Después que Pedro Sánchez haya sido reelegido como presidente de gobierno español por cuatro años más gracias a los votos de Junts y ERC, la Asamblea Nacional Catalana (ANC) ha salido rápidamente a cargar contra la nueva legislatura socialista de la mano de las formaciones independentistas, especialmente por el papel que han tenido estas dos formaciones durante las negociaciones. Tal como ya han dejado claro durante las últimas semanas criticando los pactos de investidura, para la ANC, con la votación de este jueves, se ha reafirmado «la sumisión de los partidos independentistas»: «Hoy se consuma la sumisión de los partidos independentistas al PSOE, que abandera el discurso de haber ‘normalizado’ la situación en Cataluña», aseveran a través de una publicación en su cuenta de Twitter.
La Asamblea vuelve a cargar contra el uso político que ha tenido la ley de amnistía, es decir, que haya servido como una de las condiciones del independentismo para dar su apoyo a la investidura del presidenciable socialista. En esta misma publicación en las redes sociales advierten que «ningún perdón nos desmovilizará», refiriéndose que por mucho que se haya salido adelante la amnistía el movimiento independentista seguirá de pie para conseguir el objetivo final, la soberanía del pueblo catalán. «La voz del pueblo catalán rae en las calles y en el Parlamento. ¡Avanzamos hacia la República Catalana!», espetan.

El dardo envenenado de la amnistía
Hace un par de semanas, el pasado viernes 3 de noviembre, la ANC emitió un duro comunicado contra los acuerdos por la amnistía, que en aquel momento todavía solo la había firmado ERC. Desde la entidad consideran que la amnistía es una especie de dardo envenenado que jugará más en contra de Cataluña de lo que realmente aseguran los partidos políticos que lo han firmado: «Tal como se ha negociado, sin resolver las causas de fondos que provocaron las movilizaciones, la amnistía será utilizada por parte del Estado como una muestra de benevolencia y apaciguamiento del movimiento independentista. El conflicto político resta, por lo tanto, abierto y sin abordarse de fondo».