Los personajes del Super 3 han acompañado a toda una generación durante muchos años. Prácticamente todos los chicos y chicas de los 90 reconocen enseguida aquella mítica frase que decía
Muchas chicas se dejaron las uñas largas y empezaron a hacerse moños llamativos para intentar imitar el estilismo de Ruïnosa. Ahora que han pasado años, la intérprete reflexiona sobre todo lo que ha podido aportar su personaje: «Una de las cosas más maravillosas es que hizo salir del armario todas las
¿Y cómo es que acabó triunfando tanto? Anna Casas considera que detrás de su éxito hay, claramente, un aspecto estético: «Yo me dejaba hacer y me divertía. El único problema que encontraba eran las uñas, ya que tenía que manipular cosas y recuerdo que eran muy incómodas». Explica que el Super 3 no tenía mucho presupuesto en aquel momento y el equipo de vestuario hacía juegos de malabares con ella: «Cogían una falda y a mí me la colocaban de sombrero o de calcetín. Había mucha creatividad y reciclaje con la premisa de la sofisticación».
Desde la cadena tenían claro que este personaje estaría inspirado en una de las mejores antagonistas del cine, Cruella de Vil. ¿La orientación que le dieron a la actriz para ponerse en el papel? Que fuera «felina»: «Me pareció muy divertido hacer de mala porque te tienes que poner en la piel de personas que no soportas y con actitudes que no te gustan. Humanamente, es interesantísimo acabar empatizando con el lado oscuro, ya que todo el mundo tiene su razón».


Anna Casas habla de su trabajo como Ruïnosa en el Super 3
Anna Casas tenía un objetivo en este trabajo, conseguir que los niños se dieran cuenta de que la vida no es tan sencilla como creen: «Yo quería que los niños dejaran de tener tan claro que el bueno es bueno y el malo es malo. La vida no es así. Yo quería exportar a Ruïnosa todos estos grises de cuando creces y ves cómo es la vida. Que vieran el personaje, que les atrapara y les gustara… pero que pensaran, a la vez, que no les tenía que gustar porque era mala. Quería plantar esta duda en los pequeños».
Ruïnosa hacía de mala, pero no era cruel. De hecho, ahora la actriz deja claro que le habría gustado hacerla «más siniestra» si le hubieran dejado. La buena noticia era que la maquillaban tanto, que mucha gente no la reconocía cuando iba por la calle. Esto no impedía, sin embargo, que se autocensurara a veces para evitar tener problemas: «Tenía el bicho dentro… Entiendo que la corrección política tiene una razón de ser, pero esto siempre pasa. Tú haces, pruebas y juegas. Tiras hacia aquí y hacia allí».

Lo mejor de todo, para Anna, es darse cuenta de toda la fama y buenas críticas que consiguió. Ella solo tenía 21 años cuando se inició en este mundo, pero disfrutó de una libertad que la hizo muy feliz.