Juan Carlos de Borbón ha vuelto a demostrar que tiene mucho más poder -todavía- de lo que la gente se piensa. La justicia británica le acaba de dar la razón y han desestimado la demanda por acoso que había interpuesto Corinna contra él. Su ex amante más famosa y controvertida quería que le castigaran por la actitud que había tenido y, como compensación, exigía un pago de 146 millones de euros. El tribunal ha considerado que no tiene competencia, lo que muchos expertos sospechaban, y que no pueden llevar el caso desde allí aunque ella lo haya intentado justificar con qué ella tenía la residencia en Londres cuando sucedieron los hechos. Además, tampoco creen que la antigua princesa alemana haya justificado bien y haya demostrado que este se trata, en realidad, de un caso de acoso.
La demanda se archiva y, por lo tanto, el proceso judicial acabará aquí. Ha sido un año duro para el emérito español, el primer rey del país que se enfrenta a una acusación tan y tan grave: «Mi conclusión principal es que el Tribunal Superior de Inglaterra y Gales no tiene de competencia para conocer esta reclamación. Esto se debe al hecho que no se ha interpuesto contra el demandado en su país de domicilio, como es su derecho por defecto, y la demandante no me ha convencido de que tenga argumentos sólidos y defendibles que su reclamación caiga dentro de la excepción a esta regla predeterminada», dice en la resolución.


Corinna no ha podido convencer al juez con sus argumentos
Ella ha insistido en todo este año que Juan Carlos y sus abogados la asediaron cuando rompieron la relación. Eso sí, los argumentos que han dado no han sido bastante sólidos y también le ha perjudicado que haya variado su testigo hasta once veces. Hay que recordar que los abogados del emérito pudieron demostrar fácilmente que él tendría que tener inmunidad. Ya se sospechaba que este sería el dictamen, sobre todo después de la primera vista en que los abogados del emérito pudieron rebatir uno a uno todos los argumentos que soltó la otra parte.
Corinna vuelve a perder una demanda contra quien fuera su amante durante unos cuantos años. Ahora, el padre de Felipe VI, debe de respirar más tranquilo gracias a haberse rasgo de sobre un quebradero de cabeza y una demanda que habría perjudicado todavía más a su ya malograda imagen pública.