Cataluña es un país rico en paisajes, rico en historia y, como no podía ser de otra manera, rico en gastronomía. Para los amantes de la buena comida que buscan restaurantes que reinterpretan la cocina tradicional y le dan un espíritu más moderno, personal, la prestigiosa Guía Michelin es un buen método para descubrir auténticas joyas gastronómicas escondidas por los rincones del país y, de paso, descubrir pequeños pueblos de Cataluña. Este es el caso del restaurante El Ventador, situado en Barruera, un pequeño pueblo del Valle de Boí, en la Alta Ribagorza, que tiene poco más de doscientos habitantes, según las últimas cifras del Instituto de Estadística de Cataluña (Idescat). Este restaurante familiar de la chef Elisabet Farrero, tal como detallan a través de su página web, ofrece «una cocina artesanal y delicada elaborada con producto de temporada y proximidad»: «Un pequeño lugar donde se respira el aroma de la montaña, la tranquilidad y el gusto por las cosas naturales y bellas».
Descubrir la gastronomía pirenaica reinterpretada de El Ventador también es la excusa para adentrarse en un pequeño pueblo, adscrito al municipio del Valle de Boí, lleno de historia. Barruera es el pueblo central del Valle de Boí y el que tiene más comercios, pero no es el más habitado. En una escapada de fin de semana a este pequeño pueblo del Pirineo Catalán, un destino imprescindible es la iglesia románica de Sant Feliu, que en el año 2000 la UNESCO declaró patrimonio de la humanidad, al igual que las otras iglesias románicas del valle. Este templo se construyó entre el siglo XI y el siglo XIII, aunque durante los siglos posteriores se han llevado a cabo diversas actuaciones de rehabilitación y mantenimiento. Una de las más destacadas se produjo durante la década de los setenta del siglo pasado, momento en que se derribó la sacristía del lado norte, se modificaron los tejados, se derribó una capilla del lado sur y se repicó todo el exterior.

Otras iglesias destacadas
La iglesia románica de Sant Feliu es el monumento por excelencia de Barruera, pero no el único destino que se debe visitar en el pueblo del Valle de Boí. Barruera también tiene la capilla de Sant Salvador, elevada sobre el pueblo, donde una vez al año se celebra una reunión. Durante muchos años, esta capilla ha estado en ruinas, pero recientemente se ha reconstruido. Aunque no constan documentos que permitan saber con certeza la fecha -o, al menos, un período- en que se construyó, el estilo arquitectónico sí permite categorizarla dentro del románico. Por otro lado, también hay una iglesia más pequeña situada dentro del pueblo dedicada a la Purísima Concepción, y una capilla dedicada a la Virgen del Carmen. Todas estas dos construcciones se encuentran dentro del núcleo histórico de la villa.