El tira y afloja por el boleto Demócrata continúa a pesar de los efectos sobre las encuestas. Todo y las intensas críticas lanzadas por voces relevantes de su partido, el presidente de los Estados Unidos Joe Biden se mantiene en la carrera. Desde su residencia en Delaware, donde todavía se recupera de la covid contraída antes de un mitin con la comunidad latina de Las Vegas, del jefe de la administración, de hecho, eleva el tono contra su rival, el expresidente Donald Trump, líder absoluto del partido Republicano. En una publicación en la red social X, antiguo Twitter, Biden ha lanzado una agria respuesta al discurso de Trump a la Convención Nacional Republicana, celebrada durante la semana en Milwaukee y que lo ha ratificado como presidenciable. «Quiere ser un dictador», ha espetado lo encara comandando en jefe, pidiendo a sus simpatizantes «movilizar todos los recursos electorales» por derrotar la plataforma de la derecha.
En un hilo publicado a su cuenta personal, Biden ha constatado la «gran desgracia» que supone el discurso que Trump ha sostenido durante el principal encuentro electoral del GOP. «Qué demonio dice?», ha llegado a ironizar. En este nuevo cuerpo a cuerpo, el candidato Demócrata ha puesto el foco en la mala gestión de su predecesor de la crisis sociosanitaria de la covid -en respuesta, de hecho, al triunfalismo de los Republicanos-. «Es el mismo que nos dijo que nos inyectáramos lejía mientras morían más de un millón de estadounidenses», ha sentenciado, recordando el programa de recortes de la limitada seguridad social del país y de programas de ayuda a los usuarios del sistema de salud, como por ejemplo Medicare.

También ha dirigido sus críticas al programa económico trumpista, articulado alrededor del Proyecto 2025, una hoja de ruta elaborada por algunos de los principales jefes de la estrategia de la extrema derecha a la federación. Biden, en este sentido, alerta que una segunda estancia de Trump en la Casa Blanca llevará «aumentos de impuestos a la clase mediana» y provocará «todavía más inflación». Fundamenta sus reproches, de hecho, sobre la gestión entre el 2016 y el 2020, cuando la administración otorgó » las más grandes recortes de impuestos de la historia a sus amigos multimillonarios» mientras «hacían estallar el déficit». En el mismo hilo, y en contraposición, la todavía cabe del boletín demócrata ha reivindicado su relación con el mundo sindical; alegando que su rival «no sabe nada sobro proteger los trabajadores, tendría que estar avergonzado». En la otra extremo, hace valer la tarea de los últimos cuatro años, con el gobierno «más pro-trabajo de la historia» del país.
Pérdida de apoyos
Desde la filtración en el Washington Post sobre el consenso entre los jefes visibles del partido Demócrata contra la continuidad de Biden; y, especialmente, de la difamada llamada del expresidente Barack Obama con varios líderes de la formación, en que expresó sus dudas sobre el que fuera su número dos, más y más cargos electos han hecho públicas sus reticencias a un boletín de Biden. Incluso dentro del Senado: los últimos a hacerlo Sherrod Brown, del estado de Ohio, y Martin Heinrich, de nuevo Mèxico. La retirada de apoyo al presidente se añade a la de sus compañeros en la cámara de los estados, el representante de Montana Jon Tester y el de Vermont, Peter Welch. En un sentido similar al otros compañeros de partido -el que marcó el congresista californiano Adam Schiff- Heinrich anima Biden a dar un paso al lado para «fundamentar su legado como uno de los más grandes líderes a la historia del país». Por su parte, Brown reprocha de forma velada cierto egoísmo por parte del todavía candidato, apuntando que «este momento necesita un enfoque más grande que un solo individuo».

Harris, la heredera
El que sí que se habría llegado a esclarecer entre las filas Demócratas, según la prensa estadounidense, sería el nombre que tendría que sustituir el de Biden a las papeletas electorales el noviembre. Después de semanas de terrabastall, en que incluso algunos espacios del en torno al partido van flotar el nombre de la exsecretaria de Sido Hillary Clinton, la cadena CNN ha hecho público este mismo sábado que «cada vez más Demócratas dicen que cualquier proceso acabará rápidamente con la vicepresidenta Kamala Harris como nominada». Lejos de la esperanza que puedan situar en el perfil de la número dos de Biden, muchos cargos del partido buscan una solución indolora en la chapuza generada por el estado de salud del presidente. «Solo quiero que todo esto pare», explica un «conocido» operativo del partido al mismo medio.