Carles Puyol y Vanesa Lorenzo están enamorados desde 2012, cuando un amigo en común organizó unas citas a ciegas que ciertamente fueron una muy buena idea. Padres de dos hijas y con una relación muy estable, no se han llegado a casar pero tampoco lo descartan. Les han preguntado muchas veces sobre este tema, una curiosidad que la modelo ha satisfecho en el último acto público al que ha asistido.
Entrevistada por El Español, la catalana tiene claro que no pueden estar más unidos: «Es imposible estar más casados de lo que estamos, es imposible. Fíjate que no me pide matrimonio, me dice que se lo pida yo. A ver si nos animamos«. Tampoco tienen la necesidad de hacerlo, ya que cuando formas una familia, el padre de tus hijos «lo es todo»: «Aunque nos separáramos, Carles siempre estará en mi vida. La persona que eliges para tener hijos son palabras mayores«.
Vanesa Lorenzo también ha hablado sobre su vida familiar con las dos niñas, Manuela y Maria de 11 y 9 años respectivamente. ¿Cómo es ella como madre? «Tengo esto de disociar muy presente. Intento evitar conversaciones sobre estética y el físico de las personas frente a mis hijas, con ellas hablo de otras cosas. Les insisto mucho en la belleza interna y soy consciente de que los mensajes a los niños hay que cuidarlos». Además, considera que ser madre es «un proceso de aprendizaje constante» y «con retos continuos«. Con ellas intenta ser muy coherente y la disciplina positiva le ha ayudado muchísimo, por ejemplo, como la idea del respeto mutuo y otros pilares.

¿Cómo se encuentra Vanesa Lorenzo?
«Estoy muy bien«, dice. En un momento vital muy feliz y físicamente «superbien» continúa inmersa en una rutina con deporte diario y ejercicios que le ayudan a tener una comunidad. Practica yoga, Pilates y ejercicios de fuerza desde hace muchos años también. Y, en cuanto al trabajo, tiene una empresa de emprendimiento en desarrollo que acompañará a profesionales del sector de la salud y la belleza a cuidarse.
Ella, que se ha dedicado al mundo de la moda, ha vivido una época en que la presión estética era muy fuerte. Ahora, sin embargo, con las redes sociales las cosas son aún más complicadas: «Son muy dañinas y debemos tomar distancia para descansar la mente. Intento disociar y reírme de mí misma. Muchísimas veces me ha resultado abrumador sentirme juzgada por mi físico. Durante mucho tiempo, he estado muy enfadada por ser bajita y he estado enfadada conmigo misma y con la genética«.

