El diario La Razón ha hecho gala de la catalanofobia secular de España con el artículo “Quevedo, un poeta contra Cataluña”, donde remarca que el escritor español del Siglo de Oro “nunca disimuló su desprecio hacia los catalanes en sus textos”. “En su producción encontramos no pocas composiciones críticas con los catalanes, algunas directamente despectivas”, subraya el periodista Víctor Fernández, quien firma la pieza. El periodista se remonta al año 1642, época en la que Quevedo era prisionero en el convento de San Marcos de León y en la cual escribió La rebelión de Barcelona ni es por el güevo ni es por el fuero.
Aquí, y con el Corpus de Sangre de telón de fondo, el poeta y político español escribe: «Son los catalanes el ladrón de tres manos, que para robar en las iglesias, hincado de rodillas, juntaba con la izquierda otra de palo, y en tanto que viéndole puestas las dos manos, le juzgaban devoto, robaba con la derecha«. Y añade: «ellos son las viruelas de sus reyes: todos las padecen y los que escapan quedan por lo menos con señales de haberlas tenido«.
El diario destaca que «el escritor no disimula el desprecio que siente por los catalanes», y justifica que la terminología que utiliza obedece a su «indignación personal». Es por eso que, según el articulista, el autor escribe que «son los catalanes aborto monstruoso de la política. Libres con señor; por esto el conde de Barcelona no es dignidad, sino vocablo y voz desnuda. Tienen príncipe como el cuerpo y alma para vivir y como este alega contra la razón apetitos y vicios, aquellos contra la razón de su señor alegan privilegios y fueros. Dicen que tienen Conde, como el que dice que tiene tantos años, teniéndole los años a él«.

Un «odio» que ya se planteaba en La vida del Buscón
Además, el periodista de La Razón expone que al poeta «no le hacía ninguna gracia que Cataluña se tratase brazo a brazo con Francia», y a pesar de estar encarcelado «no cuesta mucho imaginarlo allí tomando la pluma para redactar sobre los catalanes». En este sentido, el periodista recuerda que Quevedo escribió esto: «El provecho que dan a sus reyes es el que da a los alquimistas su arte; promételes que harán del plomo oro, y con los gastos los obligan a que del oro hagan plomo. Ser su virrey es tal cargo, que a los que lo son se puede decir que los condenan, y no los honran».
Finalmente, Víctor Fernández apunta que el «odio» de Francisco de Quevedo contra los catalanes va más allá de este escrito y señala que en La vida del Buscón escribe esto sobre uno de los personajes de la novela: «el catalán, el cual era la criatura más triste y miserable que Dios crió; comía a terciana, de tres en tres días, y el pan tan duro, que apenas le pudiera morder un maldiciente«.