La presidenta del Congreso de los Diputados, la socialista Meritxell Batet, ha descartado repetir al frente de la cámara baja. Así lo ha confirmado a la cúpula del PSOE, según fuentes del partido. La decisión de Batet llega en medio de las negociaciones para formar la Mesa del Congreso, que se tiene que constituir el próximo 17 de agosto y será el primer termómetro para tantear una hipotética investidura de Pedro Sánchez. La renuncia de Batet facilitará el entendimiento progresista, puesto que tanto Podemos como el independentismo le tienen guardados muchos reproches de la legislatura pasada.

La versión que el PSOE se ha encargado de hacer circular es que Batet da por cerrada una etapa importante de su trayectoria política y que ha decidido dar el relevo a otros diputados después del “gran honor” que ha sido presidir el Congreso. Pero lo cierto es que había varias voces en Podemos y en Sumar que no la veían con buenos ojos —sobre todo después de su papel en la retirada del acta del diputado canario Alberto Rodríguez—. Los partidos independentistas también tienen una larga lista de agravios contra la diputada del PSC, con quien se han enfrentado en numerosas ocasiones, en especial por el uso del catalán en el Congreso.

La presidenta del Congreso, Meritxell Batet, habla con un diputado / Europa Press

El exportavoz de Unidas Podemos, Pablo Echenique, advirtió este lunes que era una “temeridad” que Meritxell Batet repitiera como candidata a presidir el Congreso y recuperó la propuesta de dar la presidencia a un diputado que no sea del PSOE. Pablo Iglesias lo intentó en 2019, pero finalmente Pedro Sánchez se salió con la suya. Poco después, un diputado andaluz de Izquierda Unida integrado adentro de Sumar recogió el guante y defendió que era una posibilidad que se tenía que debatir “colectivamente” entre los socios de gobierno, pero en ningún caso descartaba presionar para forzar un cambio de paradigma de cara a la legislatura que empieza.

Negociaciones a contrarreloj: el 17-A, fecha límite

El PSOE y Sumar están inmersos en una negociación a contrarreloj para pactar la Mesa del Congreso, porque esto dará al bloque progresista el control de las intervenciones y de los tiempos de la cámara. Y no es un hecho menor, puesto que después de que se celebre la primera votación de investidura, sea de Alberto Núñez Feijóo o de Pedro Sánchez, se pondrá en marcha la cuenta atrás para celebrar nuevas elecciones si ningún candidato consigue los apoyos necesarios para ser presidente. En este contexto, los votos del independentismo catalán vuelven a ser claves.

La Mesa del Congreso consta de nueve miembros y el bloque que encabezan PSOE y Sumar aspiran a tener cinco, mientras que los cuatro restantes serían para PP y Vox. Pero por eso hace falta que el gobierno de coalición se ponga de acuerdo con los independentistas y los nacionalistas. La idea del PSOE es retener la presidencia, pero cada vez hay más voces que cuestionan que tenga que ser un diputado socialista quién esté al frente de la cámara. Se ha hablado de algún diputado de Sumar como alternativa más viable, mientras que los independentistas catalanes o incluso el PNB podrían ocupar alguna silla.

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