Las tramas abiertas en Com si fos ahir este otoño avanzan a toda velocidad hacia las últimas semanas de emisión antes de la pausa navideña y prometen emociones fuertes como si fuera una vuelta en el Shambala de Port Aventura. Cada uno de los espectadores que sigue la serie diaria de TV3 tiene su historia preferida, pero hay para elegir y revolver. Entre las más dramáticas, está la situación de la Mari Carmen (la abuela entrañable interpretada por la actriz veterana Teresa Urroz), que continúa en coma. Pero también hay de cómicas e intrigantes, como la del Rodri, el falso médico que busca una salida desesperada a su mentira.
Una de las historias angustiosas es la de la desaparición de Ismael (Jaume Solà), el adolescente que pasa el peor momento de su vida después de haber causado el golpe fatal a Mari Carmen –cosa que aún no saben los otros personajes– cuando lo sorprendió robando dinero en el restaurante de su tía, Marta (Sílvia Bel). Además, Ismael se enfrentó a Esteve (Tucho Garzón), el padre maltratador de Joel (Gerard Navarro). De hecho, los Mossos d’Esquadra ya están sobre la pista de su caso y Esteve es el principal sospechoso de la desaparición del chico, pero de momento se mantiene la intriga y no se ha confirmado que sea así.

La divertida historia de Lídia, Gina y Jordi
En la otra cara de la moneda están las tramas divertidas. Y en este terreno el liderazgo es, claramente, para la historia de las primas Gina (Meritxell Huertas) y Lídia (Míriam Alamany), en disputa por la herencia de la tía Matilde. Esta semana se esperan nuevas secuencias en el giro que ha tomado este caso. Lídia hace ver que ha hecho las paces con su prima y que quiere encargarse del interiorismo de la reforma del edificio de Vic que la tía Matilde le ha dejado a Gina. Pero hay muchos indicios que hacen pensar que este acercamiento no persigue objetivos nobles: Lídia ha comenzado a coquetear descaradamente con Jordi (Andrés Herrera), el compañero de Gina, y todo huele a chamusquina y a venganza.

Los aficionados a las tramas gamberras esperan más capítulos de esta trama, que ha tenido su momento más brillante hasta ahora en la escena de Lídia yendo al baño sobre las cenizas de la tía arrojadas con rabia al inodoro, después de descubrir que había dejado el codiciado edificio de Vic a su prima.
El Rodri nota cómo se estrecha el círculo, cada día más cerca de ser descubierto
Y aún queda otra trama que está a punto de caramelo: la del torturado Rodri (Ivan Benet), atrapado en su mentira. Poco a poco, los seguidores de Com si fos ahir han ido descubriendo pistas sobre su secreto. Resulta que no es médico traumatólogo, como está haciendo creer a todos –y trabajando como tal–, sino auxiliar de enfermería. Las dos profesiones son imprescindibles en la sanidad, pero requieren una formación diferente y no son intercambiables. Rodri, por tanto, está cometiendo un fraude de los grandes, un delito, y ha aparecido un personaje que lo puede delatar. Se trata de una antigua compañera de profesión de Mallorca que ahora está en Barcelona. Ya se la ha encontrado dos veces y con algún comentario sobre la verdadera rama sanitaria de Rodri podría hacer caer el castillo de naipes que tiene montado en su actual trabajo, donde es compañero de Andreu (Marc Cartes).

También peligra su relación con Eva (Alícia González Laá), que parece que tiene un pésimo ojo clínico –si se permite el juego de palabras– para las parejas, porque en la séptima temporada de la serie de la cadena de televisión pública catalana, la pasada, ya tropezó con un médico: este sí que era licenciado en medicina, pero resultó racista y homófobo.
Una idea que es una huida hacia adelante pero que encuentra obstáculos
Al ver cómo se estrecha el círculo a su alrededor, Rodri ha comenzado a perder los nervios. La semana pasada se salvó por los pelos –por el trágico empeoramiento de su hermano, que terminó muriendo después de años inmovilizado por una enfermedad degenerativa– de ir a un congreso médico donde podría haber quedado en evidencia. De hecho, los espectadores lo habían visto falsificando la documentación para poder inscribirse.
Ahora, después de encontrarse con la compañera mallorquina por segunda vez, intenta una salida desesperada: quiere dejar la medicina. De momento, ya se lo ha comunicado a Eva: «No me gusta ser médico, me hice por mi hermano», le dice. Ella intenta sacarle la idea de la cabeza, porque piensa que es una reacción al choque de la muerte del hermano. Pero el caso es que Rodri quiere huir de su secreto antes de que explote y comenzar una nueva vida. ¿Lo logrará? En los próximos días se verá a este falso médico aún más acorralado, incluso por una inocente petición de Eva, que aún no sabe lo que está pasando.