congreso de los Diputados. De hecho, es una de las carpetas en la que las dos formaciones han mostrado más sintonía. Los de Carles Puigdemont, muy críticos con el PSOE por la falta de avances en muchos de los acuerdos de investidura, nunca han criticado la lentitud de las negociaciones en Bruselas y a menudo incluso han alabado la actitud del gobierno español, que lleva dos años intentando convencer al resto de estados miembros, pero ha encontrado mucha resistencia en países como Finlandia, Alemania o Lituania. La reacción de Junts al anuncio será un buen termómetro de cómo están las relaciones entre los dos partidos, que no pasan precisamente por el mejor momento.

Jordi Turull, Carles Puigdemont y Miriam Nogueras en una reunión en Bruselas / Europa Press

Mala gestión de las expectativas

Antes del verano, el ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ya había alejado la posibilidad de aprobar la oficialidad del catalán porque no había la “unanimidad necesaria” para llevar adelante la medida. Días antes de la última reunión del Consejo de Asuntos Generales de la UE antes de las vacaciones de agosto, Albares auguró que “habrá un día D” para el reconocimiento del catalán en Europa, pero evitó concretar cuándo podría ser. Ahora la cuestión quedará fuera de las reuniones mensuales del consejo y volverá a los despachos, donde la diplomacia española deberá trabajar mucho para convencer a los estados reticentes y tendrá la dificultad añadida de que, fuera de la agenda oficial, perderá relevancia entre las delegaciones europeas. De momento, el gobierno español ha descartado tratar la cuestión en las dos últimas reuniones del consejo, la del pasado 16 de septiembre y la que se celebra este martes 21 de octubre.

En estos últimos meses se ha producido un giro inesperado de los acontecimientos que ni Junts ni el PSOE han explicado con suficiente detalle, ya que el pasado mes de mayo su secretario general, Jordi Turull, se mostraba convencido de que las negociaciones para la oficialidad del catalán estaban en el “tramo final” y aseguró que ese mismo mes habría novedad. “Se está trabajando”, decía entonces Turull, que reclamó la “máxima implicación” al presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, para evitar sorpresas de última hora, ya que “hay muchos que empujan para que esto vaya mal”. El secretario general estaba convencido de que habría “noticias positivas” después de la reunión del consejo del 27 de mayo. “A ver si en la próxima reunión del organismo que tiene competencia pueden haber noticias positivas. Tiene que ser este mes de mayo”, dijo, esperanzado.

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