El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, continúa sacudiendo el orden internacional con sus polémicas declaraciones. Después de calificar a Zelenski de «dictador», ha asegurado este miércoles que la Tercera Guerra Mundial «no está tan lejos». No obstante, el pueblo estadounidense puede estar tranquilo, dice el polémico magnate, porque desde la Casa Blanca «se está trabajando para poner fin a los conflictos tanto de Gaza como de Ucrania».
«Estoy actuando con rapidez para poner fin a las guerras, resolver los conflictos y restaurar la paz en el planeta. Quiero la paz y no quiero ver a todos muertos. Y si nos fijamos en los muertos en el Medio Oriente y entre Rusia y Ucrania… le pondremos fin. No hay ningún beneficio para nadie en tener una Tercera Guerra Mundial, y no estamos tan lejos de que eso ocurra», ha declarado.
Trump también ha asegurado que, en caso de que su predecesor, Joe Biden, hubiera continuado en el poder, las probabilidades de un conflicto a escala global habrían sido mucho mayores. A continuación, ha sacado pecho recordando sus éxitos desde que llegó a la Casa Blanca: máxima presión sobre Irán para lograr la paz en la región, alto el fuego en Gaza y liberación de los rehenes israelíes capturados por Hamás.

Trump reitera sus críticas a Zelenski
El mandatario también ha aprovechado para agradecer a Arabia Saudita su papel como anfitriona en las «históricas conversaciones de paz» de este martes entre las delegaciones de EEUU y Rusia, que sin duda marcan un gran avance en la lucha por «poner fin a la horrible guerra en Ucrania». Unas conversaciones, por cierto, en las que no hubo ninguna representación ucraniana ni europea.
A pesar de las múltiples críticas recibidas por parte de la comunidad internacional, Trump se ha reiterado en sus declaraciones sobre Zelenski, quien, además de «dictador», también peca de manipulador por haber «convencido a Estados Unidos para gastar miles de millones de dólares en una guerra que no se podía ganar». «Amo Ucrania, pero Zelenski ha hecho un trabajo nefasto», ha añadido. Por otro lado, ha lamentado que Washington haya dado «mucho» dinero a Kiev, porque «Estados Unidos no recibe nada a cambio» y tiene que «recuperar el dinero», ya que lo considera «un préstamo».
Todo por Ucrania, pero sin la voz ni el voto de Kiev
«Los rusos quieren ver el fin de la guerra de verdad», ha asegurado Trump. «Creo que tienen la sartén por el mango, porque han tomado mucho territorio». El mensaje que transmite el presidente estadounidense socava cualquier credibilidad que le quedara a su país: la nueva doctrina de Washington pretende una rendición inmediata de Kiev, ya no solo para poner fin a la guerra, sino para repartirse Ucrania con Rusia, aprovechándose de su riqueza en materias primas y debilitando a Europa en el proceso. «Teníamos un acuerdo –con Ucrania– basado en tierras raras. Pero lo rompieron hace dos días», ha criticado.

Coincidiendo con estas declaraciones, la agencia de noticias rusa TASS ha informado este martes que una reunión entre Donald Trump y Vladímir Putin podría tener lugar este mismo mes. Cada vez parece más evidente que Europa y Ucrania se encuentran a la intemperie, y que tendrán que actuar en consecuencia si no quieren asistir a una supeditación de sus intereses a la narrativa común entre Washington y Moscú. La Unión Europea, por su parte, no ha tenido ninguna estrategia en el conflicto más allá de una victoria total sobre Rusia, algo que se ha demostrado poco realista. Ante la falta de plan ni alternativas europeas, las grandes potencias –EEUU y Rusia– se han puesto a dictar las nuevas reglas del juego. En pocas palabras, los poderosos hacen lo que pueden y los débiles soportan lo que deben. Nada nuevo bajo el sol.