«Tenemos calculado durar 40 años más». Esta ha sido una de las frases con las que Lluís Gavaldà ha seducido este jueves al público de La Paloma de Barcelona en el primer concierto de la gira de celebración de los cuarenta años de Els Pets en la capital catalana. La mítica banda de Constantí, con Joan Reig y Falin Cáceres siempre al lado de Gavaldà, ha interpretado dos de los discos más emblemáticos de su carrera de manera íntegra (con algún extra): Agost y Bon dia. Este viernes será el turno para Calla i balla y Som. Desde el primer acorde de Soroll hasta el último de Vine a la festa, el público intergeneracional que siempre acompaña a Els Pets ha bailado, ha cantado, se ha emocionado, ha llorado… en resumen, ha disfrutado de lo lindo.

La sala La Paloma de Barcelona, llena a reventar durante el concierto de Els Pets | Ester Mune
La sala La Paloma de Barcelona, llena a reventar durante el concierto de Els Pets | Ester Mune

Si bien la heterogeneidad es uno de los elementos que caracteriza a los seguidores de Els Pets -un buen grupo de gente hacía años que tenía canas, pero había gente tan joven que incluso un niño subió al escenario-, otro es la fidelidad. Más de una vez, Gavaldà bromeó: «¿Esta también os la sabéis? ¡Si ni yo me la sé!». Y es que no es fácil recordar canciones más olvidadas como Calafell, El meu veí de sota, Em fa riure o Tard, pero cada una de ellas supuso momentos especiales para un público entregado, que lo cantó todo a pleno pulmón. Los clásicos, eso sí, nunca fallan y el concierto encontró sus clímax con Pau, Una estona de cel o Bon dia, así como con un precioso momento de fogata colectiva con Bona nit, himno de todos los esplais y caus de Cataluña.

Lluís Gavaldà, durante el concierto de Els Pets en La Paloma de Barcelona | Ester Mune
Lluís Gavaldà, durante el concierto de Els Pets en La Paloma de Barcelona | Ester Mune

Porque sí, Els Pets son catalanes y lo son mucho. Una estelada entre el público ondeó todo el tiempo, mientras Gavaldà animaba a su portador a hacerla ondear cada vez más. «Mierda, nos hemos dejado la estelada», dijeron algunos de los asistentes al concierto cuando la vieron, conscientes de que un concierto de Els Pets es un espacio seguro, donde el sueño de la independencia se mantiene mucho más vivo de lo que puede parecer fuera, como si estuviera esperando para volver en algún momento. «Mirad al cielo, todavía hay esperanza de unos Países Catalanes libres», decía Gavaldà antes de cantar Vine a la festa al final del concierto. Porque la cultura que transmite esta banda es intrínsecamente catalana y catalanista y conecta generaciones, abuelos, padres e hijos, de nuestro país como pocos otros fenómenos culturales lo hacen.

Els Pets, al final del concierto en la sala La Paloma de Barcelona | Ester Mune
Els Pets, al final del concierto en la sala La Paloma de Barcelona | Ester Mune

Es casi imposible que un seguidor de Els Pets no recuerde algún momento especial con las canciones de este grupo (por no decir cualquier persona de Cataluña). Recordando, quizás, su familia campesina con Jaio, un verano en la playa con Agost, los compañeros de la escuela cantando Bon dia de pequeños o unas colonias o unos campamentos con cualquier canción tocada de manera torpe en la guitarra. Y Gavaldà controla la escena para brindar también momentos especiales para todos. «¿Qué te ha pasado?», le grita a una chica que tiene el brazo en cabestrillo. Ahora un saludo por aquí, ahora bajo del escenario, ahora recorro toda la sala a lomos de un fan… porque Els Pets, a pesar de su aspecto veterano, rejuvenecen cuando la música empieza a sonar y si ellos lo dicen habrá que hacerles caso: durarán 40 años más.

Lluís Gavaldà, a lomos de un fan | Ester Mune
Lluís Gavaldà, a lomos de un fan | Ester Mune

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