Las brujas juegan un papel muy importante en la cultura popular de Cataluña. Utilizadas como chivo expiatorio de todas las calamidades posibles durante la Edad Media, las brujas siempre han estado muy presentes en los cuentos y las leyendas que han pasado de padres a hijos. Y no solo en los libros, sino que estas figuras también han traspasado el papel hasta la televisión en algunas de las series de dibujos animados más recientes del país, como la emblemática Bruixa Avorrida de les Tres Bessones. La cultura popular de las brujas también ha dejado huella en algunos pueblos y municipios del país. De hecho, es precisamente por este motivo que la prestigiosa revista internacional National Geographic nombra a la localidad de Altafulla (Tarragonès) como el pueblo «más embrujado» de toda Cataluña, ya que, según los dichos tradicionales, tres brujas vivieron allí durante muchos años.

La leyenda relata que las tres mujeres vivían en la Vila Closa, que antiguamente estaba completamente amurallada, pero que con el paso de los años ha ido modificándose. Este conjunto histórico-artístico, declarado bien cultural de interés nacional por la Generalitat en 1998, está conformado por un entramado de calles empedradas y casas solariegas que se agrupan en torno al imponente castillo de Montserrat, que data del año 1059, una de las paradas obligatorias en una visita de fin de semana a esta localidad de la costa catalana. A pesar del paso del tiempo, esta edificación medieval aún se conserva en muy buen estado, ya que ha estado habitada durante muchos siglos. Además, para mantener su aspecto original, a medida que algunos elementos del castillo se deterioraban se han ido reconstruyendo. Sin embargo, de la misma manera que la apariencia exterior de la edificación se conserva prácticamente intacta, su interior sí ha sufrido algunas modificaciones a lo largo de los siglos.

Imagen del castillo de Altafulla / Credit Commons

Un pueblo costero medieval

Altafulla es un municipio único que combina a la perfección el mar y la montaña. De hecho, la población está repartida en tres núcleos diferentes: Altafulla centro -donde viven la mayoría de los residentes durante todo el año-, Altafulla playa, donde se concentran la mayoría de segundas residencias, y las Brises del Mar, al norte de la población. Se trata de una población con un fuerte carácter medieval, ya que es la época en que se comenzó a edificar la villa. Sin embargo, en el término municipal también se han encontrado restos prehistóricos y, sobre todo, muchos restos romanos, ya que está situado a pocos kilómetros de la histórica Tàrraco. Aunque el pueblo comenzó a construirse tal como lo conocemos hoy en día durante la Edad Media, la etimología del nombre de la villa podría tener su origen en el periodo de ocupación musulmana del territorio. Concretamente, Altafulla podría traducirse como «la misericordia de Alá» (al-taf-ullah). A pesar de los indicios, esta teoría no ha acabado de confirmarse con certeza.

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