El líder del PSOE, presidente del gobierno español y presidenciable al 23-J, Pedro Sánchez, ha negado por activa y por pasiva este jueves que negociara los indultos para los líderes independentistas con ERC, tal como había asegurado la cabeza de lista de los republicanos en el Congreso, Gabriel Rufián, anteriormente. Así lo ha afirmado este jueves por la mañana en una entrevista que ha concedido en la Sexta, donde también ha remarcado firmemente que «por supuesto no habrá un referéndum» de autodeterminación para Cataluña. Esta era una de las condiciones implícitas que anunciaron ayer los republicanos para una posible investidura de Sánchez, puesto que el presidente Pere Aragonès aseguró que uno de los «precios» que tendría que pagar el presidente español es «continuar las negociaciones políticas».
Los motivos que ha dado Sánchez para no aceptar un referéndum catalán es, antes que nada, su «convicción personal y política» contra la celebración de este acto democrático, y, en segundo lugar, porque este referéndum «no tiene cabida» dentro de la Constitución española. «El independentismo pedía amnistía, y pide referéndum de autodeterminación, pero no ha habido ni habrá, en primer lugar por una convicción personal y política, y porque ninguna constitución la contempla», sentencia.

Refiriéndose a una posible investidura, Sánchez ha explicado que su intención es reeditar un gobierno de coalición con Sumar para mantener las alianzas que han funcionado durante este último mandato, pero ha negado que tenga intenciones de ceder ante ERC o Bildu en cuestiones territoriales, es decir, un referéndum, para conseguir su apoyo a la investidura.
Sánchez saca pecho de las negociaciones con Cataluña
En esta misma entrevista, Sánchez ha sacado pecho de la gestión que ha hecho como presidente del ejecutivo español con Cataluña. Considera que su apuesta por el «diálogo» ha permitido «canalizar» las tensiones con el pueblo catalán hasta tal punto que, hoy en día, la sociedad catalana expresa «un apoyo mayoritario a la unidad entre españoles» y convierte a los socialistas en la «primera fuerza política» del país. Ahora bien, también ha añadido que tiene la voluntad de continuar dialogando con «paciencia y tiempo» para encajar las dos posiciones: «El independentismo como movimiento político existe en el siglo XXI, pero tiene la lógica en el siglo XIX, XX, no del XXI», concluye.