Gessamí Caramés (l’Ametlla de Mar, 1992) forma parte del equipo del programa Cuines de TV3 desde hace 7 años. La pastelera ayuda a los televidentes a aprender recetas dulces y saladas de una manera muy didáctica, un estilo que le ha ayudado a hacerse un nombre en este sector. El Món la entrevista para descubrir cómo compagina este trabajo con la escritura de libros de recetas y la gestión de su restaurante Meleta de Romer.
Te vemos muchas tardes como una de las presentadoras de Cuines. ¿Cómo te llegó esta propuesta y qué te aporta profesionalmente?
Este trabajo englobaba dos de las disciplinas que más me gustan, que son la cocina y el teatro. Había hecho algunos castings antes para obras de teatro mientras, paralelamente, estudiaba cocina. Y me surgió esta oportunidad porque Marc Ribas estaba grabando un programa de Joc de cartes en l’Ametlla y alguien le habló de mí cuando supo que estaban buscando a alguna cocinera que pudiera incorporarse a Cuines. Me llamó, les gustó mi manera de hablar y ya han pasado siete años desde entonces.
¿Aún ves este trabajo como uno estable a largo plazo?
Creo que todos sabemos que este es un trabajo que hoy está y mañana, quizás no. No depende de nosotros, sino de la audiencia y de cómo funcione la televisión porque tal vez algún día quieran cambiar los perfiles. De momento, me encanta tenerlo porque es muy guay y lo disfruto mucho. Afortunadamente, tengo mi plan B que es mi restaurante.

Cuines tiene presentadores de estilos muy diferentes. ¿Cómo describirías lo que haces tú en este programa?
Soy una persona que explica todo de una manera muy sencilla e intento que los pasos más complicados se entiendan desde casa de una manera muy didáctica. También es cierto que se me ve una persona dulce con una voz fina. Mi punto fuerte quizás es que soy transparente, soy tal cual en televisión y en persona.
No grabas conjuntamente con Marc Ribas y Arnau París, pero ¿cómo es el ambiente entre vosotros?
Ellos forman parte del programa y hacen el mismo trabajo que yo, pero curiosamente son las personas del equipo a quienes menos veo. Cada uno tiene su tiempo de plató, pero coincidimos cuando hacemos cosas en común como los programas especiales o las firmas del libro de Cuines. Siempre hemos tenido muy buen rollo fuera de aquí, nos hemos visto y hemos ido a los restaurantes de los demás. Tenemos una buena dinámica y nunca he tenido ningún problema con ellos, al contrario. Son muy amables los dos.
Cuines ayuda a los televidentes de TV3 a aprender recetas fáciles y rápidas. ¿La gente de hoy en día cocina bien? Porque cada vez hay menos tiempo para cocinar.
Es evidente que todos vamos más deprisa en general, sobre todo en las ciudades, y lo queremos todo con inmediatez. Entiendo que esté creciendo de una manera exponencial la venta de comida preparada en los supermercados y, por eso, me gusta mucho el formato que hace Arnau París en Cuines con el pim pam. Creo que es una de las mejores ideas que han tenido porque acerca una cocina más honesta de cara a la gente que no tiene tiempo o que, aunque lo tenga, no lo quiere utilizar para cocinar… que también es lícito. Es una buena idea esta cocina más rápida pero sana y de verdad, sin que pase por abrir un paquete precocinado. Todos cocinamos bien en un día de fiesta, pero se debe comer tres o cuatro veces cada día depende de cómo te alimentes.

