La guerra fratricida entre el espacio de Junts y ERC se ha visto reflejada con todo su esplendor en la sesión de esta tarde en la comisión de investigación de la operación Catalunya. En concreto, en la comparecencia del expresidente Artur Mas, que había sido convocado como víctima del dispositivo de las cloacas contra el Procés y, de rebote, como víctima del software espía Pegasus, tal como se ha avanzado este mismo lunes.

En el turno de preguntas, y después de que diputados de la izquierda abertzale, como el portavoz de EH Bildu, Jon Iñarritu, -que ha formulado las preguntas en catalán- hayan expresado su solidaridad, ha sido el turno del portavoz de ERC, Gabriel Rufián. De hecho, Rufián no es el titular en la comisión, en la cual es la diputada Pilar Valluguera quien lleva el peso del trabajo. Rufián solo aparece en ocasiones mediáticas. Hasta ahora, con el expresidente español Mariano Rajoy, con el consejero delegado de la BPA, Joan Pau Miquel, y hoy con el presidente Mas.

Rufián ha comenzado su intervención intentando suavizar las relaciones entre Mas y ERC, así como con una felicitación por haber expresado con soltura lo que opinaba sobre la operación Catalunya. Pero ha sido un espejismo. A partir de entonces, Rufián se ha esforzado en relacionar a Mas con la familia del expresidente Jordi Pujol, su relación actual con Junts, las cuentas corrientes de su padre en el extranjero, los acuerdos con el PP o incluso, los viajes que hizo a Puerto Rosario, como consejero, en tanto que había inversiones de Jordi Pujol júnior. De hecho, el interrogatorio de Rufián intentaba convertir a Mas en investigado y no en víctima. Por su parte, el portavoz de Sumar, Gerardo Pisarello, ha reprochado las conexiones entre la derecha del PP y algunas opciones de la extrema derecha con su espacio.

El president Artur Mas, a la comissió del Congrés que investiga l'operació Catalunya/Congreso
El presidente Artur Mas, en la comisión del Congreso que investiga la operación Catalunya/Congreso

Mas, veterano

Mas, que tiene más conchas que una tortuga ha visto venir a Rufián. Sin rodeos, le ha advertido que «no le daría el titular» de sus relaciones con los juntaires. El colíder de ERC ha insistido en esta línea y ha comenzado a preguntar sobre las cuentas que había tenido su familia en el extranjero. Mas ha recordado que ya se ha publicado, difundido y explicado el dinero que su padre tenía en cuentas en el extranjero en los años ochenta. También le ha preguntado sobre sus encuentros y relaciones con Jordi Pujol Ferrusola, encuentros que Mas ha negado que nunca se celebraran oficialmente en el Palau de la Generalitat y que no se pueden «considerar amigos». «Las parejas no íbamos a cenar», ha aclarado.

Por otro lado, y siguiendo el hilo de la relación que tenía con la familia Pujol, Rufián le ha preguntado sobre sus viajes a Puerto Rosario. Mas ha justificado el viaje como consejero por la transferencia de los Puertos a la Generalitat. Un viaje que hizo como gobernante y no coincidió con Jordi Pujol Ferrusola, que tenía intereses empresariales allí, y por los que Rufián les ha preguntado por su inauguración. Mas ha replicado que viajó a varios puertos siguiendo esta tónica. Rufián le ha repreguntado los puertos que había visitado. Mas, sorprendido, ha hecho memoria recordando que hace 25 años que fue consejero, y le ha enumerado el puerto de Bombay, en la India, en Boston, en EE.UU. y en Marruecos.

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