Hace seis años entraron al tablero político unas nuevas entidades pensadas para defender el referéndum de autodeterminación del Primero de Octubre de 2027. Eran un tipo de plataformas, sin ningún tipo de regulación jurídica, que buscaban hacer de punto de encuentro local de los activistas y defensores de la consulta. Eran los Comités de Defensa del Referéndum que a partir de octubre de 2017 se transformaron en los Comités de Defensa de la República, los famosos CDRs. Ahora, estos CDRs son una verdadera obsesión del Estado y este Primero de Octubre serán los protagonistas de un gran acto de apoyo en la prisión Modelo de Barcelona.
Estos comités, que se originan formalmente en Vilafranca del Penedès, fueron inmediatamente objetivo de los servicios de información de los cuerpos policiales que operan en Cataluña. Tanto los Mossos d’Esquadra, como la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía empezaron a investigar los CDRs como si fueran elementos subversivos relacionados con los movimientos de izquierda radical. Incluso algunos analistas los identificaban como un tipo de
La obsesión por los CDRs ha llegado hasta ahora, seis años después. La Audiencia Nacional continúa identificándolos como si fueran grupos terroristas. Las causas 85/19, 104/2017, 99/18 y 85/19 del juzgado central de instrucción número 6 de la Audiencia Nacional son un buen ejemplo. La operación Judes y, antes, el caso de Tamara Carrasco i Adrià Carrasco, fueron un golpe orquestado para acabar de identificar los CDRs con pelotones capaces de cometer atentados, de aquí que la Fiscalía Antiterrorista de la Audiencia Nacional hizo evolucionar el concepto de CDR a ERT, el acrónimo de los Equipos de Respuesta Táctica. En atestados policiales, en causas abiertas a las audiencias o juzgados penales, se incorpora el concepto o se relacionan los procesados con los CDRs, como si fuera la única nansa para intentar identificar estos grupos con el independentismo supuestamente violento.

El 28 de septiembre, primer informe de los Mossos
Oficialmente, la Comisaría General de Información de los Mossos d’Esquadra no incluye los CDRs en un informe policía hasta el atestado 1472117-CGINF, del 28 de septiembre de 2017, elaborado por el Área Central de Análisis, Unidad Central de Análisis de Estrategias de Organizaciones. Un dosier de ocho páginas y con carácter «reservado» que sirvió a la Jefatura de los Mossos, al departamento de Interior, al ministerio fiscal y a la Delegación del gobierno español evaluar el nivel de riesgos que podría generar el referéndum.
Los analistas de los Mossos consideraban que los Comités de Defensa del Referéndum (CDR) estaban «liderados por el IR» (independentismo revolucionario), y que llevarían a cabo «acciones
En este contexto, los Mossos indicaban que los comités «podrían llevar a cabo práctica combativa en caso de acciones policiales contundentes de algunos de los cuerpos que tienen instrucciones para impedir el referéndum». «En este hipotético escenario de conflicto es muy probable que los CDR reciban el apoyo de gran parte de los actores soberanistas presentes», alertaban. Esta situación, en caso de mantenerse en el tiempo o producirse en varios lugares a la vez, «podría provocar una escalada de violencia que acabe afectando el pacífico desarrollo de la jornada en todo Cataluña», señalaban, ya subrayando un hipotético espíritu violento de los CDR.

La Guardia Civil moja pan
El 27 de julio de 2018, el servicio de Información de la Guardia Civil de Cataluña elabora un amplio estudio sobre los CDRs que se integrará en varias causas, por ejemplo, en el caso de Tamara Carrasco. Es el
“Se puede observar una sinergia creciente entre las declaraciones y actuaciones de la izquierda radical separatista y las relativas a los diferentes colectivos que componen el puzle territorial de los CDRs, y se puede afirmar que los mismos en gran parte se encuentran adoptando voluntariamente el papel y la línea estrategia que marca la izquierda radical separatista, y se plasma de este modo un papel hegemónico de la misma sobre los CDRs“, sentenciaban los agentes de información. Es el primer gran informe de referencia sobre los CDRs, más allá de algún atestado del Cuerpo Nacional de Policía y de los que había realizado para el juzgado de Instrucción 13 el famoso teniente coronel Daniel Baena, jefe de la Unidad de la Policía Judicial de la Guardia Civil en Cataluña. La conclusión era que los CDRs buscaban «la ejecución masiva y coordinada de acciones con el fin de subvertir la orden constitucional”.

Continúa la presión
La presión hacia los CDRs se disparó el 23 de septiembre de 2019, justo tres semanas antes de la publicación de la sentencia del Procés. Una caza contra los CDR que acabó con una oleada de detenciones, prisiones incomunicadas y acusaciones durísimas de terrorismo. Fue la Operaciós Judes. Este domingo, dentro de las actas del sexto cumpleaños del 1 de octubre, se hará un reconocimiento a los represaliados por aquella operación, que todavía están pendientes de juicio. Así mismo, este Primero de Octubre, los CDRs inauguran una “nueva dinámica” muy alejada de las estrategias actuales de los partidos independentistas.
Una operación que coincide con una nueva operación de la Audiencia Nacional para volver a envolver los CDRs en supuestas operaciones de «subversión de la orden constitucional», la detención en el Solsonès de cuatro osonencos acusados de intentar sabotear la Vuelta a su paso por Cataluña. Es el último ejemplo de intentar sacar el espantajo del CDRs, que son percibidos por la biosfera españolista como organizaciones clandestinas de carácter violento, cuando todavía no ha habido ni ninguna sentencia ni ninguna resolución que haya considerado sus supuestos integrantes como organizaciones criminales ni terroristas. Pero seis años después, la obsesión continúa.
