Era la madrugada del 2 de febrero pasado. Dos agentes del Servicio de Vigilancia Aduanera españoles resultaron heridos por una pandilla de contrabandistas de tabaco en la playa de Levante a Gibraltar. Un incidente que delató que se habían metido en un territorio donde no tienen jurisdicción –es del Reino Unido– y que ha acabado en un conflicto diplomático de primer nivel. El gobierno de Gibraltar y el gobernador del Peñasco –un cargo de designación del monarca británico– emitieron un comunicado tildando los hechos de «grave violación de la soberanía y jurisdicción británica». Ahora bien, la Moncloa evitará dar explicaciones gracias a la Mesa del Congreso de Diputados, que preside Meritxell Batet, que veta preguntas dirigidas al gobierno español para aclarar estos hechos.

La historia empezó cuando una patrulla de policías españoles de aduanas persiguió una lancha de supuestos contrabandistas y embarrancaron en la arena de la playa gibraltareña de Levante y los agentes fueron rodeados y apedreados por los traficantes. Los agentes españoles acabaron disparando al aire –en territorio extranjero– y pidiendo apoyo a la policía de Gibraltar, que lo único que pudo hacer fue separar los contrabandistas de los agentes españoles. Los dos agentes tuvieron que volver ningún Algeciras remando –uno de ellos con la nariz rota de los golpes de piedra–, porque la policía gibraltareña se negó a remolcarlos. El diputado de EH Bildu, Jon Iñarritu, pidió explicaciones por escrito al gobierno español sobre el incidente provocado por sus policías, y la respuesta ha sido contundente: «Inadmitida en términos absolutos»
Video de los hechos
Los hechos se registraron a las cinco de la madrugada, cuando un barco de vigilancia de fronteras españolas, detectó una barca que suponían que eran contrabandistas. Una embarcación auxiliar policial española salió para interceptar la lancha rápida cargada de tabaco. Pero el motor se paró y las corrientes llevaron la barca en la playa de Levante del Peñasco. Los contrabandistas, una veintena, empezaron a apedrear los policías y provocaron heridas a la cara a los dos agentes. La policía de Gibraltar, cuatro agentes, solo los pudieron separar y no pudieron practicar ninguna detención. Para huir de la acometida, los aduaneros españoles dispararon al aire para atemorizar los contrabandistas. Finalmente, los policías abandonaron la playa remando. Los contrabandistas grabaron los hechos en video y compartieron las imágenes en las redes.
Al día siguiente mismo, una declaración conjunta del ministro principal de Gibraltar, Fabian Picardo, y el gobernador de la corona al Peñasco, David Steel, condenó los hechos. Sobre todo, el uso de las armas de fuego por parte de agentes españoles y más ante la proximidad de una urbanización al escenario de la trifulca. En este sentido, pedían una respuesta diplomática española. La respuesta no se hizo esperar por parte de la Moncloa. Así, el ministerio de Exteriores, replicó con indignación el comunicado conjunto de las autoridades gibraltareñas. De hecho, en una respuesta diplomática «rechaza rotundamente» la declaración británica que tilde «de especialmente incomprensible en el momento en que España ha puesto sobre la mesa un acuerdo para crear una zona de prosperidad compartida». Ahora, la Mesa del Congreso veta las preguntas sobre un asunto que no se ha acabado de aclarar.