Las cadenas de televisión están llenas de programas de cocina. ¿Hacen falta tantos?
Creo que los programas que se emiten actualmente son de actualidad y entiendo que funcionan a nivel doméstico. Ahora bien, como profesional de la cocina y como consumidora me haría falta un formato más técnico que se acerque a un nivel más alto. A veces, parece que tengamos que explicar las cosas desde cero o de una manera muy básica. Me da la sensación de que no puedes avanzar y llegar un poco más lejos si no pagas una suscripción extra. Entiendo que quizás no hay tanto público especializado para eso, pero algunos sí. Falta más profesionalidad en los programas de cocina o en los realities que también forman parte del mundo de la cocina. En Francia hay programas de cocina y pastelería profesional que funcionan súper bien, pero aquí no ha calado el mensaje. Aquí, en cambio, un programa de pastelería como tal no ha triunfado nunca. Yo he tenido que ver los programas en francés para acceder a esa información.
¿Se puede aprender a cocinar, realmente, viendo un programa de cocina en televisión?
Por supuesto, puedes aprender muchísimo con un programa de cocina. Antes de empezar a estudiar cocina, yo me formé de una manera autodidacta mientras estudiaba Comunicación Audiovisual. Todo mi tiempo libre lo pasaba viendo vídeos de Youtube, el Canal Cocina, el Cuines… Intentaba aprender por mi cuenta y, de esta manera, aprendí a hacer merengues o masas. Casi toda la pastelería más doméstica la aprendí mirando recetas en televisión y en Internet.
¿Cómo ve la gastronomía catalana una profesional del sector como tú? ¿Es la mejor del mundo?
Si tengo que ser subjetiva, la mejor cocina de todo el mundo es la catalana con mucha diferencia. No sé si te lo digo porque me he criado con esta y eso hace que la considere la mejor o porque lo es como tal. Tenemos referentes que lo demuestran con Ferran Adrià, los hermanos Roca, Carme Ruscalleda… No hace falta que lo diga yo, que Cataluña es una potencia impresionante en el ámbito gastronómico. Esta es la cocina que me gusta comer la mayor parte del tiempo. Ahora bien, los que se han sabido vender mejor en todo el mundo son los italianos porque ¿quién no come pizza o pasta? ¿Dónde no existe esta cocina? Le gusta a todo el mundo y a todas las edades.
¿Se puede enamorar a alguien a través del estómago, tú crees?
Enamorar como tal, no. Puede ser un plus que tu pareja cocine, no lo niego, pero para mí nunca sería un problema que mi pareja no lo hiciera. ¿Que la persona que tienes al lado te agradecerá que sepas cocinar? Quizás sí, pero también debería amarte en caso de que no cocinaras bien.

Ahora mismo tienes muchos frentes abiertos, con las grabaciones de Cuines, la gestión del restaurante Meleta de Romer en l’Ametlla o la escritura de tus libros de recetas. ¿Podrías elegir exclusivamente una de estas ramas?
Sí, tengo clarísimo que no podría vivir sin el restaurante porque es mi vida. Y esta es una vida dura que me puede llegar a hacer daño, eh, por eso trabajo por temporada. Solo trabajo de Semana Santa hasta octubre precisamente por eso. Allí es donde soy yo, ya que es mi restaurante y es donde me siento a gusto. Siempre me ha gustado liderar y creo que tengo habilidad para ello. Lo inauguramos hace dos años y medio y la verdad que súper bien.
¿Cómo es la cocina que ofreces allí?
Nosotros tenemos una cocina del terreno, usamos producto de la zona tanto como podemos y, a partir de ahí, le damos la vuelta para que el comensal no se canse de comer lo mismo siempre en esa zona. Al final, el producto que tenemos es el que es. A mí me gusta mucho pensar en lo que hacían nuestras abuelas cuando tenían el producto de temporada. Por ejemplo, cuando llegaba el momento de la alcachofa. Al principio, todos las esperaban con ansias. Ahora bien, las últimas nadie las quería. La tarea de ellas era que comieras y cenaras alcachofas sin que te parecieran lo mismo y esa es la tarea que tenemos los cocineros. Tomamos el producto de allí y le damos la vuelta. Lo debemos servir porque así le damos el valor que tiene. En alguno de nuestros platos, por ejemplo, te hacemos comer territorio y te ofrecemos la posibilidad de viajar a México al mismo tiempo.
¿Es fácil tener un restaurante hoy en día? ¿El gobierno te ayuda lo suficiente o es aún muy difícil ser emprendedor?
No es nada fácil, en absoluto. Ya no solo el tema de poner en marcha un negocio como este, sino el de mantenerlo. Al principio, todo eran problemas… La mayor parte del tiempo estaba buscando solución a los obstáculos que me ponían. Tienes que espabilarte mucho y, sobre todo, cuando lo has podido abrir porque mantenerlo abierto es aún más difícil. En un principio, te ayuda mucha gente porque necesitas un gestor o un abogado para hacer las cosas bien. Y después, debes mantenerte y debes pagar muchos impuestos. Si realmente tienes beneficios, una gran parte se va hacia allá. A veces hablamos de la vida de los hoteleros, pero es que la pequeña y mediana empresa está reventada porque es muy complicado. Después pasa lo que pasa…

