El arzobispado de Barcelona se ha visto obligado a reconocer que los abusos sexuales de un cura de Caldes d’Estrac a unos veinte menores durante los años 60 y 70 son una «vergüenza» y que se tendrían que haber investigado. El vicario judicial del arzobispado, Santiago Bueno, ha reconocido en una entrevista en Catalunya Ràdio que «no hay una explicación exculpadora» que justifique que la Iglesia no hiciera nada para investigar los abusos. «En la época de los hechos, se tendría que haber investigado, pero no se hizo», ha dicho.

Bueno ha recordado que «todos los que habrían podido intervenir en aquel momento están muertos» y ha intentado quitarse de encima la responsabilidad. «Los que estamos ahora no sabemos qué pasó», ha dicho, pero ha insistido que «no se puede explicar por qué no se denunció». El vicario judicial ha revelado que el arzobispado ha buscado toda la documentación en lo referente al cura Josep Vendrell después de que varios medios contactaran con ellos para saber si tenían información de los abusos denunciados.

Un padre y un cura dieron la señal de alarma sobre los abusos

Entre la documentación que ha salido a la luz hay la carta de un padre enviada el 1975 al arzobispo de Barcelona, Narcís Jubany, en la cual pedía el traslado de Vendrell a una vicaría donde no hubiera «ningún niño» después de que su hijo le «testimoniara» los abusos. Otro cura también denunció que el rector de Caldes d’Estrac había pedido a varios jóvenes «una práctica sexual inmoral». Aun así, el vicario judicial ha repetido que solo se trataba de «rumores» y que nunca se formalizó una denuncia directa.

El arzobispado tenía constancia de los abusos del cura de Caldes desde el 1975 / Europa Press

«Lo que hemos encontrado es una documentación con información ambivalente», se ha justificado. «Gente que lo defendía y otros que lo acusan». Entre quienes defendían al cura hay las religiosas que llevaban la escuela parroquial donde se produjeron los abusos y la asociación de padres del centro, que no dieron nunca credibilidad a las acusaciones contra Vendrell. Bueno ha insistido que el archivo del arzobispado tiene «miles de documentos» y que sin una «denuncia concreta» no tenían ningún hilo de donde estirar.

El arzobispado está dispuesto a decir toda la «verdad»

Con todo, el religioso no ha tenido más remedio que reconocer que es una «vergüenza» que no se haya hecho nada para investigar las denuncias. «Esto nos deja desolados a todos, humanamente y desde el punto de vista eclesiástico», ha confesado. «Soy partidario de decir la verdad de lo que sabemos». Bueno ha explicado que tienen constancia de dos casos, uno de un joven de Arenys y uno de Caldetes, pero no ha querido salir del discurso de las denuncias.

«Para iniciar una investigación, alguien se tiene que hacer responsable de la denuncia. No podemos investigar con denuncias anónimas. No podemos establecer un estado de delación, porque sería como la Inquisición», se ha justificado. El vicario judicial ha asegurado que han «actuado de buena fe» y que estaban dispuestos a hablar con las víctimas para iniciar un proceso reparador, pero que hasta ahora solo uno ha aceptado ponerse en contacto con el arzobispado. «Nos sorprende que acusen el arzobispado de no investigar si no han venido a denunciarlo», ha sentenciado.

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