Cataluña continúa siendo un horno y lo será hasta, como mínimo, el próximo fin de semana. En el quinto día de la ola de calor, este miércoles, la barrera de los cuarenta grados se superó en cantidad suficiente, especialmente en las comarcas interiores. El récord absoluto de Cataluña lo tuvo Roquetes, donde el Observatorio del Ebro registró 43,8 °C. Se trata de una cifra récord nunca vista desde que se instaló el observatorio en 1904. Los únicos lugares donde el calor ha dado una tregua ha estado en el Pirineo, en el Prepirineo, al Moianès y en las Garrigues gracias a los fuertes aguaceros que han caído y que han refrescado el ambiente. Donde no han tenido suerte ha sido en Benissanet, Artés, Vinebre y Girona, donde se ha llegado a los 43 grados.
La noche tampoco ha llevado una bajada de temperaturas suficiente para poder dormir bien. El país ha vivido una noche tórrida dónde ha estado difícil cerrar los ojos. En muchas zonas de la costa y el prelitoral las temperaturas se han mantenido por encima de los 25 grados, y en las comarcas de interior tampoco se ha bajado de los 20. Barcelona ha sido uno de los lugares donde ha costado más soportar el calor por la noche: se ha llegado a casi 30 grados de sensación térmica.

Las temperaturas no aflojarán demasiado este jueves
El calor continuará siendo extrema este jueves a la espera que llegue la masa de aire frío que en los próximos días bajará la temperatura entre manantial y quince grados. Desde primera hora de la mañana las temperaturas serán elevadas a todo el país, sobre todo en la costa, donde la noche no ha dado ningún tipo de tregua. No habrá que esperar a mediodía para superar la barrera de los 30 grados a la mayor parte del país y, de hecho, en las comarcas de interior las máximas oscilarán entre los 36 y los 41 grados. La sensación de bochorno no desaparecerá hasta el próximo fin de semana y para mañana viernes se esperan máximas que continuarán muy altas, entre los 32 y los 38 grados.
Cataluña espera con ansias la bajada de temperaturas anunciada para el fin de semana, cuando los termómetros se desplomarán entre manantial y quince grados. Esta bajada drástica se deberá a los chubascos y tormentas fuertes que se vivirán en todo el país y que dejarán una sensación de frescura que hace semanas que no se vive en Cataluña.