¿Puedes tener un buen restaurante y mantener precios bajos?
Si quieres cuidar a tus trabajadores y ofrecer un buen producto, debes subir los precios porque si no terminas trabajando para sufrir y por amor al arte. Desde que llegamos aquí, tuvimos claro que debíamos tener un precio medio que es un poco más alto que el del resto del pueblo. Hablamos de entre 50 euros y 70, depende de lo que comas y bebas. Y es difícil meterte porque a la gente le cuesta pagar esos precios, sobre todo entre semana. Pero es que necesitas hacer las cosas de esa manera. Si el gobierno diera más ayudas, pues todo sería más fácil.
Mucha gente va a un restaurante o a otro por el precio. ¿Eso es un error?
Hay de todo… Yo me siento más estafada si pago 20 euros y lo que como es una porquería que si pago 100 y como súper a gusto. Yo entiendo que no todo el mundo sepa valorar lo que tiene delante y no lo pido, cada uno tiene derecho a gastar lo que quiere y lo que puede en los restaurantes. ¿Que no se debería elegir por el precio? Yo no lo hago, aunque sea un factor imprescindible porque todos tenemos el dinero que tenemos y todos miramos el precio cuando vamos a comer. Todos nos movemos por la economía y se debe mirar el precio, pero no debe ser el único factor que haga que elijamos un restaurante u otro porque debes mirar qué hay detrás de ese precio.
¿Los restaurantes en Cataluña son más baratos o más caros en comparación con otros lugares?
Creo que somos de los países más baratos en cuanto a alta gastronomía. El Celler de Can Roca ha sido el mejor restaurante del mundo y puedes comer allí por 190 o 200 euros, mientras que en Francia te piden 80 euros en un restaurante cualquiera. La diferencia es muy exagerada, teniendo en cuenta que allí una comida con estrella nunca bajará de los 500 euros.

También tienes una faceta de escritora con dos libros publicados. ¿Qué te aporta este trabajo extra?
Pues, en primer lugar, mucho trabajo. Debes tener mucho tiempo para poder dar lo mejor de ti… Yo siempre busco los momentos en los que estoy más libre, sobre todo en invierno cuando no hay tanto trabajo en el restaurante. Me gusta mucho escribir libros de cocina porque aprendo mucho y porque después allí tienes tu recetario. Cuando hice el primero sobre los postres, estructuré todo lo que tenía en la mente con todo lo que había aprendido en ese tiempo. Aún ahora, hago uso de ese libro cuando necesito un concepto concreto o recordar la diferencia entre una cosa u otra independientemente de que sea un libro que se está vendiendo. Allí tengo la información recopilada que busqué en su momento. Y el libro sobre las recetas de cocina marinera igual, ya que allí me posicioné y aposté por un producto de territorio al que podía acceder fácilmente y está muy bien.
¿Qué otros proyectos tienes entre manos ahora mismo?
Pues ahora mismo estoy preparando otro libro, pero aún no se puede hablar mucho abiertamente. Solo te diré que aquí hablaremos de comida y bebida, un trabajo a cuatro manos con un sommelier que aportará información muy útil profesionalmente para la gente de casa. Es un libro que me compraría porque daremos una vuelta a eso de mezclar comida y bebida, que es súper importante.