Dulce es una de las niñeras más famosas de televisión. Desde que Isabel Pantoja le despidiera, ha sido habitual verla en televisión criticándola sin ningún tipo de escrúpulo. Siempre ha dicho que ha sido ella quien realmente ha criado a los hijos de la cantante, un trabajo y cariño que nunca le habría recompensado porque no le habría tratado muy bien. Después de un tiempo sin saberse nada de ella, ha reaparecido en una entrevista en exclusiva que la revista
En esta reaparición pública, Dulce Delapiedra asegura que le han diagnosticado una depresión crónica, fibromialgia, insomnio y parestesia (la anomalía de la percepción de las sensaciones). No ayuda que le estén exigiendo que pague las deudas que ha acumulado estos años, ya que no puede pagar el alquiler y están a punto de echarla. Esta es una situación complicada y límite que la tiene totalmente desesperada: «Me he tomado pastillas para dejar de vivir. Imagínate cómo estoy qué hoy mismo me iría con mi madre del alma».
Dulce explica que sufre depresión crónica desde hace prácticamente 20 años
Con una depresión crónica desde el 2005, dice que está en tratamiento desde que vivía con Isabel Pantoja en Marbella: «Estoy muy mal, mi situación económica me ha matado». Ahora mismo, sus únicos ingresos provienen de una pensión para mayores de 52 años con la que no puede ni vivir. Solo hay una persona que la ayuda, además, así que tampoco ve cómo poder salir de este bucle: «Tengo pesadillas suicidas y son horrorosos».
No tiene un buen recuerdo de su vida en Cantora, la casa familiar de los Pantoja. De hecho, saca a la luz una anécdota que no deja demasiado bien a la cantante: «La primera vez que cogí una baja después de 30 años trabajando para ella, Isabel se puso a gritar como una loca delante todo el mundo. Me dejaron sola y no me llevaron al ambulatorio».


No gustará que haya vuelto a hablar de la familia que le dio trabajo durante tantas décadas. Es probable que se dé cuenta de que esta es una de las pocas maneras que tiene de conseguir dinero fácil actualmente, criticar a los famosos con los que más contacto ha tenido y, por lo tanto, de quién más cotilleos puede hablar cuando la inviten a un plató de televisión o a comentarlo en alguna revista del corazón